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Columnista - 11 octubre, 2024

Luis Carlos Vélez

Pasados unos días, ya habiéndose decantado el tema, corre el fuerte runrún de que, efectivamente, RCN le pidió a Vélez que se fuera. O pudo ser también que la emisora le dijo que le “bajara al tono” y él, conociéndolo, prefirió irse; yo habría hecho lo mismo.

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Tristes, desconsolados, estamos los oyentes de la F.M. de RCN. Debo confesar que, en principio, cuando escuché en vivo a Luis Carlos Vélez despedirse de su audiencia, lo primero que se me vino a la cabeza era que el retiro de Jorge Ramos de Univisión, después de 40 años de trabajar ahí, sería la más probable razón de la salida de Vélez, digno reemplazo de Ramos. Inclusive un allegado me dijo el viernes, al otro día de haber recibido el baldado de agua: “Oye, tenaz el despido de Luis Carlos Vélez de RCN, ¿qué pasaría?”. A lo que yo rápidamente respondí: “¿Cómo se te ocurre que lo pudieron haber despedido? ¿Crees que RCN habría perdido a semejante periodista así no más? Él debió renunciar y se me antoja que va para Univisión como reemplazo de Jorge Ramos”.

Pasados unos días, ya habiéndose decantado el tema, corre el fuerte runrún de que, efectivamente, RCN le pidió a Vélez que se fuera. O pudo ser también que la emisora le dijo que le “bajara al tono” y él, conociéndolo, prefirió irse; yo habría hecho lo mismo. Aún guardo la esperanza de levantarme y leer un comunicado aclaratorio, o de RCN o del propio Vélez, diciendo que la decisión del retiro fue del periodista; pero nada, pasan los días y nada. Por eso coge fuerza que sí le dijeron chao. Lamentable, muy lamentable. 

Tengo toda la autoridad para manifestar esto en mi columna porque, desde que tenía 10 años, es decir hace 38, soy fiel oyente mañanero de RCN. Para mí Caracol no existe ni en radio ni en televisión, sencillamente no existe. Padecí en su momento la salida de Juan Gossaín de la cadena básica, salida voluntaria para acceder a un merecidísimo descanso. Y desde ahí, hasta que llegó Vélez a RCN, sufrí lo que no está escrito. Seguía en RCN pero no estaba satisfecho. Llegó Vélez a la F.M. y dejé la básica para irme allí. Y luego, cuando hace un tiempo las fusionaron, volví a mi añorada 770 en A.M. o 93.9 en el F.M. Pero ahora, ¿quién podrá defendernos? Vélez, íntegro, frentero, locuaz, brillante, nos agrupó a un millón de colombianos que nos sentíamos acéfalos en la radio de la mañana y ahora, por malas, torpes y cobardes decisiones de quién sabe quién, quedamos hundidos y mordiendo el polvo. 

Uno no debe estar donde no lo quieren, uno debe estar donde lo admiran y cuidan. Nada qué hacer. Yo también me he ido de donde no me he sentido querido. Punto. ¿Pero, por qué? ¿Por corajudo, por berraco, por hacer un periodismo que se niega a la genuflexión ante los hampones? Triste mensaje, que aporta mucho a la crisis por la que atraviesa nuestra democracia, que nos deja con sentimientos de injusticia y desamparo.

Tampoco he dejado de pensar en Carlos Antonio Vélez, papá de Luis Carlos y a quien sigo desde hace décadas por RCN. Debe estar dolido, si decide salir de la emisora y del canal, lo entiendo. Uno tampoco debe estar donde no le quieren a los hijos. Otra pérdida enorme, Carlos Antonio tiene su estilo, es algo prepotente, pero es el tipo que más sabe de fútbol en Latinoamérica; lo valoran más afuera que en Colombia. Esa sí que es una actitud típica de nosotros, “nadie es profeta en su tierra”. Lamentable también por él, desilusionante. 

A Luis Carlos, a Carlos Antonio, les deseo la mejor suerte del mundo y les agradezco infinitamente, como a Gossaín, al Paché Andrade, a Oscar Restrepo, a Esteban Jaramillo, al “Bocha” Jiménez y a otros, por su compañía durante años, por distraernos, por generar en nosotros pasiones y por querer tanto a Colombia y a fútbol. 

A Juan Lozano, que seguro no tiene nada qué ver con la salida de Vélez, suerte en este nuevo reto, ¡duro con ellos Juan! No sé todavía si me quedaré como escucha de RCN porque los sentimientos que me ha generado todo esto son malucos, me incomodan y duelen mucho. Pero igual, necesitamos una radio y una televisión que representen a los millones de compatriotas que estamos padeciendo este gobierno malsano y canalla, a los que estamos en contra de esta caterva de delincuentes que matan poco a poco a nuestra democracia.

¡Gracias a los Vélez, que merecen nuestro respeto, cariño y agradecimiento!

Por: Jorge Eduardo Ávila

Columnista
11 octubre, 2024

Luis Carlos Vélez

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Eduardo Ávila

Pasados unos días, ya habiéndose decantado el tema, corre el fuerte runrún de que, efectivamente, RCN le pidió a Vélez que se fuera. O pudo ser también que la emisora le dijo que le “bajara al tono” y él, conociéndolo, prefirió irse; yo habría hecho lo mismo.


Tristes, desconsolados, estamos los oyentes de la F.M. de RCN. Debo confesar que, en principio, cuando escuché en vivo a Luis Carlos Vélez despedirse de su audiencia, lo primero que se me vino a la cabeza era que el retiro de Jorge Ramos de Univisión, después de 40 años de trabajar ahí, sería la más probable razón de la salida de Vélez, digno reemplazo de Ramos. Inclusive un allegado me dijo el viernes, al otro día de haber recibido el baldado de agua: “Oye, tenaz el despido de Luis Carlos Vélez de RCN, ¿qué pasaría?”. A lo que yo rápidamente respondí: “¿Cómo se te ocurre que lo pudieron haber despedido? ¿Crees que RCN habría perdido a semejante periodista así no más? Él debió renunciar y se me antoja que va para Univisión como reemplazo de Jorge Ramos”.

Pasados unos días, ya habiéndose decantado el tema, corre el fuerte runrún de que, efectivamente, RCN le pidió a Vélez que se fuera. O pudo ser también que la emisora le dijo que le “bajara al tono” y él, conociéndolo, prefirió irse; yo habría hecho lo mismo. Aún guardo la esperanza de levantarme y leer un comunicado aclaratorio, o de RCN o del propio Vélez, diciendo que la decisión del retiro fue del periodista; pero nada, pasan los días y nada. Por eso coge fuerza que sí le dijeron chao. Lamentable, muy lamentable. 

Tengo toda la autoridad para manifestar esto en mi columna porque, desde que tenía 10 años, es decir hace 38, soy fiel oyente mañanero de RCN. Para mí Caracol no existe ni en radio ni en televisión, sencillamente no existe. Padecí en su momento la salida de Juan Gossaín de la cadena básica, salida voluntaria para acceder a un merecidísimo descanso. Y desde ahí, hasta que llegó Vélez a RCN, sufrí lo que no está escrito. Seguía en RCN pero no estaba satisfecho. Llegó Vélez a la F.M. y dejé la básica para irme allí. Y luego, cuando hace un tiempo las fusionaron, volví a mi añorada 770 en A.M. o 93.9 en el F.M. Pero ahora, ¿quién podrá defendernos? Vélez, íntegro, frentero, locuaz, brillante, nos agrupó a un millón de colombianos que nos sentíamos acéfalos en la radio de la mañana y ahora, por malas, torpes y cobardes decisiones de quién sabe quién, quedamos hundidos y mordiendo el polvo. 

Uno no debe estar donde no lo quieren, uno debe estar donde lo admiran y cuidan. Nada qué hacer. Yo también me he ido de donde no me he sentido querido. Punto. ¿Pero, por qué? ¿Por corajudo, por berraco, por hacer un periodismo que se niega a la genuflexión ante los hampones? Triste mensaje, que aporta mucho a la crisis por la que atraviesa nuestra democracia, que nos deja con sentimientos de injusticia y desamparo.

Tampoco he dejado de pensar en Carlos Antonio Vélez, papá de Luis Carlos y a quien sigo desde hace décadas por RCN. Debe estar dolido, si decide salir de la emisora y del canal, lo entiendo. Uno tampoco debe estar donde no le quieren a los hijos. Otra pérdida enorme, Carlos Antonio tiene su estilo, es algo prepotente, pero es el tipo que más sabe de fútbol en Latinoamérica; lo valoran más afuera que en Colombia. Esa sí que es una actitud típica de nosotros, “nadie es profeta en su tierra”. Lamentable también por él, desilusionante. 

A Luis Carlos, a Carlos Antonio, les deseo la mejor suerte del mundo y les agradezco infinitamente, como a Gossaín, al Paché Andrade, a Oscar Restrepo, a Esteban Jaramillo, al “Bocha” Jiménez y a otros, por su compañía durante años, por distraernos, por generar en nosotros pasiones y por querer tanto a Colombia y a fútbol. 

A Juan Lozano, que seguro no tiene nada qué ver con la salida de Vélez, suerte en este nuevo reto, ¡duro con ellos Juan! No sé todavía si me quedaré como escucha de RCN porque los sentimientos que me ha generado todo esto son malucos, me incomodan y duelen mucho. Pero igual, necesitamos una radio y una televisión que representen a los millones de compatriotas que estamos padeciendo este gobierno malsano y canalla, a los que estamos en contra de esta caterva de delincuentes que matan poco a poco a nuestra democracia.

¡Gracias a los Vélez, que merecen nuestro respeto, cariño y agradecimiento!

Por: Jorge Eduardo Ávila