En el departamento del Cesar debemos romper el círculo vicioso que nos gobierna. Porque, como bien dijo David Lloyd George, primer ministro británico (1916-1922), “las elecciones a veces son la venganza del ciudadano
Los profesores Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, autores del libro ‘Cómo mueren las democracias’, en el capítulo Alianzas Fatídicas describen la fábula de Esopo, el caballo, el ciervo y el cazador. La moraleja de la fábula cuenta que el cazador ayudó al caballo a vengarse del ciervo, logrado el cometido el caballo le dijo al cazador: “Ahora apéate de mí y quítame esos arreos del hocico y el lomo”. “No tan rápido, amigo –respondió el cazador–. Ahora te tengo tomado por la brida y las espuelas y prefiero quedarme contigo como regalo”.
No procuro fingir candidez, concibo la política como un ejercicio que requiere liderazgo y autonomía; asimismo, entiendo la utilidad de las alianzas para disminuir debilidades y ganar fortaleza, sin embargo, este tipo de vínculo en el departamento del Cesar refleja esta frase de película: “No existen aliados en el arte de gobernar solo intereses comunes”.
En el departamento del Cesar, las estructuras políticas son acorazadas, calculadoras y con predominio del personalismo que concibe promiscuidad en la actividad política. No se cumple un precepto natural de la política materializado en el debate y la controversia; sobran dedos de una mano para contar aquellos valerosos que ejercen la función de control político, entre tanto, todos los procesos son desarrollados en escenario notarial bajo el calor del faldón que reparte y formaliza los designios del poder.
El fingido modelo de democracia en el departamento del Cesar, combinado con las alianzas, personifica la moraleja de la fábula “el caballo, el ciervo y el cazador”, con la diferencia de que el caballo no sabía lo que le esperaba con el cazador. Además, el modelo político es excluyente y con connotación de sumisión; esta condición de sometimiento proscribe las capacidades, las cualidades y la preparación.
Para pertenecer al séquito, la veneración es un imperativo o una cláusula de estricto cumplimiento; la participación política como instrumento revelador contraviene el impulso por el aburguesamiento e inflación causado por la mediocridad del ejercicio del poder.
En nuestro territorio tenemos una sociedad cortesana, como lo explica Robert Greene en la ley 24 de su afamado libro ‘Las 48 leyes del poder’. Resalta Greene que es una realidad de la naturaleza humana que la estructura de una sociedad cortesana se conforma en torno al poder. En el pasado, la corte se reunía alrededor del gobernante de turno y cumplía diversas funciones: además de divertir y entretener al soberano, era una forma de reafirmar las jerarquías de la realeza, la nobleza y las clases altas de la sociedad, así como mantener a la nobleza a la vez subordinada y cercana al gobernante, a fin de que este pudiese controlarla.
Por las actuales circunstancias en el departamento del Cesar veo poco probable que haya cambios en las próximas elecciones para el Congreso de la República, sobre todo, por el acomodamiento en el faldón del poder que ostenta el grupo político Monsalvo Gnecco. Mi escepticismo está desprovisto del cálculo político, no omite las horas oscuras de Luis Alberto Monsalvo, que tiene detención domiciliaria, por las presuntas irregularidades en un contrato para el Programa de Alimentación Escolar, PAE, cuando se desempeñó por primera vez en el cargo, ni las estadísticas reveladas por el DANE, que en materia de pobreza extrema ubica al departamento del Cesar en el tercer lugar en el país (270.000 cesarenses), mientras que en situación de pobreza estamos en el quinto lugar (636.000 cesarenses).
Tampoco por la crítica situación del Hospital Rosario Pumarejo de López y del Idreec, altos niveles de desempleo, la inadecuada focalización de la inversión de los recursos provenientes del Sistema General de Regalías, los cuales en el periodo comprendido entre los años 2012 y 2017 ascienden a un valor superior de $2,4 billones, problemas por obras inconclusas, entre otros. Con 12 años en el poder del grupo político Monsalvo–Gnecco, no hay forma de mirar el retrovisor, pues terminarán chuzándose los ojos.
El olor a pobreza se respira en un territorio privilegiado por la naturaleza, no es invento ni un ataque desaforado por efectos políticos, hablo en nombre de la mayoría de los cesarenses, los cuales si las condiciones fueran contrarias no compartirían conmigo en el sentido de señalar como fatídicas las alianzas estructuradas en el departamento del Cesar, para ostentar el poder, pero sin la coincidencia de líderes con visión global de servicio público y con la perspectiva puesta siempre en los objetivos comunes de largo plazo.
No obstante, insisto en que no habrá cambios en el cuadro de los actuales congresistas. El partido Conservador mantendrá su curul con Ape Cuello, que cuenta con un grupo organizado de trabajo continuo y cercano a la gente mediante la gestión orientada en el deporte. Por los lados del partido de la U, los movimientos son hechos con sutileza por la participación de Cristian José Moreno, que incomoda al grupo político Monsalvo Gnecco, debido a su ejercicio de control político y oposición. Sin embargo, su presencia en la lista facilita la consecución de la credencial para Jorge Eliecer Salazar.
Finalmente, en la contienda aparece el bisoño candidato Carlos Felipe Quintero, que a diferencia de su papá no será candidato por Cambio Radical, sino que enfrentará el reto de resucitar el Partido Liberal. Indiscutiblemente, esa osadía, desde luego, muy valiente constituye una situación de alto riesgo. En cuanto al Senado es muy probable que el departamento se quede sin una curul de dos que posee actualmente.
No veo opciones en las agrupaciones políticas denominadas “alternativos”, no por descarte inusitado, sino por precariedad en el trabajo político, reconocimiento de la gente y por desequilibrio económico para enfrentar una campaña demasiado costosa.
Los congresistas tienen función constituyente, legislativa, de control político, judicial, electoral, administrativa, de control público y de protocolo. En el desarrollo de la función legislativa trabajan en la expedición de las leyes del Plan de Desarrollo y de Presupuesto, en ese marco pueden gestionar recursos para la implementación de planes, programas y proyectos en sus territorios de origen.
La gestión es sumamente importante, no obstante, nuestro departamento requiere que su clase política comparta una visión holística de largo plazo para el territorio. No tienen que irse a Harvard, Cesore hace poco lanzó el libro ‘El Cesar: diversificación productiva para el Post–Carbón’. Revisen las propuestas del capítulo uno planteadas por Fernando Herrera, para que construyan iniciativas reales que signifiquen reconversión para la gente que representan. En el departamento del Cesar debemos romper el círculo vicioso que nos gobierna. Porque, como bien dijo David Lloyd George, primer ministro británico (1916-1922), “las elecciones a veces son la venganza del ciudadano”.
Por: Luis Elquis Díaz
@LuchoDiaz12.
En el departamento del Cesar debemos romper el círculo vicioso que nos gobierna. Porque, como bien dijo David Lloyd George, primer ministro británico (1916-1922), “las elecciones a veces son la venganza del ciudadano
Los profesores Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, autores del libro ‘Cómo mueren las democracias’, en el capítulo Alianzas Fatídicas describen la fábula de Esopo, el caballo, el ciervo y el cazador. La moraleja de la fábula cuenta que el cazador ayudó al caballo a vengarse del ciervo, logrado el cometido el caballo le dijo al cazador: “Ahora apéate de mí y quítame esos arreos del hocico y el lomo”. “No tan rápido, amigo –respondió el cazador–. Ahora te tengo tomado por la brida y las espuelas y prefiero quedarme contigo como regalo”.
No procuro fingir candidez, concibo la política como un ejercicio que requiere liderazgo y autonomía; asimismo, entiendo la utilidad de las alianzas para disminuir debilidades y ganar fortaleza, sin embargo, este tipo de vínculo en el departamento del Cesar refleja esta frase de película: “No existen aliados en el arte de gobernar solo intereses comunes”.
En el departamento del Cesar, las estructuras políticas son acorazadas, calculadoras y con predominio del personalismo que concibe promiscuidad en la actividad política. No se cumple un precepto natural de la política materializado en el debate y la controversia; sobran dedos de una mano para contar aquellos valerosos que ejercen la función de control político, entre tanto, todos los procesos son desarrollados en escenario notarial bajo el calor del faldón que reparte y formaliza los designios del poder.
El fingido modelo de democracia en el departamento del Cesar, combinado con las alianzas, personifica la moraleja de la fábula “el caballo, el ciervo y el cazador”, con la diferencia de que el caballo no sabía lo que le esperaba con el cazador. Además, el modelo político es excluyente y con connotación de sumisión; esta condición de sometimiento proscribe las capacidades, las cualidades y la preparación.
Para pertenecer al séquito, la veneración es un imperativo o una cláusula de estricto cumplimiento; la participación política como instrumento revelador contraviene el impulso por el aburguesamiento e inflación causado por la mediocridad del ejercicio del poder.
En nuestro territorio tenemos una sociedad cortesana, como lo explica Robert Greene en la ley 24 de su afamado libro ‘Las 48 leyes del poder’. Resalta Greene que es una realidad de la naturaleza humana que la estructura de una sociedad cortesana se conforma en torno al poder. En el pasado, la corte se reunía alrededor del gobernante de turno y cumplía diversas funciones: además de divertir y entretener al soberano, era una forma de reafirmar las jerarquías de la realeza, la nobleza y las clases altas de la sociedad, así como mantener a la nobleza a la vez subordinada y cercana al gobernante, a fin de que este pudiese controlarla.
Por las actuales circunstancias en el departamento del Cesar veo poco probable que haya cambios en las próximas elecciones para el Congreso de la República, sobre todo, por el acomodamiento en el faldón del poder que ostenta el grupo político Monsalvo Gnecco. Mi escepticismo está desprovisto del cálculo político, no omite las horas oscuras de Luis Alberto Monsalvo, que tiene detención domiciliaria, por las presuntas irregularidades en un contrato para el Programa de Alimentación Escolar, PAE, cuando se desempeñó por primera vez en el cargo, ni las estadísticas reveladas por el DANE, que en materia de pobreza extrema ubica al departamento del Cesar en el tercer lugar en el país (270.000 cesarenses), mientras que en situación de pobreza estamos en el quinto lugar (636.000 cesarenses).
Tampoco por la crítica situación del Hospital Rosario Pumarejo de López y del Idreec, altos niveles de desempleo, la inadecuada focalización de la inversión de los recursos provenientes del Sistema General de Regalías, los cuales en el periodo comprendido entre los años 2012 y 2017 ascienden a un valor superior de $2,4 billones, problemas por obras inconclusas, entre otros. Con 12 años en el poder del grupo político Monsalvo–Gnecco, no hay forma de mirar el retrovisor, pues terminarán chuzándose los ojos.
El olor a pobreza se respira en un territorio privilegiado por la naturaleza, no es invento ni un ataque desaforado por efectos políticos, hablo en nombre de la mayoría de los cesarenses, los cuales si las condiciones fueran contrarias no compartirían conmigo en el sentido de señalar como fatídicas las alianzas estructuradas en el departamento del Cesar, para ostentar el poder, pero sin la coincidencia de líderes con visión global de servicio público y con la perspectiva puesta siempre en los objetivos comunes de largo plazo.
No obstante, insisto en que no habrá cambios en el cuadro de los actuales congresistas. El partido Conservador mantendrá su curul con Ape Cuello, que cuenta con un grupo organizado de trabajo continuo y cercano a la gente mediante la gestión orientada en el deporte. Por los lados del partido de la U, los movimientos son hechos con sutileza por la participación de Cristian José Moreno, que incomoda al grupo político Monsalvo Gnecco, debido a su ejercicio de control político y oposición. Sin embargo, su presencia en la lista facilita la consecución de la credencial para Jorge Eliecer Salazar.
Finalmente, en la contienda aparece el bisoño candidato Carlos Felipe Quintero, que a diferencia de su papá no será candidato por Cambio Radical, sino que enfrentará el reto de resucitar el Partido Liberal. Indiscutiblemente, esa osadía, desde luego, muy valiente constituye una situación de alto riesgo. En cuanto al Senado es muy probable que el departamento se quede sin una curul de dos que posee actualmente.
No veo opciones en las agrupaciones políticas denominadas “alternativos”, no por descarte inusitado, sino por precariedad en el trabajo político, reconocimiento de la gente y por desequilibrio económico para enfrentar una campaña demasiado costosa.
Los congresistas tienen función constituyente, legislativa, de control político, judicial, electoral, administrativa, de control público y de protocolo. En el desarrollo de la función legislativa trabajan en la expedición de las leyes del Plan de Desarrollo y de Presupuesto, en ese marco pueden gestionar recursos para la implementación de planes, programas y proyectos en sus territorios de origen.
La gestión es sumamente importante, no obstante, nuestro departamento requiere que su clase política comparta una visión holística de largo plazo para el territorio. No tienen que irse a Harvard, Cesore hace poco lanzó el libro ‘El Cesar: diversificación productiva para el Post–Carbón’. Revisen las propuestas del capítulo uno planteadas por Fernando Herrera, para que construyan iniciativas reales que signifiquen reconversión para la gente que representan. En el departamento del Cesar debemos romper el círculo vicioso que nos gobierna. Porque, como bien dijo David Lloyd George, primer ministro británico (1916-1922), “las elecciones a veces son la venganza del ciudadano”.
Por: Luis Elquis Díaz
@LuchoDiaz12.