“¡No penséis en un elefante! Hagáis lo que hagáis, no penséis en un elefante”. Pero lo primero que hace la gente es imaginarse un elefante, escribe George Lakoff. Piensan automáticamente, en orejas, patas grandes y en una trompa; y ahí, en ese momento, caen en el marco.
“¡No penséis en un elefante! Hagáis lo que hagáis, no penséis en un elefante”. Pero lo primero que hace la gente es imaginarse un elefante, escribe George Lakoff. Piensan automáticamente, en orejas, patas grandes y en una trompa; y ahí, en ese momento, caen en el marco.
La palabra elefante es, digamos, el marco; es el espacio en donde se desenvuelve y se enmarca la conversación.
Y el marco y la agenda la pone Petro aunque sea desde la provocación, la improvisación y el delirio que son lo suyo. Y casi todos los presidenciables caen en la trampa, en el marco, en la cancha que les marca Petro porque se refieren permanente a lo que diga o haga el presidente. Y con ello el presidente distrae a la opinión y los presidenciables se distraen, contestándole.
Así pues, si los presidenciables se quedan entrampados en la controversia del marco del “elefante” petrista, pues, refuerzan y resaltan ese marco, el de Petro (constituyente, golpe blando, de estado, conspiración para asesinarlo, tren elevado y un largo etcétera) y, lo peor, no usan sus marcos sino el del adversario. Eso puede que les funcione este año, pero no en el 2025 y 26.
La clave de los presidenciables es salirse, en el 2025, de ese marco. Esa es la forma de salir del entrampamiento. Tener otras formas de comunicar, de tomar decisiones, de construir esperanzas y no catastrofismo y de rescatar lo que se ha estado perdiendo, por ejemplo, la salud, la seguridad, el buen gobierno.
Otro tip importante es dónde poner el foco, la atención. Y lo mejor para el país y los presidenciables sería ponerla en los asuntos importantes, es decir, la economía, la seguridad, el buen gobierno y claro, en la falta de resultados de este gobierno en lo que casi todo ha empeorado.
Mientras tanto, Petro andará en lo suyo -lo suyo no es el acuerdo nacional, ese es otro distractor- sino la distracción; aunque para ello use, diga y haga cosas que indignen para que los presidenciales y la opinión, se ocupen de ello y no de lo importante. Es de manual.
La distracción es la táctica. Generar indignación para distraer la atención, como el intercambio de sombreros con Mancuso y el problema es que quizás, necesite, al igual que un drogadicto, provocar dosis más altas de indignación. Eso le está funcionando aunque sea aumentándole los decibeles a la indignación porque lo suyo es la confrontación, el caos, la agitación, la estigmatización, victimización y exculpación. Eso es parte del libreto.
“Si Diana de Gales habla el mundo escucha” (Serie The Crown T.6 Netflix). Lo que el país y los presidenciables tienen que comenzar a hacer a partir del 2025 es no escuchar tanto delirio y blablabá presidencial, sino poner a pensar al país en lo importante, crucial y apremiante, como lo hacía López Michelsen, el hombre que cuando hablaba, el país pensaba.
Por Enrique Herrera
@enriqueha
“¡No penséis en un elefante! Hagáis lo que hagáis, no penséis en un elefante”. Pero lo primero que hace la gente es imaginarse un elefante, escribe George Lakoff. Piensan automáticamente, en orejas, patas grandes y en una trompa; y ahí, en ese momento, caen en el marco.
“¡No penséis en un elefante! Hagáis lo que hagáis, no penséis en un elefante”. Pero lo primero que hace la gente es imaginarse un elefante, escribe George Lakoff. Piensan automáticamente, en orejas, patas grandes y en una trompa; y ahí, en ese momento, caen en el marco.
La palabra elefante es, digamos, el marco; es el espacio en donde se desenvuelve y se enmarca la conversación.
Y el marco y la agenda la pone Petro aunque sea desde la provocación, la improvisación y el delirio que son lo suyo. Y casi todos los presidenciables caen en la trampa, en el marco, en la cancha que les marca Petro porque se refieren permanente a lo que diga o haga el presidente. Y con ello el presidente distrae a la opinión y los presidenciables se distraen, contestándole.
Así pues, si los presidenciables se quedan entrampados en la controversia del marco del “elefante” petrista, pues, refuerzan y resaltan ese marco, el de Petro (constituyente, golpe blando, de estado, conspiración para asesinarlo, tren elevado y un largo etcétera) y, lo peor, no usan sus marcos sino el del adversario. Eso puede que les funcione este año, pero no en el 2025 y 26.
La clave de los presidenciables es salirse, en el 2025, de ese marco. Esa es la forma de salir del entrampamiento. Tener otras formas de comunicar, de tomar decisiones, de construir esperanzas y no catastrofismo y de rescatar lo que se ha estado perdiendo, por ejemplo, la salud, la seguridad, el buen gobierno.
Otro tip importante es dónde poner el foco, la atención. Y lo mejor para el país y los presidenciables sería ponerla en los asuntos importantes, es decir, la economía, la seguridad, el buen gobierno y claro, en la falta de resultados de este gobierno en lo que casi todo ha empeorado.
Mientras tanto, Petro andará en lo suyo -lo suyo no es el acuerdo nacional, ese es otro distractor- sino la distracción; aunque para ello use, diga y haga cosas que indignen para que los presidenciales y la opinión, se ocupen de ello y no de lo importante. Es de manual.
La distracción es la táctica. Generar indignación para distraer la atención, como el intercambio de sombreros con Mancuso y el problema es que quizás, necesite, al igual que un drogadicto, provocar dosis más altas de indignación. Eso le está funcionando aunque sea aumentándole los decibeles a la indignación porque lo suyo es la confrontación, el caos, la agitación, la estigmatización, victimización y exculpación. Eso es parte del libreto.
“Si Diana de Gales habla el mundo escucha” (Serie The Crown T.6 Netflix). Lo que el país y los presidenciables tienen que comenzar a hacer a partir del 2025 es no escuchar tanto delirio y blablabá presidencial, sino poner a pensar al país en lo importante, crucial y apremiante, como lo hacía López Michelsen, el hombre que cuando hablaba, el país pensaba.
Por Enrique Herrera
@enriqueha