Al producirse en Santa Fe de Bogotá el movimiento revolucionario del 20 de julio de 1810 por el incidente de Morales y Llorente de un día de mercado, no logró conmover al criollismo de la provincia de Santa Marta.
Por Ernesto Palencia Caratt
Al producirse en Santa Fe de Bogotá el movimiento revolucionario del 20 de julio de 1810 por el incidente de Morales y Llorente de un día de mercado, no logró conmover al criollismo de la provincia de Santa Marta, que se encontraba gobernada por un hombre indiferente a las convenciones como lo era el señor Acosta. Todo pasó inadvertido de quien ya se ha hecho mención y que era verticalmente realista.
Era una calma patriarcal o un temor disimulado, nadie conceptuaba ni se atrevía siquiera a la insinuación, acaso se trataba de una transitoria perturbación del orden público por parte de los dirigentes intelectuales, José Miguel Pey, Camilo Torres, José Acevedo y Gómez, Jorge Tadeo Lozano, y el inquieto Carbonell, que agitaba los barrios capitalinos para sofocar la revuelta contra la oligarquía peninsular dominante.
El mismo general Tomás Cipriano de Mosquera, en julio 10 de 1878, haciendo alusión sobre lo sucedido aquella ocasión del 20 de julio de 1810: “que el acto de revolución de este día para establecer una junta de gobierno que reemplazara la autoridad de Fernando VII, durante la prisión que redujo al emperador Napoleón no tenía la importancia nacional”.
Por encima de estas circunstancias hay que acertar que la incidencia de Morales y Llorente, prendió la chispa de la insurgencia y que los demás actos como el 23 de mayo en Cartagena, en el que se depuso al gobernador Montes, apenas hacían parte de una constitución a la del 20 de julio 1810.
Escuelas y estudiantes
Como único objetivo de adquirir o afianzar un patrimonio, el aspecto educacional o lo que es lo mismo todo lo que el hombre tiene que aprender por el hombre mismo, corre una suerte de indiferencia, posiblemente de olvido o tal vez falta de incrementación por parte del gobierno. Tal situación, revela de tipo patriarca, que viene a solucionar todos los medios de la subsistencia.
Tenemos el caso del doctor corbacho, oriundo de pivijay y casado con marialuisa Baute pavajeau, distinguida dama, descendente del doctor tomas pavajeau. Pues tenemos la clase de san Agustín, que estribaba a los jóvenes por el camino del honor, de la erudición y los nobles propósitos. Se les trataba con disciplina y carácter, aplicando el castigo de la palmeta, el encierro y el arrodillamiento sobre granos de maíz, parta quienes violaran el orden, no se supiera las elecciones y contestaran con irrespeto.
Presidente academia de historia del cesar
Al producirse en Santa Fe de Bogotá el movimiento revolucionario del 20 de julio de 1810 por el incidente de Morales y Llorente de un día de mercado, no logró conmover al criollismo de la provincia de Santa Marta.
Por Ernesto Palencia Caratt
Al producirse en Santa Fe de Bogotá el movimiento revolucionario del 20 de julio de 1810 por el incidente de Morales y Llorente de un día de mercado, no logró conmover al criollismo de la provincia de Santa Marta, que se encontraba gobernada por un hombre indiferente a las convenciones como lo era el señor Acosta. Todo pasó inadvertido de quien ya se ha hecho mención y que era verticalmente realista.
Era una calma patriarcal o un temor disimulado, nadie conceptuaba ni se atrevía siquiera a la insinuación, acaso se trataba de una transitoria perturbación del orden público por parte de los dirigentes intelectuales, José Miguel Pey, Camilo Torres, José Acevedo y Gómez, Jorge Tadeo Lozano, y el inquieto Carbonell, que agitaba los barrios capitalinos para sofocar la revuelta contra la oligarquía peninsular dominante.
El mismo general Tomás Cipriano de Mosquera, en julio 10 de 1878, haciendo alusión sobre lo sucedido aquella ocasión del 20 de julio de 1810: “que el acto de revolución de este día para establecer una junta de gobierno que reemplazara la autoridad de Fernando VII, durante la prisión que redujo al emperador Napoleón no tenía la importancia nacional”.
Por encima de estas circunstancias hay que acertar que la incidencia de Morales y Llorente, prendió la chispa de la insurgencia y que los demás actos como el 23 de mayo en Cartagena, en el que se depuso al gobernador Montes, apenas hacían parte de una constitución a la del 20 de julio 1810.
Escuelas y estudiantes
Como único objetivo de adquirir o afianzar un patrimonio, el aspecto educacional o lo que es lo mismo todo lo que el hombre tiene que aprender por el hombre mismo, corre una suerte de indiferencia, posiblemente de olvido o tal vez falta de incrementación por parte del gobierno. Tal situación, revela de tipo patriarca, que viene a solucionar todos los medios de la subsistencia.
Tenemos el caso del doctor corbacho, oriundo de pivijay y casado con marialuisa Baute pavajeau, distinguida dama, descendente del doctor tomas pavajeau. Pues tenemos la clase de san Agustín, que estribaba a los jóvenes por el camino del honor, de la erudición y los nobles propósitos. Se les trataba con disciplina y carácter, aplicando el castigo de la palmeta, el encierro y el arrodillamiento sobre granos de maíz, parta quienes violaran el orden, no se supiera las elecciones y contestaran con irrespeto.
Presidente academia de historia del cesar