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Columnista - 22 octubre, 2024

La naturaleza canta: un tributo a nuestro orgullo colombiano

¿Cuándo fue la última vez que te detuviste a escuchar realmente a la naturaleza? No me refiero solo al canto de un ave en el parque o al murmullo de un río durante las vacaciones. Hablo de conectar con esos sonidos que nos rodean y que, en su simplicidad, cuentan la historia de un país.

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¿Cuándo fue la última vez que te detuviste a escuchar realmente a la naturaleza? No me refiero solo al canto de un ave en el parque o al murmullo de un río durante las vacaciones. Hablo de conectar con esos sonidos que nos rodean y que, en su simplicidad, cuentan la historia de un país. Esa conexión fue la que experimenté al escuchar el himno nacional de Colombia interpretado a través de los sonidos de nuestra biodiversidad. No era solo música: era la esencia de Colombia, latiendo en cada nota.

Esta versión del himno me transportó a lo más profundo de nuestra tierra. Cada sonido —el canto de un ave, el murmullo de un río, el susurro del viento entre los árboles— me recordó que somos un país vibrante, rico en vida, en colores y en posibilidades. No es solo un homenaje a nuestras especies; es un símbolo de orgullo patriótico y una celebración de la belleza y el potencial que tenemos para contribuir a la conservación global.

Los comentarios que inundaron las redes tras la difusión de esta versión refuerzan que no fui la única a la que le conmovió. He leído comentarios como: “Magnífica la naturaleza de mi amado país Colombia”, “Wow, vivo en Estados Unidos y hasta ahora puedo reconocer por qué me gusta dormir escuchando sonidos de aves, es porque me recuerda a casa”, y “Majestuoso”. Estas voces reflejan un sentimiento compartido, recordándonos que, aunque estemos lejos, la biodiversidad colombiana sigue siendo parte de quienes somos.

Escuchar esta interpretación me transportó a una época en la que formé parte del equipo de coordinadores de un voluntariado ambiental en el Cesar. Aquellas jornadas de siembra de árboles, junto a otros jóvenes comprometidos, fueron experiencias transformadoras que todos deberíamos vivir. Replantar vida y contribuir a la restauración de nuestro entorno me reconectó conmigo misma y me hizo reflexionar sobre mi lugar en Colombia, uno de los países más biodiversos del mundo. ¡Qué privilegio!

A veces, es fácil olvidar ese orgullo de ser colombianos. Los retos sociales, políticos y económicos nos distraen y, muchas veces, nos decepcionan. Pero iniciativas como esta, que nos devuelven a nuestra esencia, nos recuerdan que somos parte de una riqueza natural y cultural incalculable, y que tenemos una responsabilidad enorme hacia ella.

Me emociona profundamente ver cómo empresas como el grupo SURA se compromete activamente con iniciativas de conservación. Esta interpretación excepcional del himno reúne los cantos de la fauna y sonidos registrados en distintos ecosistemas del país, capturados por biólogos expertos. Esto demuestra que la responsabilidad no recae únicamente en los ambientalistas. Todos, desde las grandes empresas hasta cada uno de nosotros, tenemos un rol que cumplir. Cada decisión que tomamos impacta nuestro entorno.

Nuestra biodiversidad es más que parte de nuestra identidad; es nuestro legado. Asegurémonos de que las futuras generaciones puedan escuchar los mismos sonidos que hoy nos conmueven. Cuidar de nuestro entorno es cuidar de nosotros mismos y de quienes vendrán, construyendo un futuro donde la riqueza natural de Colombia siga siendo un motivo de orgullo para todos.

Por: Sara Montero Muleth

Abogada – Corporación Opción Legal/Mercy Corps

Columnista
22 octubre, 2024

La naturaleza canta: un tributo a nuestro orgullo colombiano

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Sara Montero Muleth

¿Cuándo fue la última vez que te detuviste a escuchar realmente a la naturaleza? No me refiero solo al canto de un ave en el parque o al murmullo de un río durante las vacaciones. Hablo de conectar con esos sonidos que nos rodean y que, en su simplicidad, cuentan la historia de un país.


¿Cuándo fue la última vez que te detuviste a escuchar realmente a la naturaleza? No me refiero solo al canto de un ave en el parque o al murmullo de un río durante las vacaciones. Hablo de conectar con esos sonidos que nos rodean y que, en su simplicidad, cuentan la historia de un país. Esa conexión fue la que experimenté al escuchar el himno nacional de Colombia interpretado a través de los sonidos de nuestra biodiversidad. No era solo música: era la esencia de Colombia, latiendo en cada nota.

Esta versión del himno me transportó a lo más profundo de nuestra tierra. Cada sonido —el canto de un ave, el murmullo de un río, el susurro del viento entre los árboles— me recordó que somos un país vibrante, rico en vida, en colores y en posibilidades. No es solo un homenaje a nuestras especies; es un símbolo de orgullo patriótico y una celebración de la belleza y el potencial que tenemos para contribuir a la conservación global.

Los comentarios que inundaron las redes tras la difusión de esta versión refuerzan que no fui la única a la que le conmovió. He leído comentarios como: “Magnífica la naturaleza de mi amado país Colombia”, “Wow, vivo en Estados Unidos y hasta ahora puedo reconocer por qué me gusta dormir escuchando sonidos de aves, es porque me recuerda a casa”, y “Majestuoso”. Estas voces reflejan un sentimiento compartido, recordándonos que, aunque estemos lejos, la biodiversidad colombiana sigue siendo parte de quienes somos.

Escuchar esta interpretación me transportó a una época en la que formé parte del equipo de coordinadores de un voluntariado ambiental en el Cesar. Aquellas jornadas de siembra de árboles, junto a otros jóvenes comprometidos, fueron experiencias transformadoras que todos deberíamos vivir. Replantar vida y contribuir a la restauración de nuestro entorno me reconectó conmigo misma y me hizo reflexionar sobre mi lugar en Colombia, uno de los países más biodiversos del mundo. ¡Qué privilegio!

A veces, es fácil olvidar ese orgullo de ser colombianos. Los retos sociales, políticos y económicos nos distraen y, muchas veces, nos decepcionan. Pero iniciativas como esta, que nos devuelven a nuestra esencia, nos recuerdan que somos parte de una riqueza natural y cultural incalculable, y que tenemos una responsabilidad enorme hacia ella.

Me emociona profundamente ver cómo empresas como el grupo SURA se compromete activamente con iniciativas de conservación. Esta interpretación excepcional del himno reúne los cantos de la fauna y sonidos registrados en distintos ecosistemas del país, capturados por biólogos expertos. Esto demuestra que la responsabilidad no recae únicamente en los ambientalistas. Todos, desde las grandes empresas hasta cada uno de nosotros, tenemos un rol que cumplir. Cada decisión que tomamos impacta nuestro entorno.

Nuestra biodiversidad es más que parte de nuestra identidad; es nuestro legado. Asegurémonos de que las futuras generaciones puedan escuchar los mismos sonidos que hoy nos conmueven. Cuidar de nuestro entorno es cuidar de nosotros mismos y de quienes vendrán, construyendo un futuro donde la riqueza natural de Colombia siga siendo un motivo de orgullo para todos.

Por: Sara Montero Muleth

Abogada – Corporación Opción Legal/Mercy Corps