Con el paso de los años, las mujeres han conseguido ganar mayor presencia en la industria de los videojuegos a través de propuestas innovadoras que han revolucionado y enriquecido el sector. Esta evolución no ha sido sencilla, pero cada paso ha marcado un cambio significativo.
En el año 2024, las industrias creativas en Colombia representaron el 12,13 % del valor total de la economía nacional, impulsadas por iniciativas gubernamentales y privadas para fortalecer el sector y promover el talento local en áreas como la música, el cine, la moda y los videojuegos. Este crecimiento refleja un impacto significativo en el Producto Interno Bruto (PIB) del país, destacando su rol fundamental en el desarrollo económico y cultural.
Dentro de estas cifras, la industria de los videojuegos se posiciona como uno de los líderes en el mercado global del entretenimiento, con un crecimiento sostenido. Según datos de Newzoo, se estima que en 2024 el sector generó ingresos por 187,7 mil millones de dólares a nivel global, representando un crecimiento del 2,1 % respecto al año anterior.
Es innegable que la cantidad de mujeres ‘gamers’ ha experimentado un aumento notable en los últimos tiempos. Según el estudio Global Gamer Study 2024, el 45 % de los jugadores a nivel mundial son mujeres, lo que indica una creciente influencia femenina en la industria. A pesar de esto, no se observan las mismas proporciones en roles técnicos, donde las mujeres siguen estando subrepresentadas. A nivel global, aproximadamente el 25 % de los trabajadores en áreas como programación y desarrollo son mujeres, reflejando que aún existen obstáculos significativos en estos sectores.
Aunque el interés femenino en la industria ha aumentado, las barreras siguen presentes. Lola Barreto, CEO de Autobotika, comparte su experiencia sobre cómo ha sorteado las dificultades en la industria de los videojuegos en Colombia: “Estudié diseño gráfico y siempre quise hacer videojuegos. Si hubiera tenido la oportunidad de estudiarlos y desarrollarlos hace 20 años, cuando trabajaba en animación, lo habría hecho. Sin embargo, en aquella época, el campo en Colombia era muy restringido e inexistente”.
La falta de oportunidades llevó a Lola a buscar alternativas fuera del país, lo que finalmente le permitió avanzar en su carrera. “Mi carrera se ha construido a partir de las oportunidades que he tenido, pero también de las limitaciones que la misma sociedad impone”.
La falta de representación femenina continúa siendo un reto para la industria del país. Carlos Rocha, CEO de Dreams Uncorporated, coincide en que la ausencia de mujeres en roles técnicos es un obstáculo que aún no se ha superado, y añade: “Ojalá hubiera más mujeres trabajando en la industria. Sin embargo, no ha sido fácil. De las hojas de vida que llegan a una convocatoria, solo el 10 % son mujeres. En las universidades hay muy pocas en ingeniería de sistemas y las programadoras son escasas”.
Según datos de la UNESCO, en 2024 las mujeres representan solo el 35 % de los graduados en programas de informática a nivel global, una cifra que se ha mantenido sin cambios significativos en la última década.
En Colombia existe un interés por parte del 74 % de las mujeres jóvenes en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), pero muchas abandonan antes de culminar sus estudios debido a la falta de apoyo y la persistencia de estereotipos que limitan sus opciones. Lamentablemente, en el imaginario colectivo todavía persiste la idea de que estas profesiones “no son para mujeres”, lo cual impone obstáculos adicionales.
Los estereotipos se programan desde la infancia
Expertos han concluido que los niños y las niñas comienzan a asumir roles de género desde temprana edad como resultado de las expectativas sociales. Aproximadamente a los cuatro años de edad, las niñas ya incorporan conductas asociadas a su género, influyendo en sus elecciones académicas y profesionales futuras.
Esta influencia se refuerza a lo largo del tiempo y contribuye a limitar el acceso de muchas mujeres a áreas técnicas, especialmente en campos como la programación, el desarrollo de software o la ingeniería, donde su participación sigue siendo baja.
Aun así, hay mujeres que han logrado destacarse a pesar de estos obstáculos, y sus testimonios reflejan cómo el entorno educativo, los estereotipos y la falta de oportunidades no han sido impedimentos para abrirse camino en una industria que aún necesita más diversidad.
Aunque el crecimiento de la industria de los videojuegos en Colombia ha sido constante, las barreras para las mujeres en los sectores técnicos persisten y muchas veces se originan desde la infancia, cuando los estereotipos comienzan a moldear decisiones académicas y profesionales.
Un informe elaborado por investigadores de la Universidad de Washington señala que, a partir de los 6 y hasta los 10 años de edad, los niños comienzan a asociar las matemáticas y las ciencias con el género, reforzando un estereotipo erróneo de que las niñas no destacan en estas áreas del conocimiento. Este fenómeno, llamado sesgo de autoselección, está mayormente influenciado por la socialización y los estereotipos, y es una de las principales causas por las que muchas mujeres optan por no seguir carreras en campos como la tecnología y las ciencias exactas.
La UNESCO destaca que factores como el perfil étnico, las condiciones socioeconómicas y el estatus migratorio en las familias influyen en el nivel de apoyo y promoción que se brinda a la ciencia y la tecnología en el hogar. Esto significa que las niñas tienen más probabilidades de optar por áreas STEM en entornos familiares donde ya existen profesionales en estos campos. Sin embargo, aunque la demanda laboral de perfiles STEM está en aumento, la inclusión de niñas y mujeres debe estar alineada con sus propias metas y anhelos personales. No es democrático forzar a una generación entera a definir su futuro únicamente en función de las necesidades del desarrollo industrial.
Para Luis Correa, CEO en C2Games, estas barreras también impactan la representación femenina en la industria tecnológica: “Cuando publicamos ofertas de empleo, la mayoría de las personas que aplican son hombres. No he visto situaciones discriminatorias hacia las mujeres; al contrario, los estudios buscamos activamente más mujeres porque aportan en la diversidad de ideas. Actualmente, contamos con muy pocas mujeres en el equipo, pero las que han ingresado lo han hecho con un portafolio altamente competitivo. La equidad no solo implica brindar oportunidades, también exigir las mismas responsabilidades”.
Más jugadoras, pero menos programadoras
Al analizar la participación femenina en carreras STEM en Colombia, informes recientes indican que solo el 22,6 % de quienes inician estudios universitarios en estas áreas son mujeres. Los expertos destacan una brecha nacional importante, especialmente en campos como la ingeniería y la tecnología. Esto refuerza la necesidad de implementar políticas educativas y de acceso que promuevan una participación más equitativa a nivel nacional.
En todo el mundo se observan crecientes demandas de expertos en disciplinas técnicas. La Unión Europea, en su estrategia para 2025, reconoce una necesidad urgente de fortalecer la formación en áreas STEM, enfocándose en el cierre de brechas de género y en la atracción de talento femenino para impulsar su competitividad tecnológica. América Latina también enfrenta un reto similar, con proyecciones que señalan un déficit creciente de profesionales en tecnologías de la información. El Ministerio de las TIC prevé que se necesitarán cada vez más perfiles capacitados para cubrir la demanda del sector en expansión.
El peligro de esta situación es que la falta de diversidad en la participación termine promoviendo una única perspectiva: una manera homogénea de ver el mundo y de atender sus necesidades. Por lo tanto, corremos el riesgo de acabar desarrollando tecnologías creadas desde la visión de unos pocos, quienes no pueden comprender las particularidades de aquellos que son distintos.
La situación en Colombia refleja el impacto de un entorno que aún lucha contra el machismo, un obstáculo que infortunadamente aún persiste no solo en la industria tecnológica, también en otros sectores. Eva Colasso, cofundadora de Blokwise, comenta al respecto:
“Afrontamos una realidad marcada por el machismo; lo cual es lamentable. Sin embargo, seguimos avanzando, no solo en este sector. Las mujeres debemos tener mayor confianza en nosotras mismas y tomar la iniciativa para dedicarnos a lo que realmente nos apasiona. Aunque en algunas ocasiones me he encontrado comentarios sexistas, mis clientes valoran mi trabajo. Creo que las mujeres deberíamos apoyarnos más y colaborar juntas para transformar el panorama”.
Este escenario de falta de diversidad no es algo exclusivo de la industria de los videojuegos. Olga Paz, comunicadora social especializada en comunicación y cultura, destaca la gravedad del problema en la creación de contenido tecnológico: “La baja participación de mujeres en el desarrollo de software sigue siendo un reto global”.
Aunque en años anteriores se hablaba de un 6 %, informes recientes indican que las mujeres representan actualmente cerca del 27 % de los desarrolladores de software a nivel mundial. Esta cifra, aunque mejor que en el pasado, sigue reflejando una brecha significativa en un campo que impacta directamente las dinámicas sociales, culturales y económicas del mundo actual.
Colombia tiene un potencial enorme para consolidar su industria con un entorno que ya se moviliza hacia modelos internacionales. Ahora el desafío será fortalecer las iniciativas creativas que permitan al país destacar como un referente global en innovación y desarrollo. El panorama es esperanzador y el talento está presente, pero su visibilidad y éxito dependerán del apoyo que reciban en un sector que crece a ritmo acelerado.
Por: Tomás Carrillo.










