Por: * Hernán Maestre Martínez Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse de Besotes sea una realidad es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego. Como nos satisface que la Iglesia Católica Colombiana registre su […]
Por: * Hernán Maestre Martínez
Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse de Besotes sea una realidad es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego.
Como nos satisface que la Iglesia Católica Colombiana registre su gran preocupación por la catastrófica situación ambiental en que nos debatimos, especialmente por la incidencia que tiene sobre el ambiente la desordenada explotación minera, que hoy es referenciada en el Plan de Desarrollo Nacional como una de las máquinas impulsoras de la economía de Colombia.
Apreciamos esta posición, en el entendido que es mucho lo que puede hacer la Iglesia desde la posición estratégica de asumir este tema como objeto de sus preocupaciones, especialmente desde el discurso del púlpito o en la homilía, porque creemos que coadyuva hacia la construcción de una cultura ambiental, ética y responsable frente al manejo de la vida en todas sus formas y en general frente a unas relaciones ecológicas sanas, nos referimos en un horizonte pedagógico educativo hacia la formación de unos nuevos ciudadanos y ciudadanas con capacidad para comprender las dinámicas de contexto en las cuales se encuentran inmersas.
Es relevante que la Iglesia Católica y ojalá que todas las demás iglesias se conecten con la defensa de la sana gestión ambiental y el respeto por el entorno ya que su papel es determinante en la construcción de la nueva sociedad que se requiere para salvar el Planeta Tierra en la cual todos debemos estar empeñados.
Ya conocemos que diversas han sido las concepciones de ambiente que históricamente han acompañado los desarrollos tendientes a racionalizar las relaciones entre los seres humanos y el entorno (ecologicista, tecnologicista, economicista, religiosos, entre otros).
En el desarrollo de este tema, no podemos desconocer la historia del hombre como miembro de la naturaleza por lo que consideramos necesario hacer mención de la gran influencia ejercida por el desarrollo de varias religiones, y encontramos que las religiones orientales, especialmente la religión popular de la China como el Taoísmo sentó sus bases sobre la idea de que el hombre debe esforzarse para vivir en armonía con la naturaleza, pero en contraste la religión occidental asumió un punto de vista muy distinto con respecto a esta relación.
Esta posición occidental está plasmada en la cita bíblica Génesis 1: 28 donde se afirma: “Creced y multiplicaos y henchid la tierra, y enseñoreaos de ella”. Esta doctrina parece condenar al Planeta Tierra a no tener otra razón de existencia que la de servir al hombre. A renglón seguido, dice: “Dominad los peces del mar y a las aves del cielo y a todos los animales que se muevan sobre la tierra”. Pero esta dominación no se ha cumplido, aún con el ascenso dominante del hombre occidental durante la época de las revoluciones agrícola e industrial y obviamente sin descartar otros descubrimientos que también han tenido similares consecuencias en la especial necesidad experimentada por el hombre de forzar la naturaleza para adaptarla a sus deseos, en lugar de obrar de consuno con sus leyes (sostenibilidad).
Es allí donde la Iglesia debe apuntar para ayudar a cambiar ciertos paradigmas que aún subsisten de algunas equivocadas enseñanzas de someter y conquistar la naturaleza según su conveniencia, ya que la Iglesia Católica ha trazado línea gruesa sobre este álgido problema minero ambiental y ecológico, qué saludable sería que desde su estrado ayude con su feligresía en Colombia y el mundo a cambiar de actitud para la convivencia con la naturaleza, porque solo así, diluimos las dificultades y multiplicamos las fuerzas para garantizar nuestra presencia en el Planeta.
*Especialista en Gestión Ambiental
Por: * Hernán Maestre Martínez Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse de Besotes sea una realidad es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego. Como nos satisface que la Iglesia Católica Colombiana registre su […]
Por: * Hernán Maestre Martínez
Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse de Besotes sea una realidad es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego.
Como nos satisface que la Iglesia Católica Colombiana registre su gran preocupación por la catastrófica situación ambiental en que nos debatimos, especialmente por la incidencia que tiene sobre el ambiente la desordenada explotación minera, que hoy es referenciada en el Plan de Desarrollo Nacional como una de las máquinas impulsoras de la economía de Colombia.
Apreciamos esta posición, en el entendido que es mucho lo que puede hacer la Iglesia desde la posición estratégica de asumir este tema como objeto de sus preocupaciones, especialmente desde el discurso del púlpito o en la homilía, porque creemos que coadyuva hacia la construcción de una cultura ambiental, ética y responsable frente al manejo de la vida en todas sus formas y en general frente a unas relaciones ecológicas sanas, nos referimos en un horizonte pedagógico educativo hacia la formación de unos nuevos ciudadanos y ciudadanas con capacidad para comprender las dinámicas de contexto en las cuales se encuentran inmersas.
Es relevante que la Iglesia Católica y ojalá que todas las demás iglesias se conecten con la defensa de la sana gestión ambiental y el respeto por el entorno ya que su papel es determinante en la construcción de la nueva sociedad que se requiere para salvar el Planeta Tierra en la cual todos debemos estar empeñados.
Ya conocemos que diversas han sido las concepciones de ambiente que históricamente han acompañado los desarrollos tendientes a racionalizar las relaciones entre los seres humanos y el entorno (ecologicista, tecnologicista, economicista, religiosos, entre otros).
En el desarrollo de este tema, no podemos desconocer la historia del hombre como miembro de la naturaleza por lo que consideramos necesario hacer mención de la gran influencia ejercida por el desarrollo de varias religiones, y encontramos que las religiones orientales, especialmente la religión popular de la China como el Taoísmo sentó sus bases sobre la idea de que el hombre debe esforzarse para vivir en armonía con la naturaleza, pero en contraste la religión occidental asumió un punto de vista muy distinto con respecto a esta relación.
Esta posición occidental está plasmada en la cita bíblica Génesis 1: 28 donde se afirma: “Creced y multiplicaos y henchid la tierra, y enseñoreaos de ella”. Esta doctrina parece condenar al Planeta Tierra a no tener otra razón de existencia que la de servir al hombre. A renglón seguido, dice: “Dominad los peces del mar y a las aves del cielo y a todos los animales que se muevan sobre la tierra”. Pero esta dominación no se ha cumplido, aún con el ascenso dominante del hombre occidental durante la época de las revoluciones agrícola e industrial y obviamente sin descartar otros descubrimientos que también han tenido similares consecuencias en la especial necesidad experimentada por el hombre de forzar la naturaleza para adaptarla a sus deseos, en lugar de obrar de consuno con sus leyes (sostenibilidad).
Es allí donde la Iglesia debe apuntar para ayudar a cambiar ciertos paradigmas que aún subsisten de algunas equivocadas enseñanzas de someter y conquistar la naturaleza según su conveniencia, ya que la Iglesia Católica ha trazado línea gruesa sobre este álgido problema minero ambiental y ecológico, qué saludable sería que desde su estrado ayude con su feligresía en Colombia y el mundo a cambiar de actitud para la convivencia con la naturaleza, porque solo así, diluimos las dificultades y multiplicamos las fuerzas para garantizar nuestra presencia en el Planeta.
*Especialista en Gestión Ambiental