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Columnista - 30 abril, 2020

Herramienta para los municipios sostenibles

Pueda ser que esta agresión pandémica nos lleve a cambiar para bien, es decir que esta experiencia nos despierte aportando respuesta para participar en un diferente modelo de vivir, para lograr que en el mundo los municipios tengan o cumplan la condición de sostenible, vale decir, que logremos una economía del bien común, que debe […]

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Pueda ser que esta agresión pandémica nos lleve a cambiar para bien, es decir que esta experiencia nos despierte aportando respuesta para participar en un diferente modelo de vivir, para lograr que en el mundo los municipios tengan o cumplan la condición de sostenible, vale decir, que logremos una economía del bien común, que debe basarse en tres niveles fundamentales: social, económico y político. Para lo que se nos viene desde ya debemos empezar a difundir, y vivir los valores de la economía del bien común (ser solidarios), para esto se requiere coordinación y organización interna, comunicación interna e informática; comunicación externa, empresas, consultores; municipios y universidades, en general hay  que buscar aplicar una labor que haga crecer la economía del bien común en las localidades (municipios), o sea, que la cooperación sea la principal herramienta y clave de éxito de las diversas acciones emprendidas.

Ya se puede avizorar para que el nivel económico sea el objetivo primordial de la economía del bien común, las empresas y organizaciones que más contribuyan sean beneficiadas por el sistema, es decir, tanto por los consumidores como por las instituciones y la normativa económica.

Para desarrollar esta matriz del bien común, debe cobijar por lo menos cinco valores fundamentales: dignidad humana, solidaridad, justicia social, sostenibilidad ecológica y obviamente no puede faltar mencionar la democracia, en todo caso, hay mucho por hacer u organizar para lograr un cambio tanto en los modelos de producción como de consumo sin pasar por alto lo que se está dando por llamar economía circular (reducir al mínimo la generación de residuos), utilizar, preservar, conservar, reutilizar, reciclar y hacer eficiente los flujos de recursos naturales renovables, reduciendo el uso de materias primas.

Es preciso mencionar aquí lo que llamamos consumo responsable y para ello, aplicar la educación ambiental que es transversal a todas nuestras actuaciones humanas.

En tanto el nivel político, para la economía del bien común se debe trabajar por el cambio, apuntando al desarrollo democrático y la mejora de la calidad de vida de las personas y así tendremos o lograremos unos municipios para el bien común, ya en algunas partes del mundo se habla o se busca aplicar este modelo. En todo caso, tenemos que cambiar para vivir diferente y mejor y claro, en armonía con la naturaleza para paliar por lo menos en parte la pandemia que ya estamos viviendo y detener e impacto del cambio climático. Amén.         

NOTA: Acatemos el mandato de quedarnos en casa para nuestro bien y el de todos.

Columnista
30 abril, 2020

Herramienta para los municipios sostenibles

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Pueda ser que esta agresión pandémica nos lleve a cambiar para bien, es decir que esta experiencia nos despierte aportando respuesta para participar en un diferente modelo de vivir, para lograr que en el mundo los municipios tengan o cumplan la condición de sostenible, vale decir, que logremos una economía del bien común, que debe […]


Pueda ser que esta agresión pandémica nos lleve a cambiar para bien, es decir que esta experiencia nos despierte aportando respuesta para participar en un diferente modelo de vivir, para lograr que en el mundo los municipios tengan o cumplan la condición de sostenible, vale decir, que logremos una economía del bien común, que debe basarse en tres niveles fundamentales: social, económico y político. Para lo que se nos viene desde ya debemos empezar a difundir, y vivir los valores de la economía del bien común (ser solidarios), para esto se requiere coordinación y organización interna, comunicación interna e informática; comunicación externa, empresas, consultores; municipios y universidades, en general hay  que buscar aplicar una labor que haga crecer la economía del bien común en las localidades (municipios), o sea, que la cooperación sea la principal herramienta y clave de éxito de las diversas acciones emprendidas.

Ya se puede avizorar para que el nivel económico sea el objetivo primordial de la economía del bien común, las empresas y organizaciones que más contribuyan sean beneficiadas por el sistema, es decir, tanto por los consumidores como por las instituciones y la normativa económica.

Para desarrollar esta matriz del bien común, debe cobijar por lo menos cinco valores fundamentales: dignidad humana, solidaridad, justicia social, sostenibilidad ecológica y obviamente no puede faltar mencionar la democracia, en todo caso, hay mucho por hacer u organizar para lograr un cambio tanto en los modelos de producción como de consumo sin pasar por alto lo que se está dando por llamar economía circular (reducir al mínimo la generación de residuos), utilizar, preservar, conservar, reutilizar, reciclar y hacer eficiente los flujos de recursos naturales renovables, reduciendo el uso de materias primas.

Es preciso mencionar aquí lo que llamamos consumo responsable y para ello, aplicar la educación ambiental que es transversal a todas nuestras actuaciones humanas.

En tanto el nivel político, para la economía del bien común se debe trabajar por el cambio, apuntando al desarrollo democrático y la mejora de la calidad de vida de las personas y así tendremos o lograremos unos municipios para el bien común, ya en algunas partes del mundo se habla o se busca aplicar este modelo. En todo caso, tenemos que cambiar para vivir diferente y mejor y claro, en armonía con la naturaleza para paliar por lo menos en parte la pandemia que ya estamos viviendo y detener e impacto del cambio climático. Amén.         

NOTA: Acatemos el mandato de quedarnos en casa para nuestro bien y el de todos.