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Columnista - 29 abril, 2013

Festival, trabajo e ingresos

Como es natural hay diferentes maneras de vivir el Festival Vallenato. Para las élites es el momento de hacer relaciones públicas y del descreste social.

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Por: Rodolfo Quintero Romero

Como es natural hay diferentes maneras de vivir el Festival Vallenato. Para las élites es el momento de hacer relaciones públicas y del descreste social. Para los jóvenes una oportunidad inigualable de diversión masiva, libre y desbordante. Los amantes del vallenato disfrutan su cuarto de hora existencial. En fin, todos pueden divertirse en un ambiente de sana alegría.

Pero detrás de esta fiesta babilónica hay miles de personas que aprovechan el jolgorio para trabajar incansablemente en hoteles, restaurantes, ventas ambulantes, taxis, promociones, agencias de turismo, discotecas, eventos y parrandas y, en todos y cada uno de los servicios que demandan los turistas para sentirse cómodos y felices.

Y a fe que lo hacen muy bien si tomamos como indicador el creciente número de visitantes que año tras año llegan para esta fecha: “turista agradecido atrae más turistas”, decía una sabia frase de marketing turístico.

La universidad Andina le ha puesto números a este impacto económico del Festival en un reciente trabajo que ya fue comentado en este diario por el columnista Pipe Araújo,días atrás. Se habla de más de 50 mil millones de pesos en circulación en la economía localdurante estos días.

El análisis es un tapabocas para aquellos que condenan este tipo de fiestas porque sólo las ven como ocasión para el consumo desmedido de alcohol, ruido, holgazanería, excesos y estímulo a la vida epicúrea y hedonista que tanto mortifica a los espíritus amargados.

Así que si queremos dinamizar nuestra economía necesitamos durante todo el año más eventos, de distinto tipo, que atraiganturistas que generen empleos e ingresos: carnavales;semana santa y Corpus Cristi; festival de verano en julio con conciertos musicales; celebración del 6 de enero; festival de orquestas sinfónicas juveniles del Caribe; festival de historia hispanoamericana; encuentro de cuenteros para rescatar nuestra tradición oral; feria del libro; encuentro de poetas, pintores; sede de campeonatos nacionales deportivos;diálogo de saberes entre culturas indígenas y vallenata; entre otros.

Apostémosle a la economía del ocio y de servicios. Necesitamos aeropuerto moderno e infraestructura adecuada que haga más atractiva la ciudad y sus corregimientos, y, crear fundaciones que organicen dichos eventos. El sector hotelero debe invertir en la construcción de un centro de convenciones para competir como sede de congresos. Los servicios públicos domiciliarios tienen que funcionar bien y la cultura ciudadana convertirse en un atractivo adicional a nuestra reconocida hospitalidad.

 

Columnista
29 abril, 2013

Festival, trabajo e ingresos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodolfo Quintero Romero

Como es natural hay diferentes maneras de vivir el Festival Vallenato. Para las élites es el momento de hacer relaciones públicas y del descreste social.


Por: Rodolfo Quintero Romero

Como es natural hay diferentes maneras de vivir el Festival Vallenato. Para las élites es el momento de hacer relaciones públicas y del descreste social. Para los jóvenes una oportunidad inigualable de diversión masiva, libre y desbordante. Los amantes del vallenato disfrutan su cuarto de hora existencial. En fin, todos pueden divertirse en un ambiente de sana alegría.

Pero detrás de esta fiesta babilónica hay miles de personas que aprovechan el jolgorio para trabajar incansablemente en hoteles, restaurantes, ventas ambulantes, taxis, promociones, agencias de turismo, discotecas, eventos y parrandas y, en todos y cada uno de los servicios que demandan los turistas para sentirse cómodos y felices.

Y a fe que lo hacen muy bien si tomamos como indicador el creciente número de visitantes que año tras año llegan para esta fecha: “turista agradecido atrae más turistas”, decía una sabia frase de marketing turístico.

La universidad Andina le ha puesto números a este impacto económico del Festival en un reciente trabajo que ya fue comentado en este diario por el columnista Pipe Araújo,días atrás. Se habla de más de 50 mil millones de pesos en circulación en la economía localdurante estos días.

El análisis es un tapabocas para aquellos que condenan este tipo de fiestas porque sólo las ven como ocasión para el consumo desmedido de alcohol, ruido, holgazanería, excesos y estímulo a la vida epicúrea y hedonista que tanto mortifica a los espíritus amargados.

Así que si queremos dinamizar nuestra economía necesitamos durante todo el año más eventos, de distinto tipo, que atraiganturistas que generen empleos e ingresos: carnavales;semana santa y Corpus Cristi; festival de verano en julio con conciertos musicales; celebración del 6 de enero; festival de orquestas sinfónicas juveniles del Caribe; festival de historia hispanoamericana; encuentro de cuenteros para rescatar nuestra tradición oral; feria del libro; encuentro de poetas, pintores; sede de campeonatos nacionales deportivos;diálogo de saberes entre culturas indígenas y vallenata; entre otros.

Apostémosle a la economía del ocio y de servicios. Necesitamos aeropuerto moderno e infraestructura adecuada que haga más atractiva la ciudad y sus corregimientos, y, crear fundaciones que organicen dichos eventos. El sector hotelero debe invertir en la construcción de un centro de convenciones para competir como sede de congresos. Los servicios públicos domiciliarios tienen que funcionar bien y la cultura ciudadana convertirse en un atractivo adicional a nuestra reconocida hospitalidad.