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Columnista - 23 septiembre, 2022

El secreto de la violencia

“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”. San Mateo 11,12 En estos días convulsionados y violentos, me quiero referir no a la violencia producida por factores externos o circunstanciales; sino a la violencia espiritual que refleja la intensidad con la que […]

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“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”. San Mateo 11,12

En estos días convulsionados y violentos, me quiero referir no a la violencia producida por factores externos o circunstanciales; sino a la violencia espiritual que refleja la intensidad con la que la generación de los últimos días deberá buscar a Dios. Debemos buscar a Dios con todo nuestro ser, negándonos a nosotros mismos y dejando todos los enredos del mundo para poder correr con pasión y perseverancia la carrera de la vida que tenemos por delante. 

Más allá de los tiempos que nos ha correspondido vivir, esta es la hora para buscar a Dios con violencia. Las señales de los tiempos son claras. El retorno de Cristo es inminente; aquel que nunca se fue, ha prometido volver. Se siente la urgencia de los tiempos. Es menester despertarnos de nuestro sueño y procurar implantar el reino de Dios como nunca antes. 

Considero que la violencia espiritual comienza en la intimidad. Todo empieza con la manera en que asumimos la disciplina de la oración, la adoración, la contemplación, el ayuno, la lectura, el estudio, la meditación, la atención, la absorción y práctica de la verdad.  Una de las cosas más violentas que podemos hacer es rendir todos los elementos de nuestro calendario para subordinarlo al calendario de Dios; lograr pasar del Cronos al Kairós, confiando en la guía de Dios.  

Queridos amigos: No creo que Dios les responda a todos los creyentes del mismo modo. Pese a que Dios no tiene hijos predilectos, les responde de manera diferente a aquellos que se violentan a sí mismos y lo buscan con más diligencia. ¡Aquí está el secreto de la violencia! Con esto quiero inspirarlos a acercarse más al Señor. ¡Correr hacia él y buscarlo con todo el corazón! 

El Señor no hace acepción de personas; sino que, recompensa de igual manera a todos los que lo buscan fervientemente. Este es el camino para entrar a disfrutar de la abundancia y el conocimiento de Dios. Su Palabra nos exhorta a correr la carrera de la vida con entereza y entusiasmo, de tal manera que obtengamos el premio. Y, si bien es cierto que, todos a la verdad corren, no debemos compararnos con los otros corredores, sino permitir que la velocidad de otros corredores en la historia, nos inspire hacia búsquedas mayores de su presencia.  

La invitación de hoy es a perseguir a Dios. Nadie más, excepto nosotros mismos, puede estorbar la carrera. Así que, despojémonos del lastre que nos estorba, del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante, puesto los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe… Fraterno abrazo en Cristo

Columnista
23 septiembre, 2022

El secreto de la violencia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”. San Mateo 11,12 En estos días convulsionados y violentos, me quiero referir no a la violencia producida por factores externos o circunstanciales; sino a la violencia espiritual que refleja la intensidad con la que […]


“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”. San Mateo 11,12

En estos días convulsionados y violentos, me quiero referir no a la violencia producida por factores externos o circunstanciales; sino a la violencia espiritual que refleja la intensidad con la que la generación de los últimos días deberá buscar a Dios. Debemos buscar a Dios con todo nuestro ser, negándonos a nosotros mismos y dejando todos los enredos del mundo para poder correr con pasión y perseverancia la carrera de la vida que tenemos por delante. 

Más allá de los tiempos que nos ha correspondido vivir, esta es la hora para buscar a Dios con violencia. Las señales de los tiempos son claras. El retorno de Cristo es inminente; aquel que nunca se fue, ha prometido volver. Se siente la urgencia de los tiempos. Es menester despertarnos de nuestro sueño y procurar implantar el reino de Dios como nunca antes. 

Considero que la violencia espiritual comienza en la intimidad. Todo empieza con la manera en que asumimos la disciplina de la oración, la adoración, la contemplación, el ayuno, la lectura, el estudio, la meditación, la atención, la absorción y práctica de la verdad.  Una de las cosas más violentas que podemos hacer es rendir todos los elementos de nuestro calendario para subordinarlo al calendario de Dios; lograr pasar del Cronos al Kairós, confiando en la guía de Dios.  

Queridos amigos: No creo que Dios les responda a todos los creyentes del mismo modo. Pese a que Dios no tiene hijos predilectos, les responde de manera diferente a aquellos que se violentan a sí mismos y lo buscan con más diligencia. ¡Aquí está el secreto de la violencia! Con esto quiero inspirarlos a acercarse más al Señor. ¡Correr hacia él y buscarlo con todo el corazón! 

El Señor no hace acepción de personas; sino que, recompensa de igual manera a todos los que lo buscan fervientemente. Este es el camino para entrar a disfrutar de la abundancia y el conocimiento de Dios. Su Palabra nos exhorta a correr la carrera de la vida con entereza y entusiasmo, de tal manera que obtengamos el premio. Y, si bien es cierto que, todos a la verdad corren, no debemos compararnos con los otros corredores, sino permitir que la velocidad de otros corredores en la historia, nos inspire hacia búsquedas mayores de su presencia.  

La invitación de hoy es a perseguir a Dios. Nadie más, excepto nosotros mismos, puede estorbar la carrera. Así que, despojémonos del lastre que nos estorba, del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante, puesto los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe… Fraterno abrazo en Cristo