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Columnista - 8 marzo, 2023

El día después del atraco

El diagnóstico final post mortem de muchos de los negocios que han muerto, tras perder en la fatídica lucha del abrir y cerrar de puertas en la ciudad de Valledupar, es una ya muy famosa y lamentable negación: la inseguridad.

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El diagnóstico final post mortem de muchos de los negocios que han muerto, tras perder en la fatídica lucha del abrir y cerrar de puertas en la ciudad de Valledupar, es una ya muy famosa y lamentable negación: la inseguridad.

Los atracadores no solo están asesinando a personas por robarles algún objeto de valor sino que están matando a los negocios, el sector de los bares y restaurantes de la ciudad está en crisis, a algunos le ha tocado una larga batalla y a otros les ha tocado nacer muertos por la mala hora, la inseguridad, que les tocó; es grande el porcentaje de clientes que ha cambiado sus hábitos por simple supervivencia, “evolucionas o te extingues”, teoría evolucionista a la que el ser humano ha sabido sacarle provecho, ¿o es que tres décadas atrás alguien podría imaginar ver a un vallenato que no le gustara estar en una terraza disfrutando el frescor de la brisa entrelazada en la sombra de un palo de mango? No, pero en la actualidad nos encontramos con los que ni a comer a un centro comercial quieren ir, con los que ni siquiera conocen al vecino por el mutuo temor de los atracos, estas y muchas más evoluciones se pueden ver en la época de la intranquilidad que nos está tocando vivir. 

La autopsia nos arroja un dato puntual y aclaratorio, el sector en general está afectado, esto no es cuestión de estratos, porque los actos delincuenciales van desde el restaurante o bar más encopetado de la ciudad hasta el más modesto. El temor a ser atracado no ha crecido por mera percepción, los videos de las cámaras de seguridad que registran estos actos delictivos corren como pólvora en la redes sociales y crean un manto de zozobra que llama a la autoprotección, no es fácil sentarse donde se ha visto hurtar, agredir, ultrajar… a otra persona.

En Valledupar son muchos los caso de negoción que han sido inaugurados no por los clientes sino por los ladrones y después de esto es muy difícil levantar cabeza, los vándalos que ahora se pasean en caravanas por la ciudad sin Dios ni ley que los ataje, no solo quitan pertenencias sino que dan muerte prematura al sustento de muchas familias; asesinan al neonato al que se le ha invertido los ahorros de muchos años; acribillan el patrimonio de quienes con el sudor de su frente y el don de la creatividad le dan alivio a la economía de una ciudad que lucha por estar en pie con el bastón del rebusque y la informalidad. 

Sí porque no podemos olvidarnos, si no lo sabían, que para variar tenemos una de las mayores marcas en informalidad laboral, no sé si incluyen ahí a nuestros martirizantes y poríferos atracadores, que son nuestros porque en este pueblo SÍ hay ladrones, y lo peor, las autoridades saben dónde están; y que además somos entre las ciudades capitales del país los reyes del rebusque, diría ‘El Flecha’ de Sánchez Juliao, en inglés: “The RebusKing”. 

Sirva este artículo como mi aporte, ya que prefiero el lápiz y el computador ante que las armas, para enviar un #SOS a las autoridades para que vean con ojos de piedad a este sector afectado y que por fin utilicen sus recursos para atacar la inseguridad, no para hacer lo que siempre han hecho ya que la experiencia nos da cuenta de que eso no ha servido de nada.

Sobre esto, ¿a quién le echamos la culpa, al alcalde o la policía? ¿a ambos? No se les ha visto articulación por eso vemos que es común que se les culpe por separado, bueno, ya unos se van y otros quedan, todavía hay fe de que mejoren y esperemos que con los que lleguen podamos rescatar a Valledupar de este caos.

Colofón: De un hecho real y actual, por la falta de autoridad y control al que tenía diez vacas y le robaron siete, lo más fácil que le quedó fue vender las tres restantes, pero al que tiene ciento cincuenta y siete y le roban ocho lo que le queda más fácil es buscar justicia, y cada quien la ve de diferentes ángulos y hasta con diferentes significados, y es de ahí donde parte la descomposición de nuestra sociedad, la falta de atención a los detalles. 

Por Andy Romero Calderón

Columnista
8 marzo, 2023

El día después del atraco

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Andy Romero Calderón

El diagnóstico final post mortem de muchos de los negocios que han muerto, tras perder en la fatídica lucha del abrir y cerrar de puertas en la ciudad de Valledupar, es una ya muy famosa y lamentable negación: la inseguridad.


El diagnóstico final post mortem de muchos de los negocios que han muerto, tras perder en la fatídica lucha del abrir y cerrar de puertas en la ciudad de Valledupar, es una ya muy famosa y lamentable negación: la inseguridad.

Los atracadores no solo están asesinando a personas por robarles algún objeto de valor sino que están matando a los negocios, el sector de los bares y restaurantes de la ciudad está en crisis, a algunos le ha tocado una larga batalla y a otros les ha tocado nacer muertos por la mala hora, la inseguridad, que les tocó; es grande el porcentaje de clientes que ha cambiado sus hábitos por simple supervivencia, “evolucionas o te extingues”, teoría evolucionista a la que el ser humano ha sabido sacarle provecho, ¿o es que tres décadas atrás alguien podría imaginar ver a un vallenato que no le gustara estar en una terraza disfrutando el frescor de la brisa entrelazada en la sombra de un palo de mango? No, pero en la actualidad nos encontramos con los que ni a comer a un centro comercial quieren ir, con los que ni siquiera conocen al vecino por el mutuo temor de los atracos, estas y muchas más evoluciones se pueden ver en la época de la intranquilidad que nos está tocando vivir. 

La autopsia nos arroja un dato puntual y aclaratorio, el sector en general está afectado, esto no es cuestión de estratos, porque los actos delincuenciales van desde el restaurante o bar más encopetado de la ciudad hasta el más modesto. El temor a ser atracado no ha crecido por mera percepción, los videos de las cámaras de seguridad que registran estos actos delictivos corren como pólvora en la redes sociales y crean un manto de zozobra que llama a la autoprotección, no es fácil sentarse donde se ha visto hurtar, agredir, ultrajar… a otra persona.

En Valledupar son muchos los caso de negoción que han sido inaugurados no por los clientes sino por los ladrones y después de esto es muy difícil levantar cabeza, los vándalos que ahora se pasean en caravanas por la ciudad sin Dios ni ley que los ataje, no solo quitan pertenencias sino que dan muerte prematura al sustento de muchas familias; asesinan al neonato al que se le ha invertido los ahorros de muchos años; acribillan el patrimonio de quienes con el sudor de su frente y el don de la creatividad le dan alivio a la economía de una ciudad que lucha por estar en pie con el bastón del rebusque y la informalidad. 

Sí porque no podemos olvidarnos, si no lo sabían, que para variar tenemos una de las mayores marcas en informalidad laboral, no sé si incluyen ahí a nuestros martirizantes y poríferos atracadores, que son nuestros porque en este pueblo SÍ hay ladrones, y lo peor, las autoridades saben dónde están; y que además somos entre las ciudades capitales del país los reyes del rebusque, diría ‘El Flecha’ de Sánchez Juliao, en inglés: “The RebusKing”. 

Sirva este artículo como mi aporte, ya que prefiero el lápiz y el computador ante que las armas, para enviar un #SOS a las autoridades para que vean con ojos de piedad a este sector afectado y que por fin utilicen sus recursos para atacar la inseguridad, no para hacer lo que siempre han hecho ya que la experiencia nos da cuenta de que eso no ha servido de nada.

Sobre esto, ¿a quién le echamos la culpa, al alcalde o la policía? ¿a ambos? No se les ha visto articulación por eso vemos que es común que se les culpe por separado, bueno, ya unos se van y otros quedan, todavía hay fe de que mejoren y esperemos que con los que lleguen podamos rescatar a Valledupar de este caos.

Colofón: De un hecho real y actual, por la falta de autoridad y control al que tenía diez vacas y le robaron siete, lo más fácil que le quedó fue vender las tres restantes, pero al que tiene ciento cincuenta y siete y le roban ocho lo que le queda más fácil es buscar justicia, y cada quien la ve de diferentes ángulos y hasta con diferentes significados, y es de ahí donde parte la descomposición de nuestra sociedad, la falta de atención a los detalles. 

Por Andy Romero Calderón