El 8 de junio, Día del Estudiante, se conmemora esta fecha especial, por eso, ellos son y seguirán siendo nuestro mayor orgullo, motivo por el cual los docentes se unen en un solo corazón para felicitarlos.
El escritor ruso León Tolstoi manifestaba: “El secreto de la felicidad no es hacer lo que se quiere, sino querer siempre lo que se hace”. Este pensamiento, se retoma en el Día del Estudiante, porque para ser exitoso en el estudio, hay que leer permanentemente, escribir sobre lo leído, hacer realidad el proyecto de vida de cada uno, con metas claramente definidas, avanzando positivamente con la orientación del docente, que cumple una función social forjando juventudes para que sean capaces de realizar actividades innovadoras, que se conviertan en descubridores, desarrollando la academia, el liderazgo, el optimismo, superando los miedos, temores y aplicando valores en la prevención de conflictos, sobre todo en estos momentos de cuarentena por el coronavirus.
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El movimiento estudiantil colombiano se inicia desde los albores mismos de la lucha por la liberación política del coloniaje español. En 1871 muchos estudiantes fueron apresados, otros fallecieron por reclamaciones justas. El 7 de Junio de 1954 los estudiantes se rebelaron contra el despotismo de entonces, sentando un precedente histórico contra las injusticias, porque donde hay justicia habrá solidaridad, paz y armonía.
El 8 de junio, día del estudiante, se conmemora esta fecha especial, por eso, ellos son y seguirán siendo nuestro mayor orgullo, motivo por el cual los docentes se unen en un solo corazón para felicitarlos, deseándoles éxito en el presente, pidiéndole a nuestro Padre Celestial que derrame bendiciones sobre ellos para que continúen irradiando juventud, alegría, hermandad, sinceridad, solidaridad, autocontrol, autodisciplina y automotivación.
Cada docente es un convencido que debe valorar a los estudiantes levantándoles la autoestima para que puedan actuar independientemente, asumiendo sus responsabilidades, sintiéndose orgullosos de sus logros, aprendiendo de los errores para no repetirlos, afrontando nuevos retos con entusiasmo, dando a conocer de forma espontánea amplitud de emociones, de sentimientos, encarando las frustraciones al comprometerse consigo mismo y con los demás como un continuo mejoramiento de calidad de vida; estrechando lazos de fraternidad con firmeza, disfrutando al máximo de lo que Dios ha puesto en ese camino que será disfrutado mientras lo recorres, en las relaciones con las personas que te respetan y aman, porque son importantes en tu crecimiento espiritual e intelectual.
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El docente cumple la función social con los estudiantes cuando desarrolla su digna labor con ética, pasión, humildad, recreando los conocimientos en cada encuentro académico, despertando el interés por aprender, reaprender y desaprender porque permite conocerlos mejor sobre: ¿Cómo se sienten, cómo piensan, cómo aprenden, cómo reflexionan, cómo elaboran análisis crítico, cómo leen, cómo interactúan? Con los anteriores interrogantes el estudiante se siente capaz y se muestra confiado, por ello, reafirma su propia valía con un espíritu emprendedor y alegre que los fortifica con una actitud positiva hacia el éxito, con una combinación de bondad y sabiduría en la construcción del conocimiento, ahora de manera virtual, en esta época de pandemia.
Para que los estudiantes puedan tener una tranquila y alegre convivencia deben tener fe en Dios y en ellos mismos, porque el docente cumple su función social cuando cultiva en sus estudiantes el amor por la lectura y la escritura fomentando su intelectualidad a través de la ciencia, la investigación, los principios éticos, cumpliendo con la misión de educar integralmente en valores y conocimientos.
El escritor Norteamericano William Faulkner decía: “La sabiduría suprema es tener grandes sueños, para no perderlos de vista, mientras se persiguen”. Este pensamiento se aplica a los estudiantes en su día, porque hay que estimularlos con aprendizajes significativos, para que produzcan sus propias ideas, desarrollando en ellos la habilidad para decidir correctamente sobre su proyecto de vida con docentes que cumplan con su función social inspirando confianza, haciendo que las actividades difíciles aparezcan fáciles, despertándoles curiosidad para seguir aprendiendo durante toda la vida.
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Recuerde que: “Leer antes de dormir, libera la mente de los trastornos del día y permite conocer otros mundos, oxigenando la mente”.
¡Felicitaciones y lluvias de bendiciones a todos los estudiantes en su día!
Por la profesora: Librada Nieto de Torres.
El 8 de junio, Día del Estudiante, se conmemora esta fecha especial, por eso, ellos son y seguirán siendo nuestro mayor orgullo, motivo por el cual los docentes se unen en un solo corazón para felicitarlos.
El escritor ruso León Tolstoi manifestaba: “El secreto de la felicidad no es hacer lo que se quiere, sino querer siempre lo que se hace”. Este pensamiento, se retoma en el Día del Estudiante, porque para ser exitoso en el estudio, hay que leer permanentemente, escribir sobre lo leído, hacer realidad el proyecto de vida de cada uno, con metas claramente definidas, avanzando positivamente con la orientación del docente, que cumple una función social forjando juventudes para que sean capaces de realizar actividades innovadoras, que se conviertan en descubridores, desarrollando la academia, el liderazgo, el optimismo, superando los miedos, temores y aplicando valores en la prevención de conflictos, sobre todo en estos momentos de cuarentena por el coronavirus.
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El movimiento estudiantil colombiano se inicia desde los albores mismos de la lucha por la liberación política del coloniaje español. En 1871 muchos estudiantes fueron apresados, otros fallecieron por reclamaciones justas. El 7 de Junio de 1954 los estudiantes se rebelaron contra el despotismo de entonces, sentando un precedente histórico contra las injusticias, porque donde hay justicia habrá solidaridad, paz y armonía.
El 8 de junio, día del estudiante, se conmemora esta fecha especial, por eso, ellos son y seguirán siendo nuestro mayor orgullo, motivo por el cual los docentes se unen en un solo corazón para felicitarlos, deseándoles éxito en el presente, pidiéndole a nuestro Padre Celestial que derrame bendiciones sobre ellos para que continúen irradiando juventud, alegría, hermandad, sinceridad, solidaridad, autocontrol, autodisciplina y automotivación.
Cada docente es un convencido que debe valorar a los estudiantes levantándoles la autoestima para que puedan actuar independientemente, asumiendo sus responsabilidades, sintiéndose orgullosos de sus logros, aprendiendo de los errores para no repetirlos, afrontando nuevos retos con entusiasmo, dando a conocer de forma espontánea amplitud de emociones, de sentimientos, encarando las frustraciones al comprometerse consigo mismo y con los demás como un continuo mejoramiento de calidad de vida; estrechando lazos de fraternidad con firmeza, disfrutando al máximo de lo que Dios ha puesto en ese camino que será disfrutado mientras lo recorres, en las relaciones con las personas que te respetan y aman, porque son importantes en tu crecimiento espiritual e intelectual.
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El docente cumple la función social con los estudiantes cuando desarrolla su digna labor con ética, pasión, humildad, recreando los conocimientos en cada encuentro académico, despertando el interés por aprender, reaprender y desaprender porque permite conocerlos mejor sobre: ¿Cómo se sienten, cómo piensan, cómo aprenden, cómo reflexionan, cómo elaboran análisis crítico, cómo leen, cómo interactúan? Con los anteriores interrogantes el estudiante se siente capaz y se muestra confiado, por ello, reafirma su propia valía con un espíritu emprendedor y alegre que los fortifica con una actitud positiva hacia el éxito, con una combinación de bondad y sabiduría en la construcción del conocimiento, ahora de manera virtual, en esta época de pandemia.
Para que los estudiantes puedan tener una tranquila y alegre convivencia deben tener fe en Dios y en ellos mismos, porque el docente cumple su función social cuando cultiva en sus estudiantes el amor por la lectura y la escritura fomentando su intelectualidad a través de la ciencia, la investigación, los principios éticos, cumpliendo con la misión de educar integralmente en valores y conocimientos.
El escritor Norteamericano William Faulkner decía: “La sabiduría suprema es tener grandes sueños, para no perderlos de vista, mientras se persiguen”. Este pensamiento se aplica a los estudiantes en su día, porque hay que estimularlos con aprendizajes significativos, para que produzcan sus propias ideas, desarrollando en ellos la habilidad para decidir correctamente sobre su proyecto de vida con docentes que cumplan con su función social inspirando confianza, haciendo que las actividades difíciles aparezcan fáciles, despertándoles curiosidad para seguir aprendiendo durante toda la vida.
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Recuerde que: “Leer antes de dormir, libera la mente de los trastornos del día y permite conocer otros mundos, oxigenando la mente”.
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Por la profesora: Librada Nieto de Torres.