Pues bien, ayer fue el Día Mundial del Folclor y no vi a ninguno de ellos celebrar con bombos y platillos, ni promover eventos folclóricos vallenatos para continuar con la tarea de momificar algunos aspectos de nuestra cultura, como, al parecer, es el objetivo en muchos casos.
En nuestro medio hay un grupo numeroso de defensores, cultores y promotores del folclor vallenato, la gran mayoría lo es más de la música y en especial de unos aires y estructuras o cánones que ellos mismos inventaron, arraigaron y validaron; algunos dicen que se hacen matar por esa causa, otros manifiestan que mientras estén vivos no transigirán con ningún tipo de hibridación o supuestas innovaciones que lo desdibujan y lo llevarían a desaparecer.
Pues bien, ayer fue el Día Mundial del Folclor y no vi a ninguno de ellos celebrar con bombos y platillos, ni promover eventos folclóricos vallenatos para continuar con la tarea de momificar algunos aspectos de nuestra cultura, como, al parecer, es el objetivo en muchos casos.
Poco a poco se ha venido decantando el grupo y hoy ya sabemos que buena parte de estos señores son casi todos mayores de 70 años, ellos y algunos también juiciosos analistas de la música, que estamos cerca de esa edad pero que no los hemos podido alcanzar, en ocasiones nos trenzamos en discusiones insulsas o bizantinas en las que los mayores se sienten ofendidos y golpeados por lo que nos tratan de irrespetuosos y groseros, simplemente porque cuestionamos la manera como pretenden defender el bonito legado cultural que tenemos.
Los jóvenes que hacen musica hoy en día también están haciendo folclor, la única diferencia es que este folclor en ocasiones no cumple con los cánones preestablecidos por aquellos, ahora que algunos se autodenominan folcloristas de moda y que otros simplemente quieren seguir siendo folcloristas de antaño, valdría la pena analizar con cabeza fría si las formas como estamos tratando de proteger nuestro folclor son las adecuadas.
¿Si los festivales de concursos son una manera de promover el vallenato clásico, estamos haciendo algo por preservarlos o poco a poco los estamos conduciendo a su extinción con prácticas cuestionables?
¿Será que la simple normatización o legalización de parámetros mediante decretos y resoluciones son suficientes para proteger, promover y defender unas costumbres y tradiciones?
¿Sí han dado los resultados esperados, arduas tareas como la creación del Plan Especial de Salvaguardia de nuestra música o lograr que la Unesco la reconozca como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad al que hay que proteger?
Podríamos hacernos muchas más preguntas por ese estilo y estoy seguro de que nos llevarían a concluir que los cien años que llevamos cultivando este folclor regional no han sido en vano, pero lo cierto es que en la mayoría de veces caemos en el error de creer que solo existe una manera adecuada de promover y defender nuestras tradiciones culturales y es aquella que nosotros empleamos, no damos la más mínima posibilidad de analizar si otros pueden tener razón, y que pueden haber otras maneras, incluso más eficaces, para preservar y mostrar a las generaciones venideras lo que hicieron nuestros juglares.
En el próximo año, el 22 de agosto Día Mundial del Folclor, les propongo que hagamos un encuentro de folcloristas del vallenato, para que evaluemos todo el trabajo realizado hasta ahora y tomemos medidas efectivas al respecto.
Colofón: me cuentan las malas lenguas que en el pasado Festival Etnocultural del Arroz, en el corregimiento de Badillo, jurisdicción de Valledupar, la mayoría de participantes foráneos, concretamente en el concurso de la canción inédita, se regresaron decepcionados porque el fallo fue localista y amañado, quienes tengan más información me la pueden suministrar para analizarla, aunque algunos me ataquen por no comulgar con este tipo de prácticas.
Por Jorge Naín Ruiz Ditta.
Pues bien, ayer fue el Día Mundial del Folclor y no vi a ninguno de ellos celebrar con bombos y platillos, ni promover eventos folclóricos vallenatos para continuar con la tarea de momificar algunos aspectos de nuestra cultura, como, al parecer, es el objetivo en muchos casos.
En nuestro medio hay un grupo numeroso de defensores, cultores y promotores del folclor vallenato, la gran mayoría lo es más de la música y en especial de unos aires y estructuras o cánones que ellos mismos inventaron, arraigaron y validaron; algunos dicen que se hacen matar por esa causa, otros manifiestan que mientras estén vivos no transigirán con ningún tipo de hibridación o supuestas innovaciones que lo desdibujan y lo llevarían a desaparecer.
Pues bien, ayer fue el Día Mundial del Folclor y no vi a ninguno de ellos celebrar con bombos y platillos, ni promover eventos folclóricos vallenatos para continuar con la tarea de momificar algunos aspectos de nuestra cultura, como, al parecer, es el objetivo en muchos casos.
Poco a poco se ha venido decantando el grupo y hoy ya sabemos que buena parte de estos señores son casi todos mayores de 70 años, ellos y algunos también juiciosos analistas de la música, que estamos cerca de esa edad pero que no los hemos podido alcanzar, en ocasiones nos trenzamos en discusiones insulsas o bizantinas en las que los mayores se sienten ofendidos y golpeados por lo que nos tratan de irrespetuosos y groseros, simplemente porque cuestionamos la manera como pretenden defender el bonito legado cultural que tenemos.
Los jóvenes que hacen musica hoy en día también están haciendo folclor, la única diferencia es que este folclor en ocasiones no cumple con los cánones preestablecidos por aquellos, ahora que algunos se autodenominan folcloristas de moda y que otros simplemente quieren seguir siendo folcloristas de antaño, valdría la pena analizar con cabeza fría si las formas como estamos tratando de proteger nuestro folclor son las adecuadas.
¿Si los festivales de concursos son una manera de promover el vallenato clásico, estamos haciendo algo por preservarlos o poco a poco los estamos conduciendo a su extinción con prácticas cuestionables?
¿Será que la simple normatización o legalización de parámetros mediante decretos y resoluciones son suficientes para proteger, promover y defender unas costumbres y tradiciones?
¿Sí han dado los resultados esperados, arduas tareas como la creación del Plan Especial de Salvaguardia de nuestra música o lograr que la Unesco la reconozca como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad al que hay que proteger?
Podríamos hacernos muchas más preguntas por ese estilo y estoy seguro de que nos llevarían a concluir que los cien años que llevamos cultivando este folclor regional no han sido en vano, pero lo cierto es que en la mayoría de veces caemos en el error de creer que solo existe una manera adecuada de promover y defender nuestras tradiciones culturales y es aquella que nosotros empleamos, no damos la más mínima posibilidad de analizar si otros pueden tener razón, y que pueden haber otras maneras, incluso más eficaces, para preservar y mostrar a las generaciones venideras lo que hicieron nuestros juglares.
En el próximo año, el 22 de agosto Día Mundial del Folclor, les propongo que hagamos un encuentro de folcloristas del vallenato, para que evaluemos todo el trabajo realizado hasta ahora y tomemos medidas efectivas al respecto.
Colofón: me cuentan las malas lenguas que en el pasado Festival Etnocultural del Arroz, en el corregimiento de Badillo, jurisdicción de Valledupar, la mayoría de participantes foráneos, concretamente en el concurso de la canción inédita, se regresaron decepcionados porque el fallo fue localista y amañado, quienes tengan más información me la pueden suministrar para analizarla, aunque algunos me ataquen por no comulgar con este tipo de prácticas.
Por Jorge Naín Ruiz Ditta.