Durante años, Elon Musk ha sido sinónimo de revolución automotriz. Su apuesta por los vehículos eléctricos puso de cabeza a la industria y convirtió a Tesla en una de las marcas más valiosas del planeta. Pero hoy, el mundo está mirando hacia otro lado. Toyota, el mayor fabricante de automóviles del mundo, ha anunciado que para 2026 lanzará masivamente autos impulsados por hidrógeno, una tecnología que muchos —incluyendo Musk— consideraban inútil. Y lo hace con cifras que desafían toda lógica del mercado.
¿Cómo funciona un auto de hidrógeno? Un vehículo de hidrógeno no utiliza combustión ni baterías como fuente directa de tracción. En su lugar, emplea una celda de combustible que mezcla hidrógeno almacenado con oxígeno del aire, generando electricidad en tiempo real y emitiendo como único residuo vapor de agua. Esto permite una experiencia de conducción 100 % limpia sin necesidad de recargas eléctricas ni largas esperas, con una autonomía superior a 1.000 km y recarga en 5 minutos.
Elon Musk, ¿víctima de su propio escepticismo? En múltiples entrevistas, Elon Musk se ha referido a la tecnología de hidrógeno como: “La cosa más tonta que he escuchado para autos”.
También tuiteó: “Las celdas de combustible son más bien celdas de tontos”.
Pero mientras Musk se burlaba, Toyota avanzaba. En 2024, su presidente Koji Sato declaró: “Nuestro objetivo es acelerar la implementación del hidrógeno en todas las áreas posibles. Es un pilar clave para lograr la neutralidad de carbono”.
A pesar de que el vehículo de hidrógeno tiene un costo inicial más alto, su gasto operativo se acerca bastante al eléctrico y es sustancialmente más bajo que el de gasolina.
Gasolina: Alta huella de carbono. Su cadena de extracción, refinamiento, transporte y uso genera contaminantes, además de CO₂.
Eléctrico: Si bien no emite CO₂ al rodar, su producción es cuestionada por el uso intensivo de litio, cobalto, níquel y tierras raras. Además, el reciclaje de baterías aún es incipiente y su huella minera es significativa.
Hidrógeno verde: Se obtiene por electrólisis con fuentes renovables. No requiere baterías grandes, ni minería masiva de materiales críticos. Emite solo vapor de agua y es, potencialmente, la tecnología más limpia en todo su ciclo de vida.
¿Está Elon Musk atrapado en su propia narrativa? La innovación requiere visión, pero también humildad para adaptarse. Musk revolucionó el mundo con Tesla, pero si no pivotea hacia tecnologías más limpias, rápidas y eficientes, podría terminar repitiendo la historia de Blackberry o Kodak: pioneros que no quisieron cambiar.
Toyota, por el contrario, ha jugado al largo plazo. Mientras el mundo discutía si el hidrógeno era viable, ellos lo desarrollaron en silencio. Hoy, el Toyota Mirai es una realidad, y para 2026 se avecina una producción masiva que podría desplazar gradualmente tanto a los eléctricos como a los de combustión.
Reflexión final. La movilidad del futuro no será solo eléctrica. Será limpia, rápida, eficiente y sin comprometer recursos naturales ni depender de cadenas mineras contaminantes. El hidrógeno, en ese sentido, representa un nuevo paradigma.
¿Qué elegirá el mundo? Un auto que se recarga en 8 horas o uno que se llena en 5 minutos y anda el doble.
¿Seguir con litio o avanzar con agua? La historia se está escribiendo. Y Musk, esta vez, no la está redactando solo.
Por: Hernán Restrepo.












