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Los BRICS y la Ruta de la Seda

El nombre de Ruta de la Seda fue dado por el alemán Ferdinand Freiherr von Richathofen tras sus viajes por estos recorridos en el siglo XIX.

Los BRICS y la Ruta de la Seda

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El nombre de Ruta de la Seda fue dado por el alemán Ferdinand Freiherr von Richathofen tras sus viajes por estos recorridos en el siglo XIX. Consistía en el intercambio comercial entre el sudeste asiático y el mediterráneo europeo; el principal producto era la seda, de mucho prestigio. Los chinos son precursores del comercio internacional, esta actividad la ejercieron desde el siglo IV a. C. antes que fenicios y persas. Esa es su genética. A partir del “descubrimiento” de América, la Ruta de la Seda fue perdiendo valor, pero a partir del resurgimiento de China, este concepto comercial ha sido revalidado; en 2014, la UNESCO eligió esta ruta como Patrimonio de la Humanidad.

Hoy, China es la segunda potencia económica, en términos de PIB, y tecnológica del mundo. El PIB es un valor relativo porque no todo lo que incluye favorece a la humanidad. Si a EE. UU le quitamos la inversión militar, su PIB se derrumba porque la inversión en armamentos no se redistribuye a la población, sino que la empobrece. 

Ahora la Ruta de la Seda se ha ampliado a casi todo el mundo y eso no atenta contra nadie. Un mundo unipolar no es democrático, el concepto de libre mercado, postulado máximo del capitalismo, no debe tener restricciones ni estar en función de intereses particulares. Colombia siempre ha sido una colonia comercial, sus relaciones han estado limitadas por la geopolítica y así no deben funcionar los estados, cuando son libres. El viaje misional del presidente Petro a China en calidad de presidente de la CELAC ha puesto nerviosos a muchos por una distorsión cognitiva deliberada, manera enfermiza de mirar los acontecimientos; ya funcionarios de los EE. UU han dicho que este es un error.

¿Quiénes son ellos para calificar nuestras decisiones como Nación? ¿Acaso la China y la CELAC padecen algún virus mortal? La CELAC promueve la integración y desarrollo de los países latinoamericanos y caribeños con todo el derecho y la razón que tienen para hacerlo; China es un país abierto al intercambio comercial y dispuesto a la financiación de proyectos de inversión con tasas de interés más favorables; los cuatro bancos más grandes del mundo están en China y también tienen el puerto más grande; este país es un gigante al cual vale la pena acercarse no para tirarle con la honda de David. Con razón N. Bonaparte dijo: “Dejad que los chinos duerman porque, ¡ay cuando despierten!”. 

Creo que el fantasma de los BRICS, una alianza socioeconómica, camina paralelo a la Ruta de la Seda y esto los atormenta. No es para menos, los BRICS representan el 37.4 % del PIB y el 45 % de la población mundial contra el 10 % del G7. Ya son muchos los países del continente americano que tienen relaciones comerciales con China, incluso los EE. UU.; en el Perú, la China está construyendo el puerto más grande de Latinoamérica, una ventana al Pacífico. El concepto de patio trasero de los EE. UU. debe ser revisado igual que la autonomía de los pueblos para auto regirse.

El sistema de castigos financieros y comerciales para la libre escogencia de las formas de gobernarnos debe terminar; la diferenciación de tratamientos y tasas financieras entre países obedientes y países díscolos, atentan contra la democracia y la justicia internacional; las amenazas sobre visas y restricciones comerciales y tecnológicas son un insulto a la dignidad de los pueblos; esto es extorsivo. Colombia puede y debe comercializar con todo el mundo, donde más le convenga. Un argumento infantil que he escuchado de algunos fundamentalistas gringófilos es que tendremos una balanza deficitaria con China.

¿Y con cual país la tenemos superavitaria? Dos casos representativos son Corea y los EE. UU., países con los cuales tenemos tratados comerciales; en 2024, nuestra balanza comercial fue negativa 24.5 % con los EE. UU. y 11.7 % con Corea; en ambos casos el déficit fue incremental respecto a 2023. Eso refleja que somos un país subdesarrollado, que poco tenemos que ofrecer, casi todo commodities. Este déficit solo se supera exportando conocimiento y valor agregado, no con lealtades espurias.   

Por: Luis Napoleón de Armas P.

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