La obligada visita a la capital de nuestra nación y al recogimiento de la Semana Mayor hicieron que me aislara de la lectura de nuestro periódico regional EL PILÓN. Ya de vuelta a la cotidianidad, me es grato al desempolvar la acumulación de los ejemplares de los últimos 15 días, la lectura de la inauguración de la Fase II sede La Paz de la Universidad Nacional, conocida popularmente por sus educandos y sector poblacional afín como “La Nacho”, con aulas, laboratorios, auditorio, zonas de bienestar y espacio de recreación, con capacidad de 1.421 personas. La anterior noticia me embarga de emoción y reflexión sobre la comunidad del municipio de La Paz, antiguamente de Robles, como se conocía cuando el Dpto. del Cesar pertenecía territorialmente al Magdalena.
No hay duda que La Paz está llamado a convertirse en uno de los más conocidos a nivel nacional por su atractivo estatus educativo debido a la Universidad mencionada. Esto demanda al colegio Ciro Pupo Martínez, elevar su nivel educativo para que sea fuente de nutrición natural de ese claustro universitario al igual que los colegios de los municipios circunvecinos, incluyendo a Valledupar, y de los departamentos de La Guajira, los Santanderes, y del resto de nuestra amada Colombia. Esto no riñe con los propósitos de nuestra honrosa y querida Universidad Popular del Cesar ni con los de las universidades privadas, que también buscan mejorar los indicadores de ciencia, tecnología e innovación (CTI), las tres áreas interrelacionadas que impulsan el desarrollo económico, social y cultural de una región y un país.
Lo anterior hace vértice con las afirmaciones de la ministra de Educación, Yaneth Giha Tovar, el 17 de octubre de 2017, cuando se refirió a este proyecto educativo.
En el año de trámite administrativo para la decisión de cuál sería el lugar para la construcción de la sede Caribe de dicha Universidad, como anécdota mi amigo Wilder Araujo alcanzó a manifestarme con preocupación que no esperaba que los vallenatos se opusieran a que La Paz fuera la sede de construcción del claustro universitario. Obviamente le manifesté que eso sería un despropósito, ya que si hay algún municipio que es querido por los vallenatos es La Paz, al igual que el resto de los municipios del departamento del Cesar, que si bien Valledupar es su capital, no se podía entrar en egoísmo y divisiones que pongan en riesgo la construcción de esa universidad en nuestra localía departamental por riñas viscerales que pudieran favorecer su construcción en otro departamento, pues pretendientes seguramente había a granel, queriendo quitarnos ese privilegio.
Iniciativa educativa que venía desde años atrás, puesto que la Universidad Nacional en sus proyectos estaba la de hacer presencia en zonas fronterizas. Y, por lo cual se le hace un reconocimiento a Alfonso Araújo Cotes en su cometido, hasta el punto de haber presidido el Comité de Veeduría constituido por la Contraloría General de la República, bajo la dirección del Dr. Edgardo José Maya Villazón y a Cristian Moreno Panezo, quien fungiendo como gobernador del Cesar entregó 50 hectáreas para que se cristalizara dicho proyecto.
Dicha situación debe dinamizar la economía de La Paz, puesto que será un hábitat de un profesorado y población estudiantil extra, provenientes de otros sitios de la geografía nacional que necesitarán de alojamiento, manutención y necesidades comerciales, por lo que los brazos abiertos de los pacíficos debe ser una constante y no hacerlos sentir forasteros como casi que orgullosamente hacían referencia en otrora a los que no nacían en esa municipalidad.
Emiro Lopéz, en su canción emblemática ‘La Paz’, dijo: “La Paz es mi pueblo” y es el pueblo tuyo, mío y el de todos los que llegan a él, quienes se deben llenar de pertenencia y contribuir a engrandecerlo como lo hacen sus naturales. Al respecto, es de advertir, que el éxito de Valledupar en su política de crecimiento es en parte la de su acogida a sus visitantes, sean turistas o con el ánimo de residenciarse. No actuar así, sería un error, como el que están pagando caro hoy en día otras ciudades intermedias en referencia con su par, donde hasta sus hijos tienen como prelación de vivienda Barranquilla, Cartagena o Santa Marta, llevándose a esas ciudades recursos humanos y de capital.
No es un sueño, es una realidad dicha Universidad Nacional, sede Caribe en el municipio de La Paz; territorio del Área Metropolitana de Valledupar y llamado a ser una localidad con el pasar de los años de la capital del Cesar con la autopista Pepe Castro de doble calzada como cordón umbilical y su mirador natural Puente Rafael Escalona, como lo es hoy Usme, Fontibón y Usaquén respecto al Distrito Capital de Bogotá, con sus respectivos beneficios.
Por: Carlos Alberto Araméndiz Tatis.












