En este apretado compendio de una investigación personal esbozo líneas centrales de la misma. Evalúo y comparo impactos propiciados por la minería de carbon en Cesar y Guajira. Previo al ejercicio de las secuelas, estableceré coincidencias en ambas entidades territoriales. Remontándonos a la historia señalaré participaciones territoriales afines de las áreas mineras de los dos. […]
En este apretado compendio de una investigación personal esbozo líneas centrales de la misma. Evalúo y comparo impactos propiciados por la minería de carbon en Cesar y Guajira. Previo al ejercicio de las secuelas, estableceré coincidencias en ambas entidades territoriales.
Remontándonos a la historia señalaré participaciones territoriales afines de las áreas mineras de los dos. Se encuentran ubicados en derivaciones de la Serranía del Perijá, lo cual invita a similitudes geológicas. Asimismo, es dable insinuar concomitancias en antepasadas formaciones humanas.
“De hecho, hallazgos arqueológicos en las riberas de los ríos Cesar y Ranchería y en las estribaciones de la serranía revelan poblamientos durante el pleistoceno tardío y el holoceno temprano, que muestran al norte del actual Cesar como un corredor de paso y de dispersión de grupos migratorios en diferentes periodos de la historia”.
Las concurrencias continúan con superficies territoriales: el Cesar tiene un área de 22,905 kilómetros cuadrados y La Guajira abarca 20,848 kilómetros. La poblacion del Cesar, según el censo de 2018, era de 1.098.577 habitantes; La Guajira proyectaba 1.012.096 pobladores. El sector minero contribuyó en el Cesar con el 42 % del PIB, en La Guajira dicha participación fue del 54 %. Estructura económica sectorial similar. Ambos dependen en exceso de la actividad extractiva. Monos exportadores, con economías lacradas a la diversificación productiva.
Las coyunturas preliminares a la minería eran disimiles: La Guajira se encontraba en un periodo de “bonanza” comercial y económica. El Cesar en los prolegómenos mineros atravesaba una crisis económica originada por la debacle algodonera. No obstante, hubo diferencias sustanciales en el destino de recursos acumulados en las principales actividades de uno y otro lado. Los dineros acumulados en la “bonanza” guajira no se reinvirtieron allí, se “fugaron”, en cambio lo obtenido en la prosperidad cesarense, anterior a la crisis algodonera, fueron reinvertidos al interior del departamento. Valledupar, gran beneficiada.
En La Guajira los volúmenes de concesión y consecuente extracción de carbón fueron abruptos, se arrancó con cantidades generosas, mientras en el Cesar el proceso fue escalonado, gradual. El ambiente institucional nacional y local, el contexto de las concesiones fue más propicia para procesos no solo de adjudicación en este último departamento, sino que igualmente favorecieron negociaciones por tierras. Los valores obtenidos por propietarios cesarenses fueron más ventajosos, probablemente incidió las estructuras de tenencia de tierra. Las áreas más importantes de explotación minera en el Cesar, controladas en su mayoría por latifundistas, lograron valores por hectárea superiores a los guajiros.
En asuntos laborales, empresas mineras asentadas en el Cesar sedujeron y cooptaron una masa de trabajadores del Cerrejón con probadas experticias operativas, se economizaron costos de formación y preparación, necesario para optimizar un trabajador. En cambio, las estrategias de Responsabilidad Empresarial practicadas por empresas asentadas en La Guajira han sido maduras, más responsables que empresas asentadas en el Cesar.
La explicación reside en el origen geográfico. Las actuales empresas ubicadas en La Guajira son europeas, mientras la mayor multinacional del Cesar (Drummond) es norteamericana. Los estándares de RSE de aquellas son más exigentes.
A no dudarlo, Valledupar, en este caso también, ha sido beneficiaria, equidistante de los dos Distritos Mineros, Barrancas a 90 kilómetros y La Jagua de Ibirico, a 117 kilómetros. La condición uninodal sin ninguna otra ciudad cercana competidora, un mercado directo de más de medio millón de habitantes, conexión con el Sur de La Guajira, centro del Magdalena, Sur de Bolívar, y obviamente Centro y Sur del Cesar, sumados aumentan el mercado a más de un millón de habitantes, factores conjuntos que le han dotado la potencialidad de generar clústeres de salud y educación, importante demanda por inmuebles urbanos, su efecto sobre el sector construcción, entre otros elementos, han generado un significativo volumen de empleos.
En este apretado compendio de una investigación personal esbozo líneas centrales de la misma. Evalúo y comparo impactos propiciados por la minería de carbon en Cesar y Guajira. Previo al ejercicio de las secuelas, estableceré coincidencias en ambas entidades territoriales. Remontándonos a la historia señalaré participaciones territoriales afines de las áreas mineras de los dos. […]
En este apretado compendio de una investigación personal esbozo líneas centrales de la misma. Evalúo y comparo impactos propiciados por la minería de carbon en Cesar y Guajira. Previo al ejercicio de las secuelas, estableceré coincidencias en ambas entidades territoriales.
Remontándonos a la historia señalaré participaciones territoriales afines de las áreas mineras de los dos. Se encuentran ubicados en derivaciones de la Serranía del Perijá, lo cual invita a similitudes geológicas. Asimismo, es dable insinuar concomitancias en antepasadas formaciones humanas.
“De hecho, hallazgos arqueológicos en las riberas de los ríos Cesar y Ranchería y en las estribaciones de la serranía revelan poblamientos durante el pleistoceno tardío y el holoceno temprano, que muestran al norte del actual Cesar como un corredor de paso y de dispersión de grupos migratorios en diferentes periodos de la historia”.
Las concurrencias continúan con superficies territoriales: el Cesar tiene un área de 22,905 kilómetros cuadrados y La Guajira abarca 20,848 kilómetros. La poblacion del Cesar, según el censo de 2018, era de 1.098.577 habitantes; La Guajira proyectaba 1.012.096 pobladores. El sector minero contribuyó en el Cesar con el 42 % del PIB, en La Guajira dicha participación fue del 54 %. Estructura económica sectorial similar. Ambos dependen en exceso de la actividad extractiva. Monos exportadores, con economías lacradas a la diversificación productiva.
Las coyunturas preliminares a la minería eran disimiles: La Guajira se encontraba en un periodo de “bonanza” comercial y económica. El Cesar en los prolegómenos mineros atravesaba una crisis económica originada por la debacle algodonera. No obstante, hubo diferencias sustanciales en el destino de recursos acumulados en las principales actividades de uno y otro lado. Los dineros acumulados en la “bonanza” guajira no se reinvirtieron allí, se “fugaron”, en cambio lo obtenido en la prosperidad cesarense, anterior a la crisis algodonera, fueron reinvertidos al interior del departamento. Valledupar, gran beneficiada.
En La Guajira los volúmenes de concesión y consecuente extracción de carbón fueron abruptos, se arrancó con cantidades generosas, mientras en el Cesar el proceso fue escalonado, gradual. El ambiente institucional nacional y local, el contexto de las concesiones fue más propicia para procesos no solo de adjudicación en este último departamento, sino que igualmente favorecieron negociaciones por tierras. Los valores obtenidos por propietarios cesarenses fueron más ventajosos, probablemente incidió las estructuras de tenencia de tierra. Las áreas más importantes de explotación minera en el Cesar, controladas en su mayoría por latifundistas, lograron valores por hectárea superiores a los guajiros.
En asuntos laborales, empresas mineras asentadas en el Cesar sedujeron y cooptaron una masa de trabajadores del Cerrejón con probadas experticias operativas, se economizaron costos de formación y preparación, necesario para optimizar un trabajador. En cambio, las estrategias de Responsabilidad Empresarial practicadas por empresas asentadas en La Guajira han sido maduras, más responsables que empresas asentadas en el Cesar.
La explicación reside en el origen geográfico. Las actuales empresas ubicadas en La Guajira son europeas, mientras la mayor multinacional del Cesar (Drummond) es norteamericana. Los estándares de RSE de aquellas son más exigentes.
A no dudarlo, Valledupar, en este caso también, ha sido beneficiaria, equidistante de los dos Distritos Mineros, Barrancas a 90 kilómetros y La Jagua de Ibirico, a 117 kilómetros. La condición uninodal sin ninguna otra ciudad cercana competidora, un mercado directo de más de medio millón de habitantes, conexión con el Sur de La Guajira, centro del Magdalena, Sur de Bolívar, y obviamente Centro y Sur del Cesar, sumados aumentan el mercado a más de un millón de habitantes, factores conjuntos que le han dotado la potencialidad de generar clústeres de salud y educación, importante demanda por inmuebles urbanos, su efecto sobre el sector construcción, entre otros elementos, han generado un significativo volumen de empleos.