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Columnista - 13 septiembre, 2017

¿A qué vino Francisco?

Aún hoy, algunos todavía preguntan, ¿A qué vino a Colombia Francisco el Santo Padre?, como queriendo encontrar en medio de la división, posturas en uno u otro sentido del máximo jerarca de la iglesia católica. Seguramente, es menos complejo de explicar si tenemos la capacidad de reconocer que este país está convulsionando en el plano de […]

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Aún hoy, algunos todavía preguntan, ¿A qué vino a Colombia Francisco el Santo Padre?, como queriendo encontrar en medio de la división, posturas en uno u otro sentido del máximo jerarca de la iglesia católica.

Seguramente, es menos complejo de explicar si tenemos la capacidad de reconocer que este país está convulsionando en el plano de lo público, y que la sociedad encuentra en sus instituciones y dirigentes, grietas que parecieran irreparables. Sumado a que la ciudadanía está hastiada de la corrupción en el manejo de los recursos públicos a instancias nacionales, regionales y locales, que ha tocado incluso a la máxima corporación de justicia del país.

La respuesta al interrogante, tratándose del Santo Padre, es compleja y simple al mismo tiempo. Sencilla si se piensa que vino a impregnar los postulados de San Francisco de Asís, un hombre que encontró en lo popular, razones que son fáciles de explicar; pero al mismo tiempo, postulados difíciles de asimilar para un país estremecido no sólo con una violencia de más de 50 años, sino también azotado por la corrupción, que anualmente le cuesta al país 50 billones de pesos.

El Papa, en su reciente visita a Colombia, dio un mensaje contundente y esperanzador: “Gracias por la valentía, gracias por el coraje. No se dejen robar la alegría. Qué nadie los engañe, no se dejen robar la esperanza”. Este es un llamado a no dejarse involucrar en el mundo sin escrúpulos de aquellos que conciben lo público como un asunto de vanidades y no de servicio a los más necesitados.

Como peregrino de paz, el Papa Francisco, evoca a San Francisco de Asís, el referente de los más necesitados, quien  a pesar de haber vivido lo mundano encontró en la pobreza un valor; su vocación hizo eco en las clases populares a partir de la espiritualidad, la sencillez y la humildad. Si  aplicamos en el servicio público, lo que Francisco de Asís  hizo con los pobres, seguramente se tendrá un servicio trasparente y no viciado por la corrupción.

Una frase célebre de Francisco de Asís de la que ha hecho un modo de vida el Papa que lleva el nombre del patrón de Italia, es: “Recuerda que cuando dejes este mundo, no puedes llevarte nada que hayas recibido; solo lo que has dado”.

Y precisamente Francisco el Papa, inspirado  en  San Francisco de Asís le pidió al pueblo colombiano, no ser indiferente frente a “Las tinieblas corruptoras de los intereses personales o grupales, que consumen de manera egoísta y desaforada lo que está destinado para el bienestar de todos”.

¿A qué vino Francisco?, a enseñar de Francisco.

Por María F. Daza Ovalle

Columnista
13 septiembre, 2017

¿A qué vino Francisco?

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Aún hoy, algunos todavía preguntan, ¿A qué vino a Colombia Francisco el Santo Padre?, como queriendo encontrar en medio de la división, posturas en uno u otro sentido del máximo jerarca de la iglesia católica. Seguramente, es menos complejo de explicar si tenemos la capacidad de reconocer que este país está convulsionando en el plano de […]


Aún hoy, algunos todavía preguntan, ¿A qué vino a Colombia Francisco el Santo Padre?, como queriendo encontrar en medio de la división, posturas en uno u otro sentido del máximo jerarca de la iglesia católica.

Seguramente, es menos complejo de explicar si tenemos la capacidad de reconocer que este país está convulsionando en el plano de lo público, y que la sociedad encuentra en sus instituciones y dirigentes, grietas que parecieran irreparables. Sumado a que la ciudadanía está hastiada de la corrupción en el manejo de los recursos públicos a instancias nacionales, regionales y locales, que ha tocado incluso a la máxima corporación de justicia del país.

La respuesta al interrogante, tratándose del Santo Padre, es compleja y simple al mismo tiempo. Sencilla si se piensa que vino a impregnar los postulados de San Francisco de Asís, un hombre que encontró en lo popular, razones que son fáciles de explicar; pero al mismo tiempo, postulados difíciles de asimilar para un país estremecido no sólo con una violencia de más de 50 años, sino también azotado por la corrupción, que anualmente le cuesta al país 50 billones de pesos.

El Papa, en su reciente visita a Colombia, dio un mensaje contundente y esperanzador: “Gracias por la valentía, gracias por el coraje. No se dejen robar la alegría. Qué nadie los engañe, no se dejen robar la esperanza”. Este es un llamado a no dejarse involucrar en el mundo sin escrúpulos de aquellos que conciben lo público como un asunto de vanidades y no de servicio a los más necesitados.

Como peregrino de paz, el Papa Francisco, evoca a San Francisco de Asís, el referente de los más necesitados, quien  a pesar de haber vivido lo mundano encontró en la pobreza un valor; su vocación hizo eco en las clases populares a partir de la espiritualidad, la sencillez y la humildad. Si  aplicamos en el servicio público, lo que Francisco de Asís  hizo con los pobres, seguramente se tendrá un servicio trasparente y no viciado por la corrupción.

Una frase célebre de Francisco de Asís de la que ha hecho un modo de vida el Papa que lleva el nombre del patrón de Italia, es: “Recuerda que cuando dejes este mundo, no puedes llevarte nada que hayas recibido; solo lo que has dado”.

Y precisamente Francisco el Papa, inspirado  en  San Francisco de Asís le pidió al pueblo colombiano, no ser indiferente frente a “Las tinieblas corruptoras de los intereses personales o grupales, que consumen de manera egoísta y desaforada lo que está destinado para el bienestar de todos”.

¿A qué vino Francisco?, a enseñar de Francisco.

Por María F. Daza Ovalle