Es el título de la obra publicada en 2008, de la autoría del hoy senador Iván Cepeda Castro, y del comunicador social, y hasta hace poco director del DAPRE, Jorge Rojas Rodríguez, que hoy cobra especial importancia, toda vez que el tema principal es el nacimiento del paramilitarismo en Colombia, y particularmente en el departamento de Córdoba, donde, a pocos kilómetros de su capital, se encuentra ubicada la hacienda “El Ubérrimo”, de propiedad del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
La razón, en nuestro caso, de releer “A las puertas del Ubérrimo”, estriba fundamentalmente en el juicio que actualmente cursa contra Uribe Vélez por los presuntos delitos de fraude procesal y soborno a testigos, y que enfrenta a estos dos personajes: el expresidente, en su calidad de imputado —es decir, en contra de quien se sigue el juicio—, y Cepeda, el senador por el Pacto Histórico, en su calidad de víctima de las conductas endilgadas al acusado.
Terminada la etapa instructiva, que consistió en la práctica de pruebas testimoniales y demás elementos probatorios, nos encontramos a las puertas de un fallo, que será absolutorio, como lo solicitó el Ministerio Público, o será condenatorio, como lo solicitó la Fiscalía.
Resulta curioso advertir que todo este embrollo tuvo su inicio en una denuncia formulada ante la Corte Suprema de Justicia por el hoy imputado AUV contra el senador ICC por manipulación de testigos, investigación que terminó absolviendo a Cepeda y compulsando copia para que se investigara al, por ese entonces también senador, Uribe Vélez, quien decide renunciar a su curul con el propósito de ser investigado por la Fiscalía, como cualquier ciudadano. El caso es que el Fiscal General de la Nación de entonces solicitó en tres oportunidades la preclusión del proceso por falta de elementos probatorios suficientes para llamar a juicio, y fueron esas mismas veces que diferentes jueces de garantía negaron dicha solicitud.
Hoy el país está a la espera del veredicto final, el que se anuncia para finales del presente mes, y donde, muy probablemente, sea cual sea el sentido del fallo, habrá apelación y, muy seguramente, en caso de que el fallo sea condenatorio, podrá intentarse su revocatoria a través de la casación ante la Corte Suprema de Justicia, lo que resultaría irónico, pues el expresidente renunció a su curul por no encontrar suficientes garantías frente a este alto tribunal (¡!).
La frase de cierre: “El presidente Uribe declaró que no se podía creer en delincuentes”. Entrevista ofrecida a la Revista Cambio el 23 de abril de 2008. Tomada de la obra: “A las puertas del Ubérrimo”. Autores: Iván Cepeda y Jorge Rojas. Página 111.
Por: Darío Arregocés Baute. / darioarregoces2308@hotmail.com
