Desde que el obispo Óscar José Vélez Izasa se fue a vivir a las afueras de la ciudad se retiró la vigilancia policial permanente de la sede de oficinas más tradicionales de la Diócesis de Valledupar, ubicada en la carrera séptima (Calle del Cesar), al lado de la Parroquia Catedral del Rosario.
Se ha observado, según fieles y turistas, un desinterés por el entorno, en el lugar oficial más representativo de la Curia católica en la región del Valle de Upar, cuyo dominio está delimitado por Fonseca, El Copey y Curumaní, en el Cesar y La Guajira.
Aunque los católicos han mantenido, incluso aumentado su asistencia, gracias a la labor del padre James, a pesar de la construcción de la gran Catedral del Eccehomo, el estado y desaparición de las materas, trinitarias, bolardos, del sector, dejan mucho qué desear y se incrementa su deterioro facilitando los parqueos ilegales de los vehículos, la presencia de perros callejeros, dispersión de basuras, habitantes de calle y la drogadicción en su alrededor.
Por: Redacción EL PILÓN.











