Es el momento para reconocerle a Valledupar sus valores y apreciar en su verdadera dimensión todo lo que esta ciudad tiene para ofrecerle a su gente, a Colombia y al mundo.

Valledupar celebra este lunes 6 de enero sus 475 años de fundación, lo cual coincide con la fecha de los Santos Reyes, tal vez esa casualidad es la que hace de esta ciudad un lugar mágico.

En estas efemérides debemos reforzar el convencimiento de que son muchas y diversas las riquezas de Valledupar. Nuestra ciudad es conocida como la Capital Mundial del Vallenato, pero sabemos que Valledupar es mucho más que eso, esta tierra es un conjunto de valores que definen su identidad, cimentada esta en la tradición, la cultura, el sentido de pertenencia y el calor humano de su gente.

No perdamos de vista que, como epicentro de un género musical que ha conquistado al mundo, Valledupar resulta un lugar atractivo para visitantes nacionales e internacionales, convirtiéndose en un interesante destino cultural y turístico, eso hay que aprovecharlo al máximo.

Además de su música vallenata, declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, esta región tiene para ofrecer sus festivales y fiestas patronales, la riqueza literaria, las narrativas costumbristas, el turismo natural, semilleros deportivos, potencial productivo en proceso de consolidación en los distintos renglones de su economía y en muchas otras fuentes de oportunidades que están emergiendo.

Es la coyuntura precisa para revisar todo lo que como ciudad tenemos para ofrecer y de qué manera se puede mejorar esa amplia oferta y que día a día aumenta la demanda de distintas poblaciones tanto de aquí como de distintas partes de Colombia y de otras latitudes.

Es oportuno el momento porque estamos ante unos gobiernos de turno, tanto municipal como departamental, que apenas cursan su primer año y que acaban de superar esa etapa de instalación y planificación, por ello en este 2025 deben iniciar las grandes ejecuciones de esos proyectos y obras de las que ya hemos hablado en otros editoriales.

El alcalde Ernesto Orozco ha anunciado un paquete de obras para este año, consolidar esos proyectos sería el mejor regalo de cumpleaños para Valledupar, pero junto a ello es necesario repensar la dinámica de muchos sectores productivos en aras de proyectarla con miras en esas poblaciones que en el país y desde el exterior se sienten atraídas de manera especial por esta región.

Insistimos en el tema de la seguridad, eso es clave. Fuimos testigos de cómo se frustró un plan turístico de una familia que, desde Caracas, Venezuela, había decidido venir a Valledupar en una camioneta de alta gama, pero al enterarse del hurto a mano armada de un vehículo parecido al suyo en esta capital, optaron por cancelar su viaje a tierras vallenatas. Como ese caso de la familia venezolana habrá muchos más de otros países. Ese es uno de los grandes problemas que nuestras autoridades deben enfrentar y priorizar, sin esa garantía los demás intentos resultarán fallidos.

Debemos estar en capacidad de hacer que, más allá de las fronteras, trascienda el concepto de que esta capital es segura y que todos pueden visitarla con tranquilidad.

Sigamos luchando para que la única imagen de Valledupar que prevalezca es la de una ciudad ubicada en una tierra engalanada por acordeoneros, cantantes, compositores y poetas, emprendedores, líderes cívicos, paisajes naturales, ríos de leyendas y de muchos aspectos que inspiran ideas y proyectos transformadores.