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Columnista - 9 octubre, 2013

Una cartilla para Lucho

Lucho nació en La Brillantina (Cesar), tiene ocho años y pronto comenzará el segundo de Primaria en la escuela de su vereda. Lee y escribe con dificultad, pero se le nota su deseo de aprender.

Boton Wpp

Por Ismael Medina Lima

Lucho nació en La Brillantina (Cesar), tiene ocho años y pronto comenzará el segundo de Primaria en la escuela de su vereda. Lee y escribe con dificultad, pero se le nota su deseo de aprender.

Dice que le gustaría ser doctor, porque los doctores ganan mucha plata. Me cuenta que ya tiene la cartilla (lujosa y costosa, por cierto) y me la muestra, hojeándola, para que yo mire las figuras y letras a todo color.

De cuando en cuando se detiene para señalar imágenes de una gata, una vaca, una casa, un mico, dibujadas en forma caricaturesca, pero que él considera bonitas y risibles.

Aprovecho entonces para que me lea los títulos y los párrafos correspondientes.

No puede, por supuesto, pero insiste en que la cartilla es muy bonita y me la da para que yo me convenza.

Lo primero que veo es una lista de alimentos que debemos consumir (que él no puede) y luego las frases: " y de postre un buen helado….pero el postre es lo mejor!.  

Paso las páginas y encuentro una con caricaturas de un buitre, un par de astronautas, una planta de fresa y una cabra.

El encabezado dice: "Consulta con papá y mamá qué comen estos seres". Más adelante veo un título: "Mi primer emparedado".

Finalmente, en otra página aparece un dramatizado, en un acto, con los siguientes personajes: Niña narradora, Cenicienta, Príncipe, Madrastra, Hijastras, Mamá de Caperucita, Caperucita Roja, La bella durmiente, El príncipe, Blanca Nieves, Los siete enanitos, Pinocho, El Hada madrina de Pinocho, Hansel, Grettel. Quedo asombrado ¿¡Todos estos personajes de tantos cuentos europeos en un solo dramatizado!? 


Entonces me pregunto si estas cartillas pueden ser apropiadas para que Lucho, un niño campesino del Cesar, u otros niño (a)s de la Costa Caribe, en general, aprendan a leer y escribir con interés y sin dificultad. Me lo pregunto, porque en ellas se recurre a mundos extraños al suyo. En la Costa no hay príncipes, ni caperucitas. Acá tenemos ciénagas, mar, sabanas, yuca, plátano, vallenato, cumbia…. beisbolistas, artistas, escritores…. palabras, frases y dichos  propios. ¿Por qué no pensar en cartillas que contemplen este mundo? El lenguaje es un producto social y es por eso por lo que los aprendizajes en los niños se dan en su contexto: en su medio ambiente, su familia, sus amigos, su vecindario. Es a través de ellos y de las prácticas habituales como se adquiere y enriquece el vocabulario. De ahí que  las cartillas deberían inscribirse en el mundo costeño de nuestros niños costeños. 
  
En realidad tenemos aquí un problema grave que va más allá de los contenidos de las cartillas actualmente en uso, pues también se precisa un enfoque orientado hacia que los niños  reconozcan su identidad propia y costeña y comiencen a conocer y valorar la importancia de la región Caribe en el contexto nacional. Yo vengo trabajando en ello a la par con un colega de la Universidad del Valle y me gustaría saber que a otros educadores también les interesa el tema. La cartilla que estamos tratando de crear se titula Cartilla Caribe en versiones 1 y 2 para 2o y 3o de Primaria, respectivamente. El tiempo y las circunstancias dirán si proseguimos en el intento hasta cubrir el 5o grado. 

                                                            [email protected]

Columnista
9 octubre, 2013

Una cartilla para Lucho

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Ismael Medina Lima

Lucho nació en La Brillantina (Cesar), tiene ocho años y pronto comenzará el segundo de Primaria en la escuela de su vereda. Lee y escribe con dificultad, pero se le nota su deseo de aprender.


Por Ismael Medina Lima

Lucho nació en La Brillantina (Cesar), tiene ocho años y pronto comenzará el segundo de Primaria en la escuela de su vereda. Lee y escribe con dificultad, pero se le nota su deseo de aprender.

Dice que le gustaría ser doctor, porque los doctores ganan mucha plata. Me cuenta que ya tiene la cartilla (lujosa y costosa, por cierto) y me la muestra, hojeándola, para que yo mire las figuras y letras a todo color.

De cuando en cuando se detiene para señalar imágenes de una gata, una vaca, una casa, un mico, dibujadas en forma caricaturesca, pero que él considera bonitas y risibles.

Aprovecho entonces para que me lea los títulos y los párrafos correspondientes.

No puede, por supuesto, pero insiste en que la cartilla es muy bonita y me la da para que yo me convenza.

Lo primero que veo es una lista de alimentos que debemos consumir (que él no puede) y luego las frases: " y de postre un buen helado….pero el postre es lo mejor!.  

Paso las páginas y encuentro una con caricaturas de un buitre, un par de astronautas, una planta de fresa y una cabra.

El encabezado dice: "Consulta con papá y mamá qué comen estos seres". Más adelante veo un título: "Mi primer emparedado".

Finalmente, en otra página aparece un dramatizado, en un acto, con los siguientes personajes: Niña narradora, Cenicienta, Príncipe, Madrastra, Hijastras, Mamá de Caperucita, Caperucita Roja, La bella durmiente, El príncipe, Blanca Nieves, Los siete enanitos, Pinocho, El Hada madrina de Pinocho, Hansel, Grettel. Quedo asombrado ¿¡Todos estos personajes de tantos cuentos europeos en un solo dramatizado!? 


Entonces me pregunto si estas cartillas pueden ser apropiadas para que Lucho, un niño campesino del Cesar, u otros niño (a)s de la Costa Caribe, en general, aprendan a leer y escribir con interés y sin dificultad. Me lo pregunto, porque en ellas se recurre a mundos extraños al suyo. En la Costa no hay príncipes, ni caperucitas. Acá tenemos ciénagas, mar, sabanas, yuca, plátano, vallenato, cumbia…. beisbolistas, artistas, escritores…. palabras, frases y dichos  propios. ¿Por qué no pensar en cartillas que contemplen este mundo? El lenguaje es un producto social y es por eso por lo que los aprendizajes en los niños se dan en su contexto: en su medio ambiente, su familia, sus amigos, su vecindario. Es a través de ellos y de las prácticas habituales como se adquiere y enriquece el vocabulario. De ahí que  las cartillas deberían inscribirse en el mundo costeño de nuestros niños costeños. 
  
En realidad tenemos aquí un problema grave que va más allá de los contenidos de las cartillas actualmente en uso, pues también se precisa un enfoque orientado hacia que los niños  reconozcan su identidad propia y costeña y comiencen a conocer y valorar la importancia de la región Caribe en el contexto nacional. Yo vengo trabajando en ello a la par con un colega de la Universidad del Valle y me gustaría saber que a otros educadores también les interesa el tema. La cartilla que estamos tratando de crear se titula Cartilla Caribe en versiones 1 y 2 para 2o y 3o de Primaria, respectivamente. El tiempo y las circunstancias dirán si proseguimos en el intento hasta cubrir el 5o grado. 

                                                            [email protected]