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Columnista - 28 octubre, 2016

A Silvestre, buen viento y buena mar

En todo momento, la música vallenata ha vivido de luto, bien sea por la partida prematura de algún grande de nuestra cultura, o por la muerte natural de alguno de nuestros juglares; hoy debemos anunciar otro tipo de luto y no es por muerte, sino por decisión personal de, a mi juicio, uno de los […]

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En todo momento, la música vallenata ha vivido de luto, bien sea por la partida prematura de algún grande de nuestra cultura, o por la muerte natural de alguno de nuestros juglares; hoy debemos anunciar otro tipo de luto y no es por muerte, sino por decisión personal de, a mi juicio, uno de los mejores intérpretes que tuvo el vallenato en el siglo XXI, Silvestre Francisco Dangond Corrales, quien ha decidido consciente y voluntariamente abandonarnos y buscar otros horizontes, a lo cual, sin duda alguna, tiene todo el derecho.

Algunos conocedores dicen que Silvestre está siguiendo el camino de Carlos Vives, de cuyo concepto me aparto diametralmente, por la sencilla razón de que Carlos Vives no nació como artista en el folclor vallenato; cuando decidió cantar nuestra musica ya era un gran artista y tenía reconocimiento nacional; pienso que Vives pasó por nuestra música y es donde le ha ido mejor; en cambio el caso de Silvestre es bien distinto: él nació en y con el vallenato y no con cualquier tipo de vallenato, sino con el que queremos proteger: el clásico, el auténtico, el que no tiene mácula.

Es muy probable que la aventura y riesgo que ha tomado el urumitero al decidir cambiar de género musical, tenga buenos resultados para él, porque si algo no podemos negar es que Silvestre tiene el talento, el biotipo y el carisma para ser exitoso donde lo ponga; entonces, pongámonos de acuerdo en que es el vallenato el que pierde en esta circunstancia; pero tampoco nos rasguemos las vestiduras, porque no todo está perdido; decía mi abuelita Toña “bienvenido el que llega y bien ido el que se va”.

Lo que sí debe tener claro Silvestre es que el avión no tiene reversa y que si le llega a ir mal, es difícil que los seguidores que pierda por su decisión, se mantengan ahí incólumes para cuando él decida volver.

Yo personalmente le auguro muchos éxitos y creo que es una decisión positiva, no solo para él sino en parte para nuestra musica, porque, entre otras cosas, en el nuevo trabajo musical tampoco es que se haya desligado ciento por ciento del vallenato; como dice el adagio popular, del ahogado el sombrero; por lo menos en su agrupación, al igual que en la de Vives, se mantendrá el acordeón y donde vaya por el mundo, preguntarán y sabrán que va de estas tierras.

COLOFÓN: Hace dos días recibí una agradable llamada de Valledupar; era mi compadre Isaac León Durán, quien me increpó por ponerme a escribir “pendejadas que no nos interesan a nosotros; “compadre, regrese a escribir de lo que usted sabe; si no, yo no lo vuelvo a leer”. Hoy le respondo por este medio: compadre, sigo en mi ley, solo que a ratos hay que hacer un alto en el camino; caiga en cuenta de que no es fácil sostenerse once años escribiendo semanalmente sobre un solo tema.

Columnista
28 octubre, 2016

A Silvestre, buen viento y buena mar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

En todo momento, la música vallenata ha vivido de luto, bien sea por la partida prematura de algún grande de nuestra cultura, o por la muerte natural de alguno de nuestros juglares; hoy debemos anunciar otro tipo de luto y no es por muerte, sino por decisión personal de, a mi juicio, uno de los […]


En todo momento, la música vallenata ha vivido de luto, bien sea por la partida prematura de algún grande de nuestra cultura, o por la muerte natural de alguno de nuestros juglares; hoy debemos anunciar otro tipo de luto y no es por muerte, sino por decisión personal de, a mi juicio, uno de los mejores intérpretes que tuvo el vallenato en el siglo XXI, Silvestre Francisco Dangond Corrales, quien ha decidido consciente y voluntariamente abandonarnos y buscar otros horizontes, a lo cual, sin duda alguna, tiene todo el derecho.

Algunos conocedores dicen que Silvestre está siguiendo el camino de Carlos Vives, de cuyo concepto me aparto diametralmente, por la sencilla razón de que Carlos Vives no nació como artista en el folclor vallenato; cuando decidió cantar nuestra musica ya era un gran artista y tenía reconocimiento nacional; pienso que Vives pasó por nuestra música y es donde le ha ido mejor; en cambio el caso de Silvestre es bien distinto: él nació en y con el vallenato y no con cualquier tipo de vallenato, sino con el que queremos proteger: el clásico, el auténtico, el que no tiene mácula.

Es muy probable que la aventura y riesgo que ha tomado el urumitero al decidir cambiar de género musical, tenga buenos resultados para él, porque si algo no podemos negar es que Silvestre tiene el talento, el biotipo y el carisma para ser exitoso donde lo ponga; entonces, pongámonos de acuerdo en que es el vallenato el que pierde en esta circunstancia; pero tampoco nos rasguemos las vestiduras, porque no todo está perdido; decía mi abuelita Toña “bienvenido el que llega y bien ido el que se va”.

Lo que sí debe tener claro Silvestre es que el avión no tiene reversa y que si le llega a ir mal, es difícil que los seguidores que pierda por su decisión, se mantengan ahí incólumes para cuando él decida volver.

Yo personalmente le auguro muchos éxitos y creo que es una decisión positiva, no solo para él sino en parte para nuestra musica, porque, entre otras cosas, en el nuevo trabajo musical tampoco es que se haya desligado ciento por ciento del vallenato; como dice el adagio popular, del ahogado el sombrero; por lo menos en su agrupación, al igual que en la de Vives, se mantendrá el acordeón y donde vaya por el mundo, preguntarán y sabrán que va de estas tierras.

COLOFÓN: Hace dos días recibí una agradable llamada de Valledupar; era mi compadre Isaac León Durán, quien me increpó por ponerme a escribir “pendejadas que no nos interesan a nosotros; “compadre, regrese a escribir de lo que usted sabe; si no, yo no lo vuelvo a leer”. Hoy le respondo por este medio: compadre, sigo en mi ley, solo que a ratos hay que hacer un alto en el camino; caiga en cuenta de que no es fácil sostenerse once años escribiendo semanalmente sobre un solo tema.