El sector agropecuario es indiscutiblemente la fortaleza del departamento del Cesar, con más de un millón de hectáreas, que representan el 32% del territorio; es generador de 150 mil empleos directos y cerca de 52 mil familias derivan su sustento en desarrollo artesanal de la actividad campesina. No hay duda que nuestro sector es un motor fundamental del desarrollo social y económico en el departamento.
El sector agropecuario es indiscutiblemente la fortaleza del departamento del Cesar, con más de un millón de hectáreas, que representan el 32% del territorio; es generador de 150 mil empleos directos y cerca de 52 mil familias derivan su sustento en desarrollo artesanal de la actividad campesina. No hay duda que nuestro sector es un motor fundamental del desarrollo social y económico en el departamento.
Lee también: Con el dólar alto: ¿Cómo se benefician los cafeteros del Cesar?
La situación del sector agropecuario en la Costa Caribe y en particular en los departamentos del Cesar y Guajira, en la actualidad es de crisis severa, situación ésta que empieza a manifestarse hace más de quince (15) años y se origina en múltiples causas, dentro de las cuales destacamos las siguientes:
–Fenómenos naturales que generan condiciones adversas para el desarrollo normal de las actividades agropecuarias.
–Carencia de políticas públicas hacia el sector, bien definidas y con visión de largo plazo.
–Escaso acceso y aplicación de tecnologías sencillas, aunado a una deficiente capacitación y organización de los productores con propósitos empresariales.
–Deficiente infraestructura de apoyo a la producción rural y deterioro de la existente. Hay un evidente “déficit” en bienes públicos en el campo, y es responsabilidad del Estado proveerlos. Hay que redireccionar y priorizar la inversión pública del departamento y sus municipios…
–Esquemas de comercialización que promueven la intermediación y propician el distanciamiento entre el productor y el consumidor, con su consecuente efecto nocivo, de disminuir los precios al primero y encarecerlos al segundo.
–Sistema de crédito de difícil acceso, carente de plazos y tasas adecuadas a la realidad del sector y soportado fundamentalmente en el riesgo, cuya concepción apoya tímidamente al productor y beneficia ampliamente al sector financiero.
-Dificultades para acceder a mercados externos por exceso de requisitos, algunos de difícil aplicación y otros por falta de estudios e inteligencia de mercados.
–Mínimo impacto de la inversión en Investigación & Desarrollo e Innovación. Centros de investigación en deuda con el sector agropecuario.
Falta de decisión política para cumplir y aplicar normas legales diseñadas para combatir la competencia nociva de la informalidad a la producción agropecuaria formal.
-Competencia desigual en los TLC con productores de otros países que son favorecidos con políticas e instrumentos de apoyo adecuados. Esa condición amenaza la producción nacional y la sostenibilidad y permanencia de un número importante de los productores locales.
-Precios de los insumos agropecuarios, de equipos, de maquinarias e implementos en ascenso permanente y carencia de control oficial al manejo oligopólico de la industria productora y comercializadora de los mismos.
El efecto en la economía agrícola y ganadera de los factores enumerados se refleja en una situación de quiebra inminente de los productores y de algunas empresas vinculadas al sector, especialmente del grupo conformado por los pequeños y medianos productores que es el más vulnerable.
Lee también: «Casi medio millón de cesarenses vive en la pobreza»: el gran desafío
Debemos pensar en un modelo similar de intervención y gestión como el FOREC-Fondo de Reconstrucción Social y Económica del Eje Cafetero; ello constituye una de las experiencias más interesantes de política pública y acción colectiva que se han presentado en el país en los últimos tiempos; que contemple a su vez una Misión Regional para la Reconstrucción o Transformación del sector agropecuario, propuesta presentada en la capital del departamento al señor Presidente de la República, Iván Duque, en mayo de este año en el marco del Taller Construyendo País.
La reconstrucción del Cesar, como propuesta regional, podría girar alrededor de dos (2) ejes importantes: reactivación económica y sostenibilidad ambiental.
El sector agropecuario es sinónimo de AGUA; nuestra población o capital humano, animales, pasturas, cultivos, etc. sin el recurso hídrico en cantidad y calidad no son productivos. Los bajos índices de productividad agropecuaria así lo evidencian.
Del total de las 2´290 mil hectáreas (has.) que tiene el Cesar, contamos con 1´491 mil como frontera agrícola; hoy solamente tenemos con acceso a riego unas 90 mil has, es decir el 6% del área de la frontera agrícola, lo que nos demuestra la poca cobertura en materia de riego; en el Plan de Irrigación, que forma parte del PIDAR – Plan Integral de Desarrollo Agropecuario y Rural – se tiene como meta, en 20 años, alcanzar el 30%, es decir casi 500 mil has.
Lee también: Aproximación a una relatoría: “Así va la economía del Cesar”. Parte I.
El Plan de Irrigación, del actual gobierno departamental, es una excelente herramienta que debe ponerse en ejecución lo más pronto posible; buscando que mediante APP se concreten proyectos de envergadura para mejorar la competitividad y productividad del sector agropecuario. Aunque creemos que está demasiado enfocado (con el tema de minidistritos y pozos profundos) a la economía campesina y pequeños productores, se debe propender, en dicho Plan, por un desarrollo mixto del sector agropecuario, que se incluya al mediano y grande empresario del campo con la inversión pública en distritos de riego de mediana y gran escala.
Ello sería, junto con los planes de Energías Alternativas y de Ordenamiento Productivo, un abrebocas para la elaboración de un Plan de Mercadeo de nuestro territorio en la búsqueda de inversionistas nacionales y/o extranjeros en consideración de las ventajas y potencialidades de la región.
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-“Marimonda”…río Socomba, Becerril – La Jagua. En prefactibilidad. 3.500 has.
-“Aguachica- Río Lebrija” de 5-6.000 has Aguachica- Gamarra; bastante viable.
– “Badillo” Valledupar Disputas permanentes por agua entre productores de arroz; no hay organización.
-“Ariguaní”. Cesar y Magdalena. Faltan obras para distribuir aguas. Caos/disputas entre productores de arroz y palma.
Cuestionable el papel de Colciencias, CDT Ganadero, Agrosavia, y la Academia en el Cesar
En materia de competitividad y desarrollo económico ha venido acentuándose un estancamiento en el departamento del Cesar. Siempre hacemos mención del histórico proceso del algodón y su encadenamiento productivo y su impacto socioeconómico y ambiental.
El nivel de competitividad del Cesar es un fiel reflejo de su desempeño económico, basado en sectores primarios o en productos NO elaborados. Puesto 20 entre 27 departamentos (año2018).
Después del cultivo del algodón (125 mil has aprox.) si bien empezó a diversificarse hacia el cultivo de palma de aceite, no es cierto que hayan aparecido unos cultivos que permitieran una verdadera diversificación de la producción y/o presencia de productos sofisticados o exóticos para la exportación. Ese grado de desarrollo tiene que ver con la DESEADA presencia de una agroindustria medianamente fuerte al menos, con productos de valor agregado, el uso de tecnologías y con innovación, lo cual mejoraría el desempeño económico y la generación de empleo. Eso parcialmente se ha dado con la agroindustria de la palma de aceite y lácteos, de manera incipiente.
-Mayor investigación y desarrollo en la búsqueda de cultivos con menores requerimientos hídricos y con potencial exportador (ej. Marañón, Caucho, batata, sacha inchi, etc.)
–Fomentar Agricultura de Conservación del suelo…mediante sistema labranza cero. Hace 20 años inició en Brasil (hoy: 12M has).
– Fortalecimiento CDT ganadero para que garantice aplicación de tecnología e innovación en la implementación y explotación de una ganadería sostenible, basada en sistemas silvopastoriles.
–Hacer “investigación participativa” donde se tenga al productor como actor importante en cualquier proceso de innovación; debe haber una mezcla de conocimientos científicos modernos con el saber práctico de los productores.
–Impulso a cultivos de cacao y cafés especiales, buscando presencia en nichos de mercados internacionales.
–Convenios internacionales con países, por ejemplo, como Brasil e Israel.
-Finalmente, debemos reconocer que estamos ante un gran RETO. Requerimos todos los cesarenses urgentemente un cambio de ACTITUD. Volcarnos, luego de una planeación seria, juiciosa y participativa, a la ejecución, al desarrollo de ACCIONES justas, transparentes, equitativas, coherentes, incluyentes, realizables, viables, de interés y beneficio general.
Se necesita entonces GENTE que practique y se identifique con este tipo de actitudes y acciones; que dejemos atrás y rechacemos comportamientos contrarios que nos han llevado al atraso, a la corrupción a todo nivel, a la desconfianza, al egoísmo; hemos visto cómo se han obtenido y ejercido poderes perversos, se han autodenominados liderazgos engañosos o impuestos a la fuerza, desunión y falta de asociatividad (productores), desinterés y apatía (dirigentes). Hemos sido permisivos, conformistas, individualistas, cortoplacistas. … Nos hemos acostumbrado a aceptar y convivir con las actuaciones, ejecutorias y actitudes mediocres de algunos dirigentes públicos y privados, de gobernantes y funcionarios de entidades oficiales del orden nacional y local.
Somos optimistas porque el Cesar cuenta con una serie de factores y condiciones que de ser bien utilizados nos llevaría a otra dimensión, muy diferente a la que en estos últimos años hemos tenido. Pero ejecutemos, actuemos sobre prioridades, con liderazgo verdadero, con una sociedad civil y gremios del sector privado de la producción involucrados en todos los procesos de transformación y cambio de nuestra economía.
Por: Aristides López Cuello
Presidente Comité Intergremial del Departamento del Cesar
El sector agropecuario es indiscutiblemente la fortaleza del departamento del Cesar, con más de un millón de hectáreas, que representan el 32% del territorio; es generador de 150 mil empleos directos y cerca de 52 mil familias derivan su sustento en desarrollo artesanal de la actividad campesina. No hay duda que nuestro sector es un motor fundamental del desarrollo social y económico en el departamento.
El sector agropecuario es indiscutiblemente la fortaleza del departamento del Cesar, con más de un millón de hectáreas, que representan el 32% del territorio; es generador de 150 mil empleos directos y cerca de 52 mil familias derivan su sustento en desarrollo artesanal de la actividad campesina. No hay duda que nuestro sector es un motor fundamental del desarrollo social y económico en el departamento.
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La situación del sector agropecuario en la Costa Caribe y en particular en los departamentos del Cesar y Guajira, en la actualidad es de crisis severa, situación ésta que empieza a manifestarse hace más de quince (15) años y se origina en múltiples causas, dentro de las cuales destacamos las siguientes:
–Fenómenos naturales que generan condiciones adversas para el desarrollo normal de las actividades agropecuarias.
–Carencia de políticas públicas hacia el sector, bien definidas y con visión de largo plazo.
–Escaso acceso y aplicación de tecnologías sencillas, aunado a una deficiente capacitación y organización de los productores con propósitos empresariales.
–Deficiente infraestructura de apoyo a la producción rural y deterioro de la existente. Hay un evidente “déficit” en bienes públicos en el campo, y es responsabilidad del Estado proveerlos. Hay que redireccionar y priorizar la inversión pública del departamento y sus municipios…
–Esquemas de comercialización que promueven la intermediación y propician el distanciamiento entre el productor y el consumidor, con su consecuente efecto nocivo, de disminuir los precios al primero y encarecerlos al segundo.
–Sistema de crédito de difícil acceso, carente de plazos y tasas adecuadas a la realidad del sector y soportado fundamentalmente en el riesgo, cuya concepción apoya tímidamente al productor y beneficia ampliamente al sector financiero.
-Dificultades para acceder a mercados externos por exceso de requisitos, algunos de difícil aplicación y otros por falta de estudios e inteligencia de mercados.
–Mínimo impacto de la inversión en Investigación & Desarrollo e Innovación. Centros de investigación en deuda con el sector agropecuario.
Falta de decisión política para cumplir y aplicar normas legales diseñadas para combatir la competencia nociva de la informalidad a la producción agropecuaria formal.
-Competencia desigual en los TLC con productores de otros países que son favorecidos con políticas e instrumentos de apoyo adecuados. Esa condición amenaza la producción nacional y la sostenibilidad y permanencia de un número importante de los productores locales.
-Precios de los insumos agropecuarios, de equipos, de maquinarias e implementos en ascenso permanente y carencia de control oficial al manejo oligopólico de la industria productora y comercializadora de los mismos.
El efecto en la economía agrícola y ganadera de los factores enumerados se refleja en una situación de quiebra inminente de los productores y de algunas empresas vinculadas al sector, especialmente del grupo conformado por los pequeños y medianos productores que es el más vulnerable.
Lee también: «Casi medio millón de cesarenses vive en la pobreza»: el gran desafío
Debemos pensar en un modelo similar de intervención y gestión como el FOREC-Fondo de Reconstrucción Social y Económica del Eje Cafetero; ello constituye una de las experiencias más interesantes de política pública y acción colectiva que se han presentado en el país en los últimos tiempos; que contemple a su vez una Misión Regional para la Reconstrucción o Transformación del sector agropecuario, propuesta presentada en la capital del departamento al señor Presidente de la República, Iván Duque, en mayo de este año en el marco del Taller Construyendo País.
La reconstrucción del Cesar, como propuesta regional, podría girar alrededor de dos (2) ejes importantes: reactivación económica y sostenibilidad ambiental.
El sector agropecuario es sinónimo de AGUA; nuestra población o capital humano, animales, pasturas, cultivos, etc. sin el recurso hídrico en cantidad y calidad no son productivos. Los bajos índices de productividad agropecuaria así lo evidencian.
Del total de las 2´290 mil hectáreas (has.) que tiene el Cesar, contamos con 1´491 mil como frontera agrícola; hoy solamente tenemos con acceso a riego unas 90 mil has, es decir el 6% del área de la frontera agrícola, lo que nos demuestra la poca cobertura en materia de riego; en el Plan de Irrigación, que forma parte del PIDAR – Plan Integral de Desarrollo Agropecuario y Rural – se tiene como meta, en 20 años, alcanzar el 30%, es decir casi 500 mil has.
Lee también: Aproximación a una relatoría: “Así va la economía del Cesar”. Parte I.
El Plan de Irrigación, del actual gobierno departamental, es una excelente herramienta que debe ponerse en ejecución lo más pronto posible; buscando que mediante APP se concreten proyectos de envergadura para mejorar la competitividad y productividad del sector agropecuario. Aunque creemos que está demasiado enfocado (con el tema de minidistritos y pozos profundos) a la economía campesina y pequeños productores, se debe propender, en dicho Plan, por un desarrollo mixto del sector agropecuario, que se incluya al mediano y grande empresario del campo con la inversión pública en distritos de riego de mediana y gran escala.
Ello sería, junto con los planes de Energías Alternativas y de Ordenamiento Productivo, un abrebocas para la elaboración de un Plan de Mercadeo de nuestro territorio en la búsqueda de inversionistas nacionales y/o extranjeros en consideración de las ventajas y potencialidades de la región.
Lee también: Con recursos canadienses buscan fortalecer el cacao
-“Marimonda”…río Socomba, Becerril – La Jagua. En prefactibilidad. 3.500 has.
-“Aguachica- Río Lebrija” de 5-6.000 has Aguachica- Gamarra; bastante viable.
– “Badillo” Valledupar Disputas permanentes por agua entre productores de arroz; no hay organización.
-“Ariguaní”. Cesar y Magdalena. Faltan obras para distribuir aguas. Caos/disputas entre productores de arroz y palma.
Cuestionable el papel de Colciencias, CDT Ganadero, Agrosavia, y la Academia en el Cesar
En materia de competitividad y desarrollo económico ha venido acentuándose un estancamiento en el departamento del Cesar. Siempre hacemos mención del histórico proceso del algodón y su encadenamiento productivo y su impacto socioeconómico y ambiental.
El nivel de competitividad del Cesar es un fiel reflejo de su desempeño económico, basado en sectores primarios o en productos NO elaborados. Puesto 20 entre 27 departamentos (año2018).
Después del cultivo del algodón (125 mil has aprox.) si bien empezó a diversificarse hacia el cultivo de palma de aceite, no es cierto que hayan aparecido unos cultivos que permitieran una verdadera diversificación de la producción y/o presencia de productos sofisticados o exóticos para la exportación. Ese grado de desarrollo tiene que ver con la DESEADA presencia de una agroindustria medianamente fuerte al menos, con productos de valor agregado, el uso de tecnologías y con innovación, lo cual mejoraría el desempeño económico y la generación de empleo. Eso parcialmente se ha dado con la agroindustria de la palma de aceite y lácteos, de manera incipiente.
-Mayor investigación y desarrollo en la búsqueda de cultivos con menores requerimientos hídricos y con potencial exportador (ej. Marañón, Caucho, batata, sacha inchi, etc.)
–Fomentar Agricultura de Conservación del suelo…mediante sistema labranza cero. Hace 20 años inició en Brasil (hoy: 12M has).
– Fortalecimiento CDT ganadero para que garantice aplicación de tecnología e innovación en la implementación y explotación de una ganadería sostenible, basada en sistemas silvopastoriles.
–Hacer “investigación participativa” donde se tenga al productor como actor importante en cualquier proceso de innovación; debe haber una mezcla de conocimientos científicos modernos con el saber práctico de los productores.
–Impulso a cultivos de cacao y cafés especiales, buscando presencia en nichos de mercados internacionales.
–Convenios internacionales con países, por ejemplo, como Brasil e Israel.
-Finalmente, debemos reconocer que estamos ante un gran RETO. Requerimos todos los cesarenses urgentemente un cambio de ACTITUD. Volcarnos, luego de una planeación seria, juiciosa y participativa, a la ejecución, al desarrollo de ACCIONES justas, transparentes, equitativas, coherentes, incluyentes, realizables, viables, de interés y beneficio general.
Se necesita entonces GENTE que practique y se identifique con este tipo de actitudes y acciones; que dejemos atrás y rechacemos comportamientos contrarios que nos han llevado al atraso, a la corrupción a todo nivel, a la desconfianza, al egoísmo; hemos visto cómo se han obtenido y ejercido poderes perversos, se han autodenominados liderazgos engañosos o impuestos a la fuerza, desunión y falta de asociatividad (productores), desinterés y apatía (dirigentes). Hemos sido permisivos, conformistas, individualistas, cortoplacistas. … Nos hemos acostumbrado a aceptar y convivir con las actuaciones, ejecutorias y actitudes mediocres de algunos dirigentes públicos y privados, de gobernantes y funcionarios de entidades oficiales del orden nacional y local.
Somos optimistas porque el Cesar cuenta con una serie de factores y condiciones que de ser bien utilizados nos llevaría a otra dimensión, muy diferente a la que en estos últimos años hemos tenido. Pero ejecutemos, actuemos sobre prioridades, con liderazgo verdadero, con una sociedad civil y gremios del sector privado de la producción involucrados en todos los procesos de transformación y cambio de nuestra economía.
Por: Aristides López Cuello
Presidente Comité Intergremial del Departamento del Cesar