Los Estados modernos están apoyados en instituciones fuertes, independientes y con la capacidad de ejercer control unas sobre otras
El ingeniero Rodolfo Hernández logró pasar a la segunda vuelta presidencial con una campaña soportada en redes sociales, sin asistir a plazas públicas, sin apoyos de políticos reconocidos, frases sueltas señalando a todos de pícaros, bandidos y corruptos, pero sin propuestas concretas en nada; sin embargo, ese estilo que le resultó efectivo al exalcalde de Bucaramanga en la primera vuelta, parece complicarle las cosas en la segunda.
Paradójicamente la gran amenaza para el orden constitucional colombiano lo representa el ingeniero, la semana anterior envió señales inequívocas que implican un desafío a las instituciones, una de ellas su disposición de hacer uso de la figura contemplada en el Artículo 213 de la Constitución Política denominada conmoción interior, con ella el Presidente de la República asume poderes para gobernar sin control alguno, prescindir del congreso, abusar de las libertades, aplastar el Estado Social de Derecho y arrinconar las garantías que con mucho esfuerzo se han conquistado en el país; de paso desafía el candidato Hernández a la Corte Constitucional al considerar que puede pronunciarse contra la conmoción interior “si se atreve”, ignorando que no se trata de atreverse, se trata de las competencias propias de la honorable corte para defender la carta magna.
Por otro lado el señor Hernández desconoce la labor indispensable del Congreso, nuestra democracia no puede funcionar sin parlamento, el ejercicio legislativo y el control político son fundamentales para las grandes discusiones de la Nación, imagínense nuestro país sin un Congreso que levante la voz en el trámite de una reforma tributaria, reforma a la justicia, reforma a la salud, sin un congreso que penetre en las tinieblas de las inversiones del Estado como el robo descarado de la conectividad rural ocurrido en este Gobierno de Iván Duque; con el ingeniero podríamos abrir la puerta a un gobernante decidido a cerrar el Congreso.
Aunque el señor Hernández rechazó asistir a debates presidenciales y está en todo su derecho, su monótono y diminuto discurso lo deja mal parado, cuando le piden respuestas más claras y con mayor contenido suelta su acostumbrada rabieta en una demostración de intolerancia a los medios, otra señal que evidencia una persona incapaz de establecer diálogo y canales de entendimiento, al contrario, surge una proclividad a la censura y desde ya un aviso a la oposición del peligro que puede correr con Hernández como presidente.
Los Estados modernos están apoyados en instituciones fuertes, independientes y con la capacidad de ejercer control unas sobre otras, de esa forma se impide el absolutismo y el abuso del poder; no podemos continuar con la tradición de este gobierno de tramitar reformas inconstitucionales como ocurrió con la ley de garantías, que finalmente fue declarada inconstitucional por modificar una ley estatutaria mediante una ley de presupuesto, pero provocó un gran perjuicio permitiendo la suscripción de convenios con fines eminentemente electorales; lo peor estaría por venir si se persiste en una conmoción interior. La democracia está en peligro sí, pero sólo si Rodolfo Hernández llega a la Presidencia de la República.
Los Estados modernos están apoyados en instituciones fuertes, independientes y con la capacidad de ejercer control unas sobre otras
El ingeniero Rodolfo Hernández logró pasar a la segunda vuelta presidencial con una campaña soportada en redes sociales, sin asistir a plazas públicas, sin apoyos de políticos reconocidos, frases sueltas señalando a todos de pícaros, bandidos y corruptos, pero sin propuestas concretas en nada; sin embargo, ese estilo que le resultó efectivo al exalcalde de Bucaramanga en la primera vuelta, parece complicarle las cosas en la segunda.
Paradójicamente la gran amenaza para el orden constitucional colombiano lo representa el ingeniero, la semana anterior envió señales inequívocas que implican un desafío a las instituciones, una de ellas su disposición de hacer uso de la figura contemplada en el Artículo 213 de la Constitución Política denominada conmoción interior, con ella el Presidente de la República asume poderes para gobernar sin control alguno, prescindir del congreso, abusar de las libertades, aplastar el Estado Social de Derecho y arrinconar las garantías que con mucho esfuerzo se han conquistado en el país; de paso desafía el candidato Hernández a la Corte Constitucional al considerar que puede pronunciarse contra la conmoción interior “si se atreve”, ignorando que no se trata de atreverse, se trata de las competencias propias de la honorable corte para defender la carta magna.
Por otro lado el señor Hernández desconoce la labor indispensable del Congreso, nuestra democracia no puede funcionar sin parlamento, el ejercicio legislativo y el control político son fundamentales para las grandes discusiones de la Nación, imagínense nuestro país sin un Congreso que levante la voz en el trámite de una reforma tributaria, reforma a la justicia, reforma a la salud, sin un congreso que penetre en las tinieblas de las inversiones del Estado como el robo descarado de la conectividad rural ocurrido en este Gobierno de Iván Duque; con el ingeniero podríamos abrir la puerta a un gobernante decidido a cerrar el Congreso.
Aunque el señor Hernández rechazó asistir a debates presidenciales y está en todo su derecho, su monótono y diminuto discurso lo deja mal parado, cuando le piden respuestas más claras y con mayor contenido suelta su acostumbrada rabieta en una demostración de intolerancia a los medios, otra señal que evidencia una persona incapaz de establecer diálogo y canales de entendimiento, al contrario, surge una proclividad a la censura y desde ya un aviso a la oposición del peligro que puede correr con Hernández como presidente.
Los Estados modernos están apoyados en instituciones fuertes, independientes y con la capacidad de ejercer control unas sobre otras, de esa forma se impide el absolutismo y el abuso del poder; no podemos continuar con la tradición de este gobierno de tramitar reformas inconstitucionales como ocurrió con la ley de garantías, que finalmente fue declarada inconstitucional por modificar una ley estatutaria mediante una ley de presupuesto, pero provocó un gran perjuicio permitiendo la suscripción de convenios con fines eminentemente electorales; lo peor estaría por venir si se persiste en una conmoción interior. La democracia está en peligro sí, pero sólo si Rodolfo Hernández llega a la Presidencia de la República.