El eje central de las políticas económicas del segundo cuatrienio de Santos, enmarcado dentro de la figura de la Tercera Vía, debe pasar por la disminución de la desigualdad; Colombia, se ha dicho hasta la saciedad, es el tercer país más desigual en una lista de 129 países, pese a sus riquezas y a su […]
El eje central de las políticas económicas del segundo cuatrienio de Santos, enmarcado dentro de la figura de la Tercera Vía, debe pasar por la disminución de la desigualdad; Colombia, se ha dicho hasta la saciedad, es el tercer país más desigual en una lista de 129 países, pese a sus riquezas y a su posición privilegiada frente al resto del mundo. Bajar la desigualdad no implica crecer en términos de PIB; son cuatro los factores relevantes que en Colombia inciden en este fenómeno, a saber: la distribución de la tierra, la concentración del capital accionario, la brecha abierta en el modelo de educación y la política tributaria regresiva.
Colombia es un país feudalista con un modelo de tenencia de la tierra con sello colonial; tres mil propietarios poseen cuarenta millones de hectáreas mientras que tres millones de familias solo tienen cinco millones de Ha. No me imagino a Santos, en ninguna vía, romper este nudo gordiano agrario, no creo que tenga los pantalones para adelantar una política de redistribución en el agro. En el mercado de acciones, dos mil accionistas tienen el 82% de las acciones que, tal vez, son los mismos dueños de las tierras. En educación, existe una enorme disparidad entre la formación de las élites y la que reciben los pobres del país.
Por su parte, el régimen tributario nacional es regresivo hasta los tuétanos; siempre se piensa en favorecer la inversión extranjera con grandes exenciones lo que algunos gobiernos han denominado confianza inversionista. ¿Hasta dónde será necesario que el Estado actúe para conjurar estos factores? No podrían estar por fuera de la agenda gubernativa una reforma agraria, ni una reforma tributaria progresiva, ni una reforma del sistema de educación, base fundamental del verdadero crecimiento.
Se dice que la base de la equidad está en los impuestos. Sin estas acciones, la tercera vía no pasará de ser un camino de herradura. Al manejo de la economía hay que ponerle corazón. Por eso John Maynard Keynes dijo: “el problema político de la humanidad consiste en cambiar tres cosas: eficiencia económica, justicia social y libertades individuales. Un indicador que deberá mejorar Santos es el Índice de Derechos Humanos, IDH, que se mide a través de los grados de escolaridad alcanzada, de la esperanza de vida al nacer (salud) y de los ingresos. Según el PNUD, entre 2000 y 2012, Colombia solo avanzó 9.27 puntos porcentuales, al pasar el IDH de 0.658 a 0.719. Con este indicador somos 12 en Al, por debajo de Chile, Argentina, Cuba y Uruguay.
El eje central de las políticas económicas del segundo cuatrienio de Santos, enmarcado dentro de la figura de la Tercera Vía, debe pasar por la disminución de la desigualdad; Colombia, se ha dicho hasta la saciedad, es el tercer país más desigual en una lista de 129 países, pese a sus riquezas y a su […]
El eje central de las políticas económicas del segundo cuatrienio de Santos, enmarcado dentro de la figura de la Tercera Vía, debe pasar por la disminución de la desigualdad; Colombia, se ha dicho hasta la saciedad, es el tercer país más desigual en una lista de 129 países, pese a sus riquezas y a su posición privilegiada frente al resto del mundo. Bajar la desigualdad no implica crecer en términos de PIB; son cuatro los factores relevantes que en Colombia inciden en este fenómeno, a saber: la distribución de la tierra, la concentración del capital accionario, la brecha abierta en el modelo de educación y la política tributaria regresiva.
Colombia es un país feudalista con un modelo de tenencia de la tierra con sello colonial; tres mil propietarios poseen cuarenta millones de hectáreas mientras que tres millones de familias solo tienen cinco millones de Ha. No me imagino a Santos, en ninguna vía, romper este nudo gordiano agrario, no creo que tenga los pantalones para adelantar una política de redistribución en el agro. En el mercado de acciones, dos mil accionistas tienen el 82% de las acciones que, tal vez, son los mismos dueños de las tierras. En educación, existe una enorme disparidad entre la formación de las élites y la que reciben los pobres del país.
Por su parte, el régimen tributario nacional es regresivo hasta los tuétanos; siempre se piensa en favorecer la inversión extranjera con grandes exenciones lo que algunos gobiernos han denominado confianza inversionista. ¿Hasta dónde será necesario que el Estado actúe para conjurar estos factores? No podrían estar por fuera de la agenda gubernativa una reforma agraria, ni una reforma tributaria progresiva, ni una reforma del sistema de educación, base fundamental del verdadero crecimiento.
Se dice que la base de la equidad está en los impuestos. Sin estas acciones, la tercera vía no pasará de ser un camino de herradura. Al manejo de la economía hay que ponerle corazón. Por eso John Maynard Keynes dijo: “el problema político de la humanidad consiste en cambiar tres cosas: eficiencia económica, justicia social y libertades individuales. Un indicador que deberá mejorar Santos es el Índice de Derechos Humanos, IDH, que se mide a través de los grados de escolaridad alcanzada, de la esperanza de vida al nacer (salud) y de los ingresos. Según el PNUD, entre 2000 y 2012, Colombia solo avanzó 9.27 puntos porcentuales, al pasar el IDH de 0.658 a 0.719. Con este indicador somos 12 en Al, por debajo de Chile, Argentina, Cuba y Uruguay.