En el caso de Valledupar, los entornos construidos sobre el río degradaron la imagen del paisaje, además que imposibilitan la permeabilidad y accesibilidad de los habitantes que se encuentran por fuera de estas áreas ocupadas, terminando en una desconexión ciudad-río.
En los mapas mentales de las personas menores de 50 años el río Guatapurí no es protagonista directo del centro histórico, incluso no hay relación entre ambos espacios. El afluente, para ellos, es el balneario Hurtado y el centro histórico empieza en la carrera cuarta.
Esa es una de las conclusiones del trabajo final de maestría ‘Memoria e identidad urbana: Recuperación de la imagen del Río Guatapurí en Valledupar’, del arquitecto Santander Beleño. “Por más de 30 años hemos sido objeto de una desarticulación total con el alma de la ciudad: el río Guatapurí’; la pérdida de su valor simbólico y patrimonial es evidente”, señala el documento académico.
De la margen del río que hoy es un basurero y que para ingresar es necesario estar acompañado de policías, las personas mayores de 50 años recuerdan que era centro de actividades lúdicas en puntos estratégicos del afluente, como el pozo de la Ceiba, el Triángulo, el Cerezo, el Pozo de Hipinto y los Cocos. Todos desaparecieron y el punto lúdico del Guatapurí se redujo al balneario Hurtado.
“La imagen colectiva que tienen las personas mayores 50 años se caracteriza por las descripciones del paisaje exuberante de la flora, árboles centenarios con troncos enormes y radios de copas que solían superar los 30 metros”, señala el estudio del arquitecto Santander Beleño.
Una de las voces autorizadas para recordar el viejo río es Alba Luz Lúquez, fundadora de los Amigos del Viejo Valledupar, Aviva. Además del libre paso por la carrera tercera y cuarta recuerda que el principal atractivo de esta zona era la margen derecha.
“Ese era el lugar de todos los muchachos de este sector, de ir a explorar, a bañarse, de las lavanderas, era un parque natural. ¡Qué sorpresa! Ahora que queríamos ir al río tuvimos que pedir dos patrullas de la Policía, cuatro motocicletas para poder llevarnos a 14 personas”, señala Alba Luque sobre el cambio radical en la margen del río conectada con el sector fundacional.
Pero la mano del hombre desconectó el río del centro histórico y de la ciudad. Los orígenes de esta división se remontan a tres décadas atrás, cuando empieza la tala indiscriminada de la flora de las especies nativas en toda la cuenca del Guatapurí y el desvío de sus aguas sin control, por lo que se merma el caudal de sus corrientes y provocan grandes llanuras que pertenecen a su memoria.
Actualmente, esas llanuras fueron invadidas y se formaron los barrios Zapato en Mano, Pescaito, Canta Rana, Paraíso, Once de Noviembre, Nueve de Marzo y Nueva Colombia. Además del daño ambiental, el peligro es que en los planes de ordenamiento territorial estas áreas son clasificadas como zonas de alto riesgo por inundación. Por eso, las familias que invaden esta zona han sido reubicadas más de una vez, sin embargo, la zona es nuevamente invadida.
“Lo que pasa es que sus ingresos dependen del centro de la ciudad y si los reubicas a las afueras de la ciudad la misma necesidad los hará regresar”, señala el arquitecto Santander Beleño.
En ese ir y venir, la margen derecha es hoy uno de los puntos álgidos de la ciudad por culpa de la inseguridad, al nivel que es peligroso ir al río sin el acompañamiento de las autoridades.
EL RÍO DE BASURAS
Ladrillos, cemento, vidrios, papeles y desechos higiénicos, todo acumulado en montañas de basura a menos de 5 metros del río Guatapurí.
La desembocadura del río por el sector del barrio Nueve de Marzo es uno de los botaderos ilegales de Valledupar. Son decenas de metros llenos de escombros que están dentro del afluente y que son arrastrados cada vez que hay una pequeña creciente o llueve.
Pese a ese estado, el arquitecto Santander Beleño señala que hay una obligación relacionada con la identidad para recuperar ese sector. “El entorno natural que enmarca el río Guatapurí, a pesar del grado de deterioro que presenta hoy, representa para Valledupar su mayor valor simbólico urbano y a los vallenatos. Revalorar y resignificar todos los nodos muy fielmente expuestos en los mapas mentales es devolver a la memoria y al imaginario de la ciudad uno de sus valores más importantes”, asevera.
El tema se complica, además, por ser una papa caliente. Con la entrada en vigencia del Código de Policía en el 2016, la competencia ambiental y el poder sancionatorio quedaron en manos de la Policía.
Para los expertos la solución primaria, que es limpiar la basura encuentra dos obstáculos, un tema de competencia y el incumplimiento del el artículo 11 de la Resolución 472 de 2017 expedida por el Ministerio de Ambiente, que ordena a los municipios y distritos a seleccionar los sitios específicos para la disposición final de los residuos generados en las actividades de Construcción y Demolición, RCD.
En algún momento, esa parte del río llegará a su límite, así lo creen los ambientalistas. “Esos desechos, esa basura, lentamente irán acabando con la vida del río, es allí donde empezamos a ver cómo cada vez se seca más rápido”, explicó Neftalí Méndez.
EJEMPLOS DE RECUPERACIÓN
En Colombia el mayor ejemplo de recuperación de un río como atractivo turístico y de identidad es Montería. Es así como, según Santander Beleño, arquitectos de Montería se convirtieron en los gestores de una propuesta que convirtiera al afluente en su referente urbano más importante.
Con eso se logró que alrededor del Sinú se integrara la ciudad, además de rescatar el lecho perdido, reasentar los ocupantes de sus márgenes e integrar el ambiente natural con el borde construido de la ciudad con un gran parque lineal.
“Volver a mirar al Sinú ha generado en los monterianos un alto grado de civismo y le ha dado a la ciudad un carácter cosmopolita por la gran cantidad de visitantes nacionales que disfrutan de la Ronda”, señala el arquitecto en su maestría, como ejemplo para la estrategia que se puede realizar en Valledupar.
En el caso de Valledupar, los entornos construidos sobre el río degradaron la imagen del paisaje, además que imposibilitan la permeabilidad y accesibilidad de los habitantes que se encuentran por fuera de estas áreas ocupadas, terminando en una desconexión ciudad-río.
Hoy, durante el foro del diario EL PILÓN ‘Miremos al centro histórico de Valledupar’, el arquitecto Santander Beleño expondrá varias propuestas resultado de su investigación para recuperar la conexión entre el río Guatapurí y el centro histórico. En el evento, que se realizará desde las 8:00 a.m., en la Casa de la Cultura, contará con la presencia de autoridades locales y conocedores del centro histórico. Desde la fundación Aviva conversarán sobre su importancia (incluyendo los callejones), problemas y posibles soluciones; experiencias nacionales e internacionales de recuperación de centros históricos, y por supuesto, su potencial económico y turístico.
¿CÓMO SE RECUPERA EL RÍO?
En la memoria de los mayores de 50 hay recuerdos de aves como canarios, mochuelos, azulejos, cotorras y pericos, incluso de los aullidos de los monos cotudos, cerca al río. Todo esto se generaba en las cercanías de las carreras cuarta y quinta del marco fundacional, señala la investigación.
Pero la pérdida del valor cultural del sitio contribuyó a su deterioro. La reconexión ciudad-río cobra importancia en que además que las urbanizaciones crecieron a su alrededor, este tiene contacto con en 8 kilómetros con Valledupar.
Una de las propuestas que el arquitecto Santander Beleño presentará durante el foro ante las autoridades municipales y departamentales es ‘Mi Río-Mi historia’, con el que propone principalmente la reubicación de las personas como primera medida.
Libre ese espacio se ocupará las áreas de sus viviendas en el restablecimiento de la flora con árboles nativos y aprovechar sus coloridas floraciones para identificar y dar carácter al nuevo paisaje.
Otra idea es la construcción de los escenarios deportivos. Los suelos ocupados por las vías actuales servirán como límites de canchas y áreas de apoyos como camerinos, locales y vistieres.
Y por último, otra idea que se planteará es que en las áreas ocupadas por los invasores de la margen derecha se plantean grandes viveros productores de árboles nativos que sirvan para repoblar las márgenes del Río en sus cuencas baja, media y alta.
Poner en el centro de discusión la necesidad de recuperar ese sector del río, además de la presentación de propuestas como las del arquitecto Santander Beleño y experiencias internacionales, son los principales objetivos de espacios como los que abre hoy EL PILÓN.
Por: DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
[email protected]
En el caso de Valledupar, los entornos construidos sobre el río degradaron la imagen del paisaje, además que imposibilitan la permeabilidad y accesibilidad de los habitantes que se encuentran por fuera de estas áreas ocupadas, terminando en una desconexión ciudad-río.
En los mapas mentales de las personas menores de 50 años el río Guatapurí no es protagonista directo del centro histórico, incluso no hay relación entre ambos espacios. El afluente, para ellos, es el balneario Hurtado y el centro histórico empieza en la carrera cuarta.
Esa es una de las conclusiones del trabajo final de maestría ‘Memoria e identidad urbana: Recuperación de la imagen del Río Guatapurí en Valledupar’, del arquitecto Santander Beleño. “Por más de 30 años hemos sido objeto de una desarticulación total con el alma de la ciudad: el río Guatapurí’; la pérdida de su valor simbólico y patrimonial es evidente”, señala el documento académico.
De la margen del río que hoy es un basurero y que para ingresar es necesario estar acompañado de policías, las personas mayores de 50 años recuerdan que era centro de actividades lúdicas en puntos estratégicos del afluente, como el pozo de la Ceiba, el Triángulo, el Cerezo, el Pozo de Hipinto y los Cocos. Todos desaparecieron y el punto lúdico del Guatapurí se redujo al balneario Hurtado.
“La imagen colectiva que tienen las personas mayores 50 años se caracteriza por las descripciones del paisaje exuberante de la flora, árboles centenarios con troncos enormes y radios de copas que solían superar los 30 metros”, señala el estudio del arquitecto Santander Beleño.
Una de las voces autorizadas para recordar el viejo río es Alba Luz Lúquez, fundadora de los Amigos del Viejo Valledupar, Aviva. Además del libre paso por la carrera tercera y cuarta recuerda que el principal atractivo de esta zona era la margen derecha.
“Ese era el lugar de todos los muchachos de este sector, de ir a explorar, a bañarse, de las lavanderas, era un parque natural. ¡Qué sorpresa! Ahora que queríamos ir al río tuvimos que pedir dos patrullas de la Policía, cuatro motocicletas para poder llevarnos a 14 personas”, señala Alba Luque sobre el cambio radical en la margen del río conectada con el sector fundacional.
Pero la mano del hombre desconectó el río del centro histórico y de la ciudad. Los orígenes de esta división se remontan a tres décadas atrás, cuando empieza la tala indiscriminada de la flora de las especies nativas en toda la cuenca del Guatapurí y el desvío de sus aguas sin control, por lo que se merma el caudal de sus corrientes y provocan grandes llanuras que pertenecen a su memoria.
Actualmente, esas llanuras fueron invadidas y se formaron los barrios Zapato en Mano, Pescaito, Canta Rana, Paraíso, Once de Noviembre, Nueve de Marzo y Nueva Colombia. Además del daño ambiental, el peligro es que en los planes de ordenamiento territorial estas áreas son clasificadas como zonas de alto riesgo por inundación. Por eso, las familias que invaden esta zona han sido reubicadas más de una vez, sin embargo, la zona es nuevamente invadida.
“Lo que pasa es que sus ingresos dependen del centro de la ciudad y si los reubicas a las afueras de la ciudad la misma necesidad los hará regresar”, señala el arquitecto Santander Beleño.
En ese ir y venir, la margen derecha es hoy uno de los puntos álgidos de la ciudad por culpa de la inseguridad, al nivel que es peligroso ir al río sin el acompañamiento de las autoridades.
EL RÍO DE BASURAS
Ladrillos, cemento, vidrios, papeles y desechos higiénicos, todo acumulado en montañas de basura a menos de 5 metros del río Guatapurí.
La desembocadura del río por el sector del barrio Nueve de Marzo es uno de los botaderos ilegales de Valledupar. Son decenas de metros llenos de escombros que están dentro del afluente y que son arrastrados cada vez que hay una pequeña creciente o llueve.
Pese a ese estado, el arquitecto Santander Beleño señala que hay una obligación relacionada con la identidad para recuperar ese sector. “El entorno natural que enmarca el río Guatapurí, a pesar del grado de deterioro que presenta hoy, representa para Valledupar su mayor valor simbólico urbano y a los vallenatos. Revalorar y resignificar todos los nodos muy fielmente expuestos en los mapas mentales es devolver a la memoria y al imaginario de la ciudad uno de sus valores más importantes”, asevera.
El tema se complica, además, por ser una papa caliente. Con la entrada en vigencia del Código de Policía en el 2016, la competencia ambiental y el poder sancionatorio quedaron en manos de la Policía.
Para los expertos la solución primaria, que es limpiar la basura encuentra dos obstáculos, un tema de competencia y el incumplimiento del el artículo 11 de la Resolución 472 de 2017 expedida por el Ministerio de Ambiente, que ordena a los municipios y distritos a seleccionar los sitios específicos para la disposición final de los residuos generados en las actividades de Construcción y Demolición, RCD.
En algún momento, esa parte del río llegará a su límite, así lo creen los ambientalistas. “Esos desechos, esa basura, lentamente irán acabando con la vida del río, es allí donde empezamos a ver cómo cada vez se seca más rápido”, explicó Neftalí Méndez.
EJEMPLOS DE RECUPERACIÓN
En Colombia el mayor ejemplo de recuperación de un río como atractivo turístico y de identidad es Montería. Es así como, según Santander Beleño, arquitectos de Montería se convirtieron en los gestores de una propuesta que convirtiera al afluente en su referente urbano más importante.
Con eso se logró que alrededor del Sinú se integrara la ciudad, además de rescatar el lecho perdido, reasentar los ocupantes de sus márgenes e integrar el ambiente natural con el borde construido de la ciudad con un gran parque lineal.
“Volver a mirar al Sinú ha generado en los monterianos un alto grado de civismo y le ha dado a la ciudad un carácter cosmopolita por la gran cantidad de visitantes nacionales que disfrutan de la Ronda”, señala el arquitecto en su maestría, como ejemplo para la estrategia que se puede realizar en Valledupar.
En el caso de Valledupar, los entornos construidos sobre el río degradaron la imagen del paisaje, además que imposibilitan la permeabilidad y accesibilidad de los habitantes que se encuentran por fuera de estas áreas ocupadas, terminando en una desconexión ciudad-río.
Hoy, durante el foro del diario EL PILÓN ‘Miremos al centro histórico de Valledupar’, el arquitecto Santander Beleño expondrá varias propuestas resultado de su investigación para recuperar la conexión entre el río Guatapurí y el centro histórico. En el evento, que se realizará desde las 8:00 a.m., en la Casa de la Cultura, contará con la presencia de autoridades locales y conocedores del centro histórico. Desde la fundación Aviva conversarán sobre su importancia (incluyendo los callejones), problemas y posibles soluciones; experiencias nacionales e internacionales de recuperación de centros históricos, y por supuesto, su potencial económico y turístico.
¿CÓMO SE RECUPERA EL RÍO?
En la memoria de los mayores de 50 hay recuerdos de aves como canarios, mochuelos, azulejos, cotorras y pericos, incluso de los aullidos de los monos cotudos, cerca al río. Todo esto se generaba en las cercanías de las carreras cuarta y quinta del marco fundacional, señala la investigación.
Pero la pérdida del valor cultural del sitio contribuyó a su deterioro. La reconexión ciudad-río cobra importancia en que además que las urbanizaciones crecieron a su alrededor, este tiene contacto con en 8 kilómetros con Valledupar.
Una de las propuestas que el arquitecto Santander Beleño presentará durante el foro ante las autoridades municipales y departamentales es ‘Mi Río-Mi historia’, con el que propone principalmente la reubicación de las personas como primera medida.
Libre ese espacio se ocupará las áreas de sus viviendas en el restablecimiento de la flora con árboles nativos y aprovechar sus coloridas floraciones para identificar y dar carácter al nuevo paisaje.
Otra idea es la construcción de los escenarios deportivos. Los suelos ocupados por las vías actuales servirán como límites de canchas y áreas de apoyos como camerinos, locales y vistieres.
Y por último, otra idea que se planteará es que en las áreas ocupadas por los invasores de la margen derecha se plantean grandes viveros productores de árboles nativos que sirvan para repoblar las márgenes del Río en sus cuencas baja, media y alta.
Poner en el centro de discusión la necesidad de recuperar ese sector del río, además de la presentación de propuestas como las del arquitecto Santander Beleño y experiencias internacionales, son los principales objetivos de espacios como los que abre hoy EL PILÓN.
Por: DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
[email protected]