En Colombia la tradición Bipartidista sufrió fracturas irremediables, en la mayoría de las veces por disputas al interior de los partidos.
Por Luis Elquis Díaz
En Colombia la tradición Bipartidista sufrió fracturas irremediables, en la mayoría de las veces por disputas al interior de los partidos.
La gestación de nuevos partidos políticos afloraba como inestimable alternativa de la fractura bipartidista, sin embargo, su concepción abanderó caudillismos aprovechando circunstancias coyunturales; llevando al país a perder de vista el desarrollo cualitativo, el crecimiento económico y la madurez político democrática.
Tampoco los líderes de izquierda han logrado constituirse en fuerza partidista con vocación de poder, el individualismo ha sido su principal característica.
Las hendijas del nuevo modelo originaron transfuguismo de dirigentes políticos para ubicarse en la Derecha, en la Izquierda y en el centro. Raramente en nombre de la coalición a veces compaginan ideológicamente para hacer oposición. Al parecer les cuesta mucho ubicarse en la objetividad democrática.
El Acto Legislativo 01 de 2013 que dio origen a la Reforma Política del mismo año, efectuó importantes transformaciones en el régimen electoral y el sistema de partidos colombiano.
Los cambios introducidos por la Reforma Política de 2003 estaban orientados a reducir el personalismo y la fragmentación del sistema de partidos colombiano.
Figuras como el umbral, la cifra repartidora, las listas únicas y el voto preferente, apuntaron a reducir la cantidad de fuerzas políticas en contienda y a fortalecer los partidos y movimientos con mayor arraigo en la sociedad.
Las coyunturales han marcado la historia en cada proceso electoral, dejando sin efectos el espíritu de la Reforma Política de 2003. Se sigue mezclando el estilo de gobernar con el modelo político, los personalismos y la génesis de movimientos; solo el umbral reivindica vigencia en especial por el Acto Legislativo 01 de 2009 que elevó el umbral al 2% para los comicios del 2010 y al 3%para las elecciones al Congreso de la República del próximo año.
Según la Registraduría Nacional, 31.147.177 de ciudadanos residentes en el país y en el exterior conforman el censo electoral colombiano.
Las exigencias del umbral establecidas en la reforma del 2009, tienen penando a los partidos minoritarios, porque para asegurar su subsistencia deben alcanzar alrededor de 450.000 votos en el debate electoral del año entrante.
Se avecinan escisiones, inclusive perdidas de personerías jurídicas; no obstante, es probable que reencarnen en otra razón social, desarticulando lo que queda del Bipartidismo, opacando las opciones de una buena tercería y el principio de la participación política que legitima la democracia.
En Colombia la tradición Bipartidista sufrió fracturas irremediables, en la mayoría de las veces por disputas al interior de los partidos.
Por Luis Elquis Díaz
En Colombia la tradición Bipartidista sufrió fracturas irremediables, en la mayoría de las veces por disputas al interior de los partidos.
La gestación de nuevos partidos políticos afloraba como inestimable alternativa de la fractura bipartidista, sin embargo, su concepción abanderó caudillismos aprovechando circunstancias coyunturales; llevando al país a perder de vista el desarrollo cualitativo, el crecimiento económico y la madurez político democrática.
Tampoco los líderes de izquierda han logrado constituirse en fuerza partidista con vocación de poder, el individualismo ha sido su principal característica.
Las hendijas del nuevo modelo originaron transfuguismo de dirigentes políticos para ubicarse en la Derecha, en la Izquierda y en el centro. Raramente en nombre de la coalición a veces compaginan ideológicamente para hacer oposición. Al parecer les cuesta mucho ubicarse en la objetividad democrática.
El Acto Legislativo 01 de 2013 que dio origen a la Reforma Política del mismo año, efectuó importantes transformaciones en el régimen electoral y el sistema de partidos colombiano.
Los cambios introducidos por la Reforma Política de 2003 estaban orientados a reducir el personalismo y la fragmentación del sistema de partidos colombiano.
Figuras como el umbral, la cifra repartidora, las listas únicas y el voto preferente, apuntaron a reducir la cantidad de fuerzas políticas en contienda y a fortalecer los partidos y movimientos con mayor arraigo en la sociedad.
Las coyunturales han marcado la historia en cada proceso electoral, dejando sin efectos el espíritu de la Reforma Política de 2003. Se sigue mezclando el estilo de gobernar con el modelo político, los personalismos y la génesis de movimientos; solo el umbral reivindica vigencia en especial por el Acto Legislativo 01 de 2009 que elevó el umbral al 2% para los comicios del 2010 y al 3%para las elecciones al Congreso de la República del próximo año.
Según la Registraduría Nacional, 31.147.177 de ciudadanos residentes en el país y en el exterior conforman el censo electoral colombiano.
Las exigencias del umbral establecidas en la reforma del 2009, tienen penando a los partidos minoritarios, porque para asegurar su subsistencia deben alcanzar alrededor de 450.000 votos en el debate electoral del año entrante.
Se avecinan escisiones, inclusive perdidas de personerías jurídicas; no obstante, es probable que reencarnen en otra razón social, desarticulando lo que queda del Bipartidismo, opacando las opciones de una buena tercería y el principio de la participación política que legitima la democracia.