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Editorial - 22 junio, 2022

Petro y la región

En una primera aproximación a lo que esperarían los cesarenses - y en algunos aspectos los guajiros- de un gobierno de Gustavo Petro, deberíamos empezar por unos temas que son transversales a la nación, pero que no por ellos dejan de ser prioritarios en nuestra especificidad regional: la superación de la pobreza, el aumento de la tasa de acceso de los jóvenes a la educación superior; la generación de empleos e ingresos, principalmente con la agroindustria, y la diversificación productiva, en un marco de transición energética.

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En una primera aproximación a lo que esperarían los cesarenses – y en algunos aspectos los guajiros- de un gobierno de Gustavo Petro, deberíamos empezar por unos temas que son transversales a la nación, pero que no por ellos dejan de ser prioritarios en nuestra especificidad regional: la superación de la pobreza, el aumento de la tasa de acceso de los jóvenes a la educación superior; la generación de empleos e ingresos, principalmente con la agroindustria, y la diversificación productiva, en un marco de transición energética.

Y en ese orden debemos considerar los importantes activos que por algunas décadas aun, principalmente fiscales (regalías), de aplicarse bien – lejos de la intermediación de algunos dirigentes y políticos locales que procuran su tajada personal- serían instrumentos esenciales para aquellos programas de transformación regional.

No olvidar que las costas, las regiones más azotadas por la corrupción local y de sus vetustos representantes políticos, poco altruistas, – nos atrevemos a decir que en mayor medida que el desprecio del poder central -, fueron las que acompañaron la gesta y la protesta con el voto.

También hacemos mención de que la variable ambiental, que prioriza Petro en su programa de gobierno, tendrá efectos sobre importantes proyectos en desarrollo, tales como los distritos de riego de Valledupar y Ranchería, necesarios para la agricultura productiva y competitiva, y cuya construcción también es necesaria para el abastecimiento de agua potable de la población urbana y rural de los municipios.

Esa variable, y la legal y conveniente participación social en su diseño, no deberían ser medio para que esos proyectos estratégicos se detengan sino que avancen, se mejoren, se perfeccionen. Sierras como la Nevada, las de Perijá, – ubicadas en el Cesar La Guajira y Magdalena – San Lucas, Montes de María o de Ayapel, y sus poblaciones indígenas y campesinas, esperan bastante atención.

El presidente Gustavo Petro, un presidente de esta tierra caribe deberá adoptar una postura clara, nada ambigua, sobre el sueño de integración y autonomía regional, expresado en la vocación territorial de la Constitución de 1991 que proyectó la conformación de regiones, en especial, por su tradicional lucha de más de un siglo, de la Región Caribe.

El hecho notorio de que los 8 departamentos del Caribe profundo, caliente, ribereño, litoral e insular le dieran un amplio respaldo de más de un millón de votos de diferencia a su favor es una señal de un grito social y de hermanamiento entre los departamentos, que Petro no podrá desconocer.

De modo que las obras de infraestructura y servicios que promuevan la integración, la conectividad, los transportes y las vías, así como la integración cultural, deberán incorporarse al Plan de Desarrollo del nuevo gobierno. ¡No tiene sentido que desde Valledupar a Montería nos tomemos ocho horas de camino!

Las vías del Cesar, prolongadas en La Guajira y orientadas hacia Venezuela, requerirán ser priorizadas también, cuando la frontera y el intercambio comercial, cultural y universitario, entre las dos naciones hermanas se reactivarán para nuestro anhelado bien.

Editorial
22 junio, 2022

Petro y la región

En una primera aproximación a lo que esperarían los cesarenses - y en algunos aspectos los guajiros- de un gobierno de Gustavo Petro, deberíamos empezar por unos temas que son transversales a la nación, pero que no por ellos dejan de ser prioritarios en nuestra especificidad regional: la superación de la pobreza, el aumento de la tasa de acceso de los jóvenes a la educación superior; la generación de empleos e ingresos, principalmente con la agroindustria, y la diversificación productiva, en un marco de transición energética.


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En una primera aproximación a lo que esperarían los cesarenses – y en algunos aspectos los guajiros- de un gobierno de Gustavo Petro, deberíamos empezar por unos temas que son transversales a la nación, pero que no por ellos dejan de ser prioritarios en nuestra especificidad regional: la superación de la pobreza, el aumento de la tasa de acceso de los jóvenes a la educación superior; la generación de empleos e ingresos, principalmente con la agroindustria, y la diversificación productiva, en un marco de transición energética.

Y en ese orden debemos considerar los importantes activos que por algunas décadas aun, principalmente fiscales (regalías), de aplicarse bien – lejos de la intermediación de algunos dirigentes y políticos locales que procuran su tajada personal- serían instrumentos esenciales para aquellos programas de transformación regional.

No olvidar que las costas, las regiones más azotadas por la corrupción local y de sus vetustos representantes políticos, poco altruistas, – nos atrevemos a decir que en mayor medida que el desprecio del poder central -, fueron las que acompañaron la gesta y la protesta con el voto.

También hacemos mención de que la variable ambiental, que prioriza Petro en su programa de gobierno, tendrá efectos sobre importantes proyectos en desarrollo, tales como los distritos de riego de Valledupar y Ranchería, necesarios para la agricultura productiva y competitiva, y cuya construcción también es necesaria para el abastecimiento de agua potable de la población urbana y rural de los municipios.

Esa variable, y la legal y conveniente participación social en su diseño, no deberían ser medio para que esos proyectos estratégicos se detengan sino que avancen, se mejoren, se perfeccionen. Sierras como la Nevada, las de Perijá, – ubicadas en el Cesar La Guajira y Magdalena – San Lucas, Montes de María o de Ayapel, y sus poblaciones indígenas y campesinas, esperan bastante atención.

El presidente Gustavo Petro, un presidente de esta tierra caribe deberá adoptar una postura clara, nada ambigua, sobre el sueño de integración y autonomía regional, expresado en la vocación territorial de la Constitución de 1991 que proyectó la conformación de regiones, en especial, por su tradicional lucha de más de un siglo, de la Región Caribe.

El hecho notorio de que los 8 departamentos del Caribe profundo, caliente, ribereño, litoral e insular le dieran un amplio respaldo de más de un millón de votos de diferencia a su favor es una señal de un grito social y de hermanamiento entre los departamentos, que Petro no podrá desconocer.

De modo que las obras de infraestructura y servicios que promuevan la integración, la conectividad, los transportes y las vías, así como la integración cultural, deberán incorporarse al Plan de Desarrollo del nuevo gobierno. ¡No tiene sentido que desde Valledupar a Montería nos tomemos ocho horas de camino!

Las vías del Cesar, prolongadas en La Guajira y orientadas hacia Venezuela, requerirán ser priorizadas también, cuando la frontera y el intercambio comercial, cultural y universitario, entre las dos naciones hermanas se reactivarán para nuestro anhelado bien.