Nos habíamos acostumbrado a que los días finales del mes de abril en Valledupar florecían las notas de un acordeón, caja y guacharaca, acompañadas de una voz, en un concurso para elegir un rey vallenato.

Con nostalgia mi corazón se arruga como el fuelle al abrir y cerrar de un acordeón, al no poder disfrutarlo, como todos los años, este festival; esto demuestra que somos frágiles, la pandemia del coronavirus nos afectó, la vida es así, nos invaden obstáculos que no podemos enfrentar y tenemos que postergar lo programado. 

Son más de 50 años que no se borran de nuestro pasado oyendo muestra mayor riqueza, el vallenato. Se presenta una solución, la virtualidad, pues se acepta, pero no es igual, eso no se discute, el hombre se ingenia contrarrestar situaciones adversas; ya tenemos el primer rey virtual que reposa en Manuel Vega Vásquez, que con méritos y su perseverancia logró cristalizar su deseo. Vendrán más reyes virtuales en octubre, mes escogido por la Fundación del Festival de la Leyenda Vallenata.

Otro abril sin festival vallenato, pero en la radio, redes sociales, la Fundación del Festival de la Leyenda Vallenata, nuestra gente, etc., festejamos estos días recordando, oyendo, comentando lo grande que nos dejó la cacica Consuelo Araujonoguera (q. e. p. d.) para la eternidad. 

Con satisfacción destaco que este año se le brinde un homenaje al compositor poeta de Villanueva, Rosendo Romero Ospino, grande por sus canciones poéticas, hombre de muchos conocimientos del folclor vallenato, buena gente, de buenas costumbres, proveniente de una dinastía reconocida en nuestra región, hermano de Israel Romero Ospino, el ‘Pollo Isra’, acordeonero diestro en ese arte de ejecutar una nota acuciosa llena de armonía de mucho carácter y autenticidad.

Para el año entrante, el 2022, el festival vallenato rey de reyes (espero se vuelva a la normalidad presencial) se rendirá el homenaje prometido en vida al cantante ruiseñor del Cesar o jilguero de América, Jorge Oñate (q. e. p. d.), por su gran voz y aporte por más de 50 años al folclor vallenato. Le auguro un gran festival.

Sigamos apoyando estos festivales con armonía, alegría y paz, agradeciendo a sus directivos la dura tarea de hacerlos, no es fácil, se necesita mucho compromiso y responsabilidad, la experiencia se impone, conservemos su esencia, sus raíces son su fortaleza, creció y cada día crece más para orgullo de los vallenatos. 

Otro abril sin festival vallenato, pero otro mes queriendo más nuestra música vallenata.