Por Eduardo Santos Ortega Vergara
Romualdo Brito López, un guajiro de pura cepa, poeta y soñador, que entregaba mil detalles en cada melodía y letra de sus canciones, suplicó con vehemencia que llenáramos de cariño los amaneceres del valle.
“Quien dijo amor, dijo paz, dijo Dios, dijo te quiero, te amo, perdón, la palabra más sagrada; porque el amor es lo hermoso, es lo lindo, es el lenguaje del alma”.
“Sabes, que por amor un día Escalona cantó, que por amor un día Molina pintó, a la mujer que adoraba. Sabes que, por amor, ‘venimo’ al mundo tú y yo, hoy te pido por el bien de los dos, llenar de amor nuestras almas”.
“Sígueme queriendo te pido, para que el amor no se acabe. Ay, vamos a llenar de cariño, los amaneceres del Valle’”.
“Llenemos con mil detalles, cada rincón de mi Valle, con los más lindos recuerdos, como lo hizo Morales, Emiliano y García Márquez, Alfonso
López y Consuelo”.
¿Habrá un mejor sentir que esta súplica poética hecha canción? Lo pidió un señor del folclor, un hombre que naciera en un rinconcito de la bella Guajira llamado Tomarrazón un 17 de marzo de 1953 y a los 67 años cumplidos, en un fatídico accidente, falleciera un 20 de noviembre de 2020.
Nos dejó este legado hermoso, nos permitió reflexionar sobre lo que es el verdadero sentir poético, le cantó al amor, a su pareja, para que entre dos le dieran amor y rindieran tributo a una tierra que merece todo: Valledupar.
Este año 2025, 475 años de historia, ha sido un año lleno de vicisitudes, alegrías y tristezas; como todo balance, hay de todo como en las boticas; y siguen nuestros dirigentes políticos y líderes sociales perdiendo el año en gestión social, cultural y económica.
Un día, en una nota escrita hace algunos años, dije que Valledupar estaba fea. A José Aponte Martínez le llamó la atención lo dicho. Es verdad; hoy ratifico mi comentario: sigue estando fea. Sigue la basura dominando a la empresa de aseo, y los malos vecinos contribuyendo en eso; siguen los robos, atracos; sigue la inseguridad campeando en Valledupar, a pesar de que se creó una Secretaría de Seguridad y Convivencia; el balance es que sigue todo igual que antes.
Mucha gente foránea, venezolanos y de otros lugares del país, siguen llenando a Valledupar de angustia; no contribuyen de manera positiva, y nuestra cultura apacible, llena de cantos y notas vallenatas, un día se vio ultrajada por la violencia, las muertes, la inseguridad y el caos. Infortunadamente.
Las calles siguen siendo epicentro de accidentes, carros y motos en un caos vehicular, accidentes fatales que cobran vidas. Las motos infringiendo las normas de tránsito, cada quien en su ley.
La basura se tomó el centro de Valledupar; bueno, la periferia también. Es fácil ver la esquina, como un ejemplo ínfimo, de la Casa de la Cultura, con arrumes de basura que, desde luego, no genera esta casa. Los vecinos asumen que este es el mejor lugar para depositarla y afear el sector. Falta de conciencia y cultura ciudadana.
Las obras para el bien de Valledupar son bienvenidas, pero que se concluyan de manera óptima y eficiente. Pilas, doctor Layonel Arenas, es su trabajo velar por esto.
“Llenemos con mil detalles cada rincón de mi Valle con los más lindos recuerdos” y actos; hoy también lo suplico yo, como un día lo dijo el rey guajiro de Tomarrazón. Sólo Eso.





