“En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (San Juan 1,1)
El apóstol Juan escribió ya anciano, a finales del siglo I, a casi un siglo del nacimiento de Jesús. Es el único escritor que emplea el término “Verbo” para referirse a Jesús. Verbo significa: palabra, expresión, razón, motivo, causa, pensamiento. Sin embargo, aquí no se refiere a una simple palabra pronunciada por Dios en la eternidad, sino a un ser personal, existente con Dios el Padre, desde antes de la creación del mundo y que viene para revelarnos a Dios con su nacimiento, vida, muerte y resurrección.
Isaías, el profeta, tuvo una visión acerca de la Navidad, representada hacia el futuro sobre el nacimiento del Mesías. La visión de Juan, es una mirada hacia el pasado, confirmando lo que el profeta siglos antes había dicho. Por eso mismo, no comienza su evangelio, como los demás evangelistas, con el anuncio a María o el nacimiento en Belén; sino que, el ambiente en el que enmarca el advenimiento de Cristo no es el tradicional navideño, sino la eternidad misma, la creación toda. Así, deja claro que, aquel niño que nació en Belén era Dios por la eternidad. Por eso, su visión de la Navidad trasciende el tiempo y el espacio hasta llegar al origen de todas las cosas y afectarnos positivamente a nosotros, aquí en el Valle del cacique Upar.
A manera de reflexión: El niño de Belén es el Verbo eterno. Manifestando la plenitud de la Encarnación al decir: “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Existía desde la eternidad con el Padre y vino desde la eternidad al tiempo para cumplir la profecía de Miqueas, cuando dijo que de Belén saldría uno cuyo origen es desde los días de la eternidad.
También, el niño de Belén es el creador del mundo. Pablo, el apóstol, nos enseña que, la creación fue hecha por y para Cristo y que Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, ahora nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo y por quien así mismo hizo el universo.
Luego, el niño de Belén es la vida del mundo. Aquel niño en pañales no solo era la vida sino tambien su autor. Jesús se declaró como el único camino digno de andarse, la única verdad digna de creerse y la única vida digna de vivirse. La vida que Jesús ofrece no solo es una vida terrenal de 80 o 90 años, sino la continuidad de la vida con él por la eternidad.
Esto hace que, el niño de Belén sea la luz del mundo. Vino para ser luz para todos aquellos que estábamos en oscuridad. Es la victoria misma sobre las tinieblas. Durante su ministerio terrenal, declaró que él era la luz del mundo.
Queridos amigos: son muchas las opiniones que se pueden tener acerca de la natividad, y de conceptuar sobre Jesús; sin embargo, y en honor a la amistad, debo preguntar: ¿qué significa para ti el niño de Belén? Él es el Hijo de Dios. Es Dios mismo que vino a nuestro mundo en la condición de hombre para rescatarnos de la condenación de nosotros mismos.
Mi invitación es para que abras tu corazón y permitas que él pueda seguir viviendo su vida de poder y esplendor a través de ti. ¡Que su gracia te cobije hoy para tener una navidad feliz al lado de los tuyos!
¡Felices fiestas!
Por: Valerio Mejía.





