COLUMNA

Científico y compositor de música vallenata romántica

Es un médico neurólogo formado en la Universidad de Harvard en la ciudad de Boston, cuya vida transcurre allí en ambiente científico, entre el alma de la gente; es valduparense y se llama Fernando Dangond Castro.

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Es un médico neurólogo formado en la Universidad de Harvard en la ciudad de Boston, cuya vida transcurre allí en ambiente científico, entre el alma de la gente; es valduparense y se llama Fernando Dangond Castro. Y además, saca tiempo para componer exquisita música romántica de su tierra natal, que por su padre Jorge Dangond Daza, es Villanueva y por su madre Elisa Castro Palmera, es Valledupar con raíz urumitera, por su bisabuela materna, Eufemia Baquero Araújo; gente de piano, guitarra y canto: casado con la distinguida señora Mónica Lacouture Pinedo de Santa Marta, procrearon sus queridos hijos, entre ellos Cristina, que a los seis años de edad subió al cielo.

Fernando aprendería a observar el cerebro humano con un detalle casi artístico, cada neurona, cada conexión sináptica, como si fueran notas en una partitura de nobles acordes de acordeón.

Conociendo su personalidad serena, seguramente su labor investigativa va acompañada de reflexión atenta, como corresponde a los buscadores de las verdades empíricas de nuestra sabia naturaleza humana. En sus pacientes transmite seguridad y compañía, como quien guía a alguien por un camino sinuoso pero lleno de luces al final del túnel.

Aquí voy a narrar algo, bajo reserva del nombre, que me ha solicitado un amigo común de todas las personas referidas. Él buscaba un diagnóstico sobre determinado estado de salud y la doctora Alba Luz Luque de Lomelí y su esposo, médico patólogo Herman, de nacionalidad alemana, le ofrecieron apoyo para que lo atendieran médicos especialistas en la ciudad de Colonia, Alemania, y lo condujeron hasta ellos, pero además recibiéndolo con su señora como huéspedes en su casa situada en el suburbio Odenthal de la ciudad de Colonia.

Los especialistas pronunciaron un diagnóstico favorable a su estado de salud. No obstante, el amigo quiso viajar desde Colonia a Boston, pues allí contaba con el apoyo de su amigo y pariente Fernando Dangond Castro. Y evidentemente este lo puso en las manos expertas de sus colegas de Harvard especialistas sobre el particular y él mismo como tal: lo examinaron y confirmaron el diagnóstico que por escrito habían emitido los médicos de Colonia.

Cuando le conté a ese amigo que me proponía escribir esta columna para relevar la personalidad médica de Fernando y su importante aporte a la cultura musical del folclor vallenato, me encareció que divulgara lo que acabo de contar, y me añadió que expresara su gratitud incancelable por aquellos favores recibidos tan oportunamente, y que su salud se mantiene en magnífico estado. Ese amigo es tan amigo mío que bien pudiera ser mi alter ego.

Ahora la parte folclórica. Magnífica y excelente fue la presentación artística con que nos deleitó Fernando la noche del 31 del pasado mes de octubre, cuando por espacio de una hora y media nos colmó de alegría interpretando su propia exquisita producción musical de inspiración romántica, no sólo cantando sino también tocando diversos instrumentos musicales, lo que tuvo como albergue el templete del parque de La Vida, que, a propósito, la estructura de ese parque es monumental, por su extensión y belleza arquitectónica y recurso de esparcimientos corporal y espiritual, pues allí se han construido unos colegios de segunda enseñanza que mueven a un reconocimiento público a la administración departamental.

Aprovecho también, para reconocer privada y públicamente la magnífica y a mis ojos bella obra arquitectónica del popularmente llamado Palo de Mango (CCMV), aún no inaugurado y que albergará manifestaciones culturales autóctonas y universales.

¡Bravo!, Fernando Dangond Castro, y palmas para las administraciones departamental y municipal por las obras realizadas y por las proyectadas a concretarse próximamente, el Anillo Vial y otras, del orden departamental, y municipal, el Parque Lineal en la ribera derecha del río Guatapurí, y la reconstrucción y ampliación de vías de la ciudad, porque el tráfico de Valledupar es confuso.

Por: Rodrigo López Barros.

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