En esta oportunidad fueron 220 mercados para habitantes de Becerril, el corregimiento Estados Unidos (jurisdicción de Becerril), el corregimiento La Victoria de San Isidro (de La Jagua de Ibirico) y el casco urbano de La Jagua de Ibirico.
En aras de llegar a la mayor población que sea posible en el Cesar, la Fundación Carboandes, en alianza con la Fundación Santo Domingo y el Programa de Desarrollo y Paz, PDP, realizó una segunda entrega alimentaria a personas agremiadas en asociaciones o fundaciones de comunidades indígenas, afrodescendientes, población en discapacidad, madres comunitarias, gestores de paz, víctimas del conflicto armado, artesanos, artistas, mujeres cabezas de hogar, indígenas y trabajadores informales.
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En esta oportunidad fueron 220 mercados para habitantes de Becerril, el corregimiento Estados Unidos (jurisdicción de Becerril), el corregimiento La Victoria de San Isidro (de La Jagua de Ibirico) y el casco urbano de La Jagua de Ibirico.
Eduar Osorio, representante de la fundación Maculele (que integra afrodescendientes y población sexualmente diversa que se enfoca en el tema cultural), dijo: “No esperábamos estas ayudas, las cuales llegan de una manera oportuna porque es una población necesitada; es la primera que recibe la organización en tiempos de coronavirus”.
Por su parte, Julio César Meneses, de la asociación Docentes del Campo, integrada por amas de casa y profesionales que se dedican a cuidar la naturaleza, indicó que muchos de sus integrantes no tienen estabilidad laboral ni ingresos fijos, por lo que tienen diversas necesidades, entre ellas la comida: “Recibimos estas ayudas con inmensa alegría porque se necesitan y dan fe que existen fundaciones que respaldan a los más vulnerables”.
Edgard Delgado, de la asociación Renovando el Campo, integrada por campesinosque se dedicaa impulsar proyectos productivos, afirmó: “Cualquier ayuda que nos llegue es una bendición. Con esta pandemia tenemos una severa crisis económica; la vida del campesino no es fácil porque depende del clima y de los precios del mercado”.
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Entre tanto, Yeison Hernández, de la Asociación de Técnicos y Profesionales en pro de la Serranía del Perijá, cuyos integrantesse dedican a la producción de miel y cacao, le parece una excelente iniciativa.
“Es primera vez que una fundación nos tiene en cuenta en medio de esta emergencia social por el coronavirus; ojalá se siga replicando”, precisó.
Rebeca Durán, de la fundación Renacer de La Victoria, integrada por líderes comunitarios que realizan actividades en pro de la comunidad, manifestó: “Esto es una bendición. Estos son los momentos en que uno necesita el apoyo porque es cuando aflora el desempleo y por ende el hambre. Es importante para nosotros que somos parte de la red de pobladores de La Jagua”.
A su turno, Raúl Calderón, del Consejo Comunitario de Comunidades Negras de La Jagua de Ibirico, cuyos integrantes realizan actividades por el rescate de la cultura ancestral, expresó: “Nos agrada que nos tengan en cuenta porque podemos solventar una parte de nuestras necesidades. Estos mercados ayudan a que ciertas familias no se preocupen por comida en una o dos semanas”.
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Finalmente, César Aguilar, de la Organización de Productores Agropecuarios del Cesar, que agrupa campesinos que cultivan plátano, yuca y cacao, asegura que esta donación es contribuir con el desarrollo del campo.
“Nos sentimos agradecidos por esta entrega, especialmente ahora que estamos afectados por la pandemia, puesto que producimos, pero se nos dificulta la comercialización”, acotó.
POR: ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ/EL PILÓN
[email protected]
En esta oportunidad fueron 220 mercados para habitantes de Becerril, el corregimiento Estados Unidos (jurisdicción de Becerril), el corregimiento La Victoria de San Isidro (de La Jagua de Ibirico) y el casco urbano de La Jagua de Ibirico.
En aras de llegar a la mayor población que sea posible en el Cesar, la Fundación Carboandes, en alianza con la Fundación Santo Domingo y el Programa de Desarrollo y Paz, PDP, realizó una segunda entrega alimentaria a personas agremiadas en asociaciones o fundaciones de comunidades indígenas, afrodescendientes, población en discapacidad, madres comunitarias, gestores de paz, víctimas del conflicto armado, artesanos, artistas, mujeres cabezas de hogar, indígenas y trabajadores informales.
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En esta oportunidad fueron 220 mercados para habitantes de Becerril, el corregimiento Estados Unidos (jurisdicción de Becerril), el corregimiento La Victoria de San Isidro (de La Jagua de Ibirico) y el casco urbano de La Jagua de Ibirico.
Eduar Osorio, representante de la fundación Maculele (que integra afrodescendientes y población sexualmente diversa que se enfoca en el tema cultural), dijo: “No esperábamos estas ayudas, las cuales llegan de una manera oportuna porque es una población necesitada; es la primera que recibe la organización en tiempos de coronavirus”.
Por su parte, Julio César Meneses, de la asociación Docentes del Campo, integrada por amas de casa y profesionales que se dedican a cuidar la naturaleza, indicó que muchos de sus integrantes no tienen estabilidad laboral ni ingresos fijos, por lo que tienen diversas necesidades, entre ellas la comida: “Recibimos estas ayudas con inmensa alegría porque se necesitan y dan fe que existen fundaciones que respaldan a los más vulnerables”.
Edgard Delgado, de la asociación Renovando el Campo, integrada por campesinosque se dedicaa impulsar proyectos productivos, afirmó: “Cualquier ayuda que nos llegue es una bendición. Con esta pandemia tenemos una severa crisis económica; la vida del campesino no es fácil porque depende del clima y de los precios del mercado”.
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Entre tanto, Yeison Hernández, de la Asociación de Técnicos y Profesionales en pro de la Serranía del Perijá, cuyos integrantesse dedican a la producción de miel y cacao, le parece una excelente iniciativa.
“Es primera vez que una fundación nos tiene en cuenta en medio de esta emergencia social por el coronavirus; ojalá se siga replicando”, precisó.
Rebeca Durán, de la fundación Renacer de La Victoria, integrada por líderes comunitarios que realizan actividades en pro de la comunidad, manifestó: “Esto es una bendición. Estos son los momentos en que uno necesita el apoyo porque es cuando aflora el desempleo y por ende el hambre. Es importante para nosotros que somos parte de la red de pobladores de La Jagua”.
A su turno, Raúl Calderón, del Consejo Comunitario de Comunidades Negras de La Jagua de Ibirico, cuyos integrantes realizan actividades por el rescate de la cultura ancestral, expresó: “Nos agrada que nos tengan en cuenta porque podemos solventar una parte de nuestras necesidades. Estos mercados ayudan a que ciertas familias no se preocupen por comida en una o dos semanas”.
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Finalmente, César Aguilar, de la Organización de Productores Agropecuarios del Cesar, que agrupa campesinos que cultivan plátano, yuca y cacao, asegura que esta donación es contribuir con el desarrollo del campo.
“Nos sentimos agradecidos por esta entrega, especialmente ahora que estamos afectados por la pandemia, puesto que producimos, pero se nos dificulta la comercialización”, acotó.
POR: ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ/EL PILÓN
[email protected]