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Columnista - 5 mayo, 2013

Los compositores y el Festival

Por José Atuesta Mindiola Los concursantes son el alma del Festival,  todos los años, en la última semana del mes de abril, acuden en un ritual de peregrinación al templo sagrado de la música  vallenata.   El concurso de mayor complejidad es el de Canción Inédita, porque  la cantidad de canciones inscritas obliga a  una […]

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Por José Atuesta Mindiola

Los concursantes son el alma del Festival,  todos los años, en la última semana del mes de abril, acuden en un ritual de peregrinación al templo sagrado de la música  vallenata.  

El concurso de mayor complejidad es el de Canción Inédita, porque  la cantidad de canciones inscritas obliga a  una etapa de preselección; mientras que en los demás concursos, los participantes tienen su presentación garantizada. 

Los compositores viven todos los años una verdadera odisea,  que empieza con el  proceso de la creación y revisión de la letra, y tienen que disponer de un buen presupuesto para buscar los músicos, ensayar y hacer la grabación; enseguida la inscripción y esperar el listado de la  preselección. El asunto de alta adrenalina es el concurso: el autor de la canción, con celular en la mano llamando al cantante o los otros integrantes que faltan; después de la presentación debe entregarles el transporte y los viáticos a todos los músicos. Lo mismo se repite en las siguientes rondas.

Es admirable la constancia de muchos compositores que todos los años se preparan con entusiasmo y amor por el Festival. Desde hace tiempo se están presentando Juan De Dios Torres, Alberto Polo Sarmiento, Ramón Duque, Tomas Aquino Campo y el médico Orlando Ruiz. También merece una  mención especial, Rafael Uchi Escobar, porque es el juglar urbano: toca el acordeón, compone y canta. Otro compositor y cantante que le da vida al Festival es Octavio Jr. Daza. 

Este año viví esa experiencia en el  ruedo de los compositores, aunque inicialmente no quería participar, porque he sido jurado de Piqueria y a veces de Canción Inédita, pero no tengo impedimento legal por no ser miembro de la Fundación ni tener familiares en la Directiva. Dos amigos músicos, Luis Carlos Daza Pabón y  Yolfreis Ebrat Escobar, hicieron arreglos musicales a dos de mis poesías, y me motivaron a inscribirme como autor de la letra y ellos compositores de la música. 

Mis pretensiones no eran ganar sino participar con un homenaje a Gustavo Gutiérrez, y estoy satisfecho porque una de mis canciones “El ángel cantor” fue calificada entre las 15 mejores.  

Por otra parte, la gente se queja de la baja calidad de la Piqueria. He observado que el jurado establece la modalidad dos por dos. El primer concursante inicia con dos versos, y el segundo canta dos con la intención de darle unidad a la cuarteta y enseguida canta otros dos versos.  De ahí en adelante, el concurso da la sensación que es cuatro por cuatro, pero no se aprecia rima ni coherencia. 

Mis sugerencias: que se anule ese dos con dos, y se vuelva a la piqueria tradicional: al verso de cuatro palabras y a la décima. Para darle mayor libertad de creación y variedad en los versos, es mejor asignarles un tema a los concursantes, porque con el Pie Forzao, se vuelve monótono y cacofónico. 

Columnista
5 mayo, 2013

Los compositores y el Festival

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

Por José Atuesta Mindiola Los concursantes son el alma del Festival,  todos los años, en la última semana del mes de abril, acuden en un ritual de peregrinación al templo sagrado de la música  vallenata.   El concurso de mayor complejidad es el de Canción Inédita, porque  la cantidad de canciones inscritas obliga a  una […]


Por José Atuesta Mindiola

Los concursantes son el alma del Festival,  todos los años, en la última semana del mes de abril, acuden en un ritual de peregrinación al templo sagrado de la música  vallenata.  

El concurso de mayor complejidad es el de Canción Inédita, porque  la cantidad de canciones inscritas obliga a  una etapa de preselección; mientras que en los demás concursos, los participantes tienen su presentación garantizada. 

Los compositores viven todos los años una verdadera odisea,  que empieza con el  proceso de la creación y revisión de la letra, y tienen que disponer de un buen presupuesto para buscar los músicos, ensayar y hacer la grabación; enseguida la inscripción y esperar el listado de la  preselección. El asunto de alta adrenalina es el concurso: el autor de la canción, con celular en la mano llamando al cantante o los otros integrantes que faltan; después de la presentación debe entregarles el transporte y los viáticos a todos los músicos. Lo mismo se repite en las siguientes rondas.

Es admirable la constancia de muchos compositores que todos los años se preparan con entusiasmo y amor por el Festival. Desde hace tiempo se están presentando Juan De Dios Torres, Alberto Polo Sarmiento, Ramón Duque, Tomas Aquino Campo y el médico Orlando Ruiz. También merece una  mención especial, Rafael Uchi Escobar, porque es el juglar urbano: toca el acordeón, compone y canta. Otro compositor y cantante que le da vida al Festival es Octavio Jr. Daza. 

Este año viví esa experiencia en el  ruedo de los compositores, aunque inicialmente no quería participar, porque he sido jurado de Piqueria y a veces de Canción Inédita, pero no tengo impedimento legal por no ser miembro de la Fundación ni tener familiares en la Directiva. Dos amigos músicos, Luis Carlos Daza Pabón y  Yolfreis Ebrat Escobar, hicieron arreglos musicales a dos de mis poesías, y me motivaron a inscribirme como autor de la letra y ellos compositores de la música. 

Mis pretensiones no eran ganar sino participar con un homenaje a Gustavo Gutiérrez, y estoy satisfecho porque una de mis canciones “El ángel cantor” fue calificada entre las 15 mejores.  

Por otra parte, la gente se queja de la baja calidad de la Piqueria. He observado que el jurado establece la modalidad dos por dos. El primer concursante inicia con dos versos, y el segundo canta dos con la intención de darle unidad a la cuarteta y enseguida canta otros dos versos.  De ahí en adelante, el concurso da la sensación que es cuatro por cuatro, pero no se aprecia rima ni coherencia. 

Mis sugerencias: que se anule ese dos con dos, y se vuelva a la piqueria tradicional: al verso de cuatro palabras y a la décima. Para darle mayor libertad de creación y variedad en los versos, es mejor asignarles un tema a los concursantes, porque con el Pie Forzao, se vuelve monótono y cacofónico.