Un amigo de la vieja guardia de aquellos que por alguna razón siempre mantienen en nuestro corazón, me ha enviado un correo electrónico en el cual sugiere dos temas para abordar en este espacio, ambos me parecen claves, contundentes y oportunos
Por: Jorge Naín Ruiz
Un amigo de la vieja guardia de aquellos que por alguna razón siempre mantienen en nuestro corazón, me ha enviado un correo electrónico en el cual sugiere dos temas para abordar en este espacio, ambos me parecen claves, contundentes y oportunos, sin embargo para hoy escogí el relacionado con las honras fúnebres del juglar Leandro Díaz Duarte efectuadas en Valledupar el pasado 24 de junio.
Por una emisora virtual escuché a un reportero haciendo llamados casi angustiosos a la ciudadanía vallenata para que acompañaran el sepelio de uno, sino el más grande de los compositores que ha dado nuestra música autóctona porque al parecer no veía la multitud esperada a la última despedida de un juglar de la talla de Leandro, ese es el primero de los temas sugerido por mi condiscípulo y cuasi paisano Pedro Miguel Peinado, el cual me atrevo a transcribir textualmente:
“Estimado Jorge Nain: Sé que vas a extrañar esta nota, sobretodo porque tenemos mucho tiempo sin saludarnos personalmente, lo cual aprovecho para mandarte un cordial y apaisanado abrazo. Sé que la órbita de un columnista es invulnerable, y tratar de sugerirte un tema para tu frecuente columna sobre el folclor vallenato, a más de una fastidiosa pretensión, resulta una inaceptable intromisión.
Sin embargo, la fuerza de los acontecimientos me obligan a correr el riesgo de expresarte mi inquietud por dos temas: el más reciente ocurrió hoy cuando el grueso de las "estrellas" del vallenato, después de lucrarse de las composiciones del Maestro Leandro Díaz, brillaron por su ausencia en sus honras fúnebres, tal actitud obliga a replantear la escala de valores alrededor de nuestro folclor; de igual forma, para un acto de subdesarrollo y atraso como es el de hacer una caminata para el lanzamiento de un CD, concurren miles de personas;mientras para el sepelio de tan significante juglar, si apenas algunas autoridades, y uno que otro artista al lado del siempre solidario Carlos Vives.
No hay derecho. Los valores se han trastocado Nain. Ningún intérprete de acordeón ni cantante vivos actualmente, es ni será más valioso que el inmortal Leandro Díaz, o mejor, no les alcanzará lo que les quede de vida para igualarlo o superarlo.”
No me queda nada más que decirles que comparto a plenitud lo expresado en el contundente escrito.
Un amigo de la vieja guardia de aquellos que por alguna razón siempre mantienen en nuestro corazón, me ha enviado un correo electrónico en el cual sugiere dos temas para abordar en este espacio, ambos me parecen claves, contundentes y oportunos
Por: Jorge Naín Ruiz
Un amigo de la vieja guardia de aquellos que por alguna razón siempre mantienen en nuestro corazón, me ha enviado un correo electrónico en el cual sugiere dos temas para abordar en este espacio, ambos me parecen claves, contundentes y oportunos, sin embargo para hoy escogí el relacionado con las honras fúnebres del juglar Leandro Díaz Duarte efectuadas en Valledupar el pasado 24 de junio.
Por una emisora virtual escuché a un reportero haciendo llamados casi angustiosos a la ciudadanía vallenata para que acompañaran el sepelio de uno, sino el más grande de los compositores que ha dado nuestra música autóctona porque al parecer no veía la multitud esperada a la última despedida de un juglar de la talla de Leandro, ese es el primero de los temas sugerido por mi condiscípulo y cuasi paisano Pedro Miguel Peinado, el cual me atrevo a transcribir textualmente:
“Estimado Jorge Nain: Sé que vas a extrañar esta nota, sobretodo porque tenemos mucho tiempo sin saludarnos personalmente, lo cual aprovecho para mandarte un cordial y apaisanado abrazo. Sé que la órbita de un columnista es invulnerable, y tratar de sugerirte un tema para tu frecuente columna sobre el folclor vallenato, a más de una fastidiosa pretensión, resulta una inaceptable intromisión.
Sin embargo, la fuerza de los acontecimientos me obligan a correr el riesgo de expresarte mi inquietud por dos temas: el más reciente ocurrió hoy cuando el grueso de las "estrellas" del vallenato, después de lucrarse de las composiciones del Maestro Leandro Díaz, brillaron por su ausencia en sus honras fúnebres, tal actitud obliga a replantear la escala de valores alrededor de nuestro folclor; de igual forma, para un acto de subdesarrollo y atraso como es el de hacer una caminata para el lanzamiento de un CD, concurren miles de personas;mientras para el sepelio de tan significante juglar, si apenas algunas autoridades, y uno que otro artista al lado del siempre solidario Carlos Vives.
No hay derecho. Los valores se han trastocado Nain. Ningún intérprete de acordeón ni cantante vivos actualmente, es ni será más valioso que el inmortal Leandro Díaz, o mejor, no les alcanzará lo que les quede de vida para igualarlo o superarlo.”
No me queda nada más que decirles que comparto a plenitud lo expresado en el contundente escrito.