Las masas mandan, es una de las reglas inviolables de la Democracia, en ella está su cimiento, mas no por ello se puede asegurar que tienen la razón, que actúan con bondad y altruismo, que todos sus pensamientos y acciones se encaminan al bien común.
Por Silvia Betancourt Alliegro
Las masas mandan, es una de las reglas inviolables de la Democracia, en ella está su cimiento, mas no por ello se puede asegurar que tienen la razón, que actúan con bondad y altruismo, que todos sus pensamientos y acciones se encaminan al bien común.
Los que disentimos del statu quo, nos rebelamos en contra de la cómoda posición del colectivo que cree que todo lo que haga la gente que lo subordina es lícito y conveniente para él, que sólo espera atrincherado en su ‘déjalo estar’ para no molestarse en la búsqueda de un mundo que podría ser mejor; ignorando que esa no ha sido la actitud de los exploradores, que han encontrado sociedades desconocidas, que aportan a un mundo viejo uno nuevo repleto de tesoros inimaginables.
Mi espíritu investigador se perturba ante la certeza que millones de personas conformistas deciden por mí quién debe regir los destinos de esta república en la que nací y, tal vez, moriré; junto a otros amigos del alma que hoy se sienten amilanados ante la horda de acomodaticios ciudadanos; para mis íntimos escribo y me confirmo en las siguientes disquisiciones:
Las mayorías NO:
Tendremos que hacer algo para paliar este dolor de patriotas, hemos permanecido por varios lustros escribiendo periódicamente sobre nuestras percepciones, pero nada ha cambiado, precisamente porque las mayorías no leen, por tanto, escribimos para otros prosistas, somos una especie de sociedad secreta, hermética, no trascendemos, somos ineficaces.
Tal vez debemos cambiar de táctica para irradiar a las mayorías las conclusiones que el estudio nos obsequia, me atreveré a sugerir sin temor al ridículo ¡Escribamos libretos para telenovelas! Que de ellas se nutre la conciencia nacional.
Las masas mandan, es una de las reglas inviolables de la Democracia, en ella está su cimiento, mas no por ello se puede asegurar que tienen la razón, que actúan con bondad y altruismo, que todos sus pensamientos y acciones se encaminan al bien común.
Por Silvia Betancourt Alliegro
Las masas mandan, es una de las reglas inviolables de la Democracia, en ella está su cimiento, mas no por ello se puede asegurar que tienen la razón, que actúan con bondad y altruismo, que todos sus pensamientos y acciones se encaminan al bien común.
Los que disentimos del statu quo, nos rebelamos en contra de la cómoda posición del colectivo que cree que todo lo que haga la gente que lo subordina es lícito y conveniente para él, que sólo espera atrincherado en su ‘déjalo estar’ para no molestarse en la búsqueda de un mundo que podría ser mejor; ignorando que esa no ha sido la actitud de los exploradores, que han encontrado sociedades desconocidas, que aportan a un mundo viejo uno nuevo repleto de tesoros inimaginables.
Mi espíritu investigador se perturba ante la certeza que millones de personas conformistas deciden por mí quién debe regir los destinos de esta república en la que nací y, tal vez, moriré; junto a otros amigos del alma que hoy se sienten amilanados ante la horda de acomodaticios ciudadanos; para mis íntimos escribo y me confirmo en las siguientes disquisiciones:
Las mayorías NO:
Tendremos que hacer algo para paliar este dolor de patriotas, hemos permanecido por varios lustros escribiendo periódicamente sobre nuestras percepciones, pero nada ha cambiado, precisamente porque las mayorías no leen, por tanto, escribimos para otros prosistas, somos una especie de sociedad secreta, hermética, no trascendemos, somos ineficaces.
Tal vez debemos cambiar de táctica para irradiar a las mayorías las conclusiones que el estudio nos obsequia, me atreveré a sugerir sin temor al ridículo ¡Escribamos libretos para telenovelas! Que de ellas se nutre la conciencia nacional.