En octubre de 2022 se firmó el Acuerdo entre el Gobierno y Fedegán para compra de tierras, como resultado de una real “confluencia” de convicciones sobre el campo, la producción agropecuaria y la Reforma Agraria, como una acción integral del Estado y la sociedad, más allá de la entrega de tierras.
En octubre de 2022 se firmó el Acuerdo entre el Gobierno y Fedegán para compra de tierras, como resultado de una real “confluencia” de convicciones sobre el campo, la producción agropecuaria y la Reforma Agraria, como una acción integral del Estado y la sociedad, más allá de la entrega de tierras.
Este es el primer gran valor del Acuerdo: trabajar en lo que nos une, en lugar de ahondar lo que nos separa. Como manifestó el secretario general de la ONU, “Es una clara demostración de que todos los sectores de la sociedad colombiana pueden y deben contribuir significativamente a la implementación del Acuerdo Final”.
Es cuestión de buscar puntos de encuentro, con sectores también estigmatizados y con mucho que aportar, como hidrocarburos y minería extractiva, con proyectos de compensación ambiental a través de Sistemas Silvopastoriles Intensivos, con gran capacidad de recuperación ambiental e ingresos adicionales por mayor productividad y captura de carbono por hectárea.
Para Antonio Guterrez es “alentador” el Acuerdo con Fedegán; un respaldo internacional que, sumado al apoyo local de amplios sectores políticos y de opinión, nos comprometen aún más, no solo para sembrar esperanza en medio de la violencia y la tragedia invernal que se ensañan con el campo, sino para silenciar con resultados a escépticos y detractores. El Acuerdo debe salir bien y debe salir pronto, con resultados tempranos que manden un mensaje positivo a Colombia y al mundo.
Recordemos sus elementos: La compra de tierras a los ganaderos para entregar a quienes no la poseen o la poseen insuficiente, pero con “acompañamiento integral”, representado en crédito de fomento, asistencia técnica, asociatividad que mejore la competitividad campesina en los mercados, dotación de infraestructura física y social, con prioridad en vías terciarias, entre otros.
Como parte del Acuerdo, Fedegán aporta su compromiso, conocimiento técnico y experiencia en Sistemas Silvopastoriles Intensivos, SSPI, como opción de utilización de la tierra en al menos un millón de los tres millones de hectáreas; algo que comulga con el Acuerdo y con la propuesta ambiental planteada por el presidente Petro en la 27º Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, en El Cairo.
El Acuerdo podría ser un “piloto” del establecimiento de SSPI asociativos, que amojone el camino que estamos abriendo para transformar la ganadería, porque construir bosques sin dejar de producir alimentos, debe ser una estrategia paralela a la reconversión energética.
Si no podemos cortar de tajo los combustibles fósiles, mientras tanto podemos convertir millones de hectáreas ganaderas en “aspiradoras gigantes de carbono” que, a partir de la recuperación del paisaje arborizado, enriquecen los suelos y nos devuelven nuestra biodiversidad en riesgo. Ese es el futuro…, un futuro posible.
Por José Félix Lafaurie Rivera
En octubre de 2022 se firmó el Acuerdo entre el Gobierno y Fedegán para compra de tierras, como resultado de una real “confluencia” de convicciones sobre el campo, la producción agropecuaria y la Reforma Agraria, como una acción integral del Estado y la sociedad, más allá de la entrega de tierras.
En octubre de 2022 se firmó el Acuerdo entre el Gobierno y Fedegán para compra de tierras, como resultado de una real “confluencia” de convicciones sobre el campo, la producción agropecuaria y la Reforma Agraria, como una acción integral del Estado y la sociedad, más allá de la entrega de tierras.
Este es el primer gran valor del Acuerdo: trabajar en lo que nos une, en lugar de ahondar lo que nos separa. Como manifestó el secretario general de la ONU, “Es una clara demostración de que todos los sectores de la sociedad colombiana pueden y deben contribuir significativamente a la implementación del Acuerdo Final”.
Es cuestión de buscar puntos de encuentro, con sectores también estigmatizados y con mucho que aportar, como hidrocarburos y minería extractiva, con proyectos de compensación ambiental a través de Sistemas Silvopastoriles Intensivos, con gran capacidad de recuperación ambiental e ingresos adicionales por mayor productividad y captura de carbono por hectárea.
Para Antonio Guterrez es “alentador” el Acuerdo con Fedegán; un respaldo internacional que, sumado al apoyo local de amplios sectores políticos y de opinión, nos comprometen aún más, no solo para sembrar esperanza en medio de la violencia y la tragedia invernal que se ensañan con el campo, sino para silenciar con resultados a escépticos y detractores. El Acuerdo debe salir bien y debe salir pronto, con resultados tempranos que manden un mensaje positivo a Colombia y al mundo.
Recordemos sus elementos: La compra de tierras a los ganaderos para entregar a quienes no la poseen o la poseen insuficiente, pero con “acompañamiento integral”, representado en crédito de fomento, asistencia técnica, asociatividad que mejore la competitividad campesina en los mercados, dotación de infraestructura física y social, con prioridad en vías terciarias, entre otros.
Como parte del Acuerdo, Fedegán aporta su compromiso, conocimiento técnico y experiencia en Sistemas Silvopastoriles Intensivos, SSPI, como opción de utilización de la tierra en al menos un millón de los tres millones de hectáreas; algo que comulga con el Acuerdo y con la propuesta ambiental planteada por el presidente Petro en la 27º Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, en El Cairo.
El Acuerdo podría ser un “piloto” del establecimiento de SSPI asociativos, que amojone el camino que estamos abriendo para transformar la ganadería, porque construir bosques sin dejar de producir alimentos, debe ser una estrategia paralela a la reconversión energética.
Si no podemos cortar de tajo los combustibles fósiles, mientras tanto podemos convertir millones de hectáreas ganaderas en “aspiradoras gigantes de carbono” que, a partir de la recuperación del paisaje arborizado, enriquecen los suelos y nos devuelven nuestra biodiversidad en riesgo. Ese es el futuro…, un futuro posible.
Por José Félix Lafaurie Rivera