Si hay una calle para resaltar en la ciudad de Valledupar esa es la ‘Calle Grande’, hoy conocida como Calle 16, que conformó el costado sur de la Plaza central cuando se fundó la ciudad.

Historia es lo que tiene y creo que hay que resaltarla porque es un eje muy activo que relaciona el poder municipal con el departamental a través de la zona bancaria y hotelera del centro.

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La recuerdo desde mi infancia, cuando por ella caminaba con mis amigos para ir a bañarnos al río o cuando acompañaba a mi ‘viejo’ a la finca que estaba al otro lado del río Guatapurí, en lo que era el camino al corregimiento de Guacoche.

Es en la margen derecha de nuestro río donde comienza, en verdad, esta calle que atraviesa la ciudad a todo lo ancho, para ser eje fundamental del desarrollo municipal mientras se dirige hacia el occidente y luego se convierte en la carretera que nos comunica con Bosconia.

Según un plano de 1936, elaborado por los ingenieros Silvestre L. Dangond Daza y Carlos Acosta S., la calle solo se extendía  a lo largo de 7 cuadras, desde el lote que se propuso para el Mercado Público, justo detrás del Colegio de la Hermanas, hasta el Cementerio, pasando, de oriente a occidente, por el Colegio de la Hermanas, la Plaza principal y luego las casas que fueron ocupadas por las primeras familias que se asentaron aquí tal como lo relata Pepe Castro en su libro “Crónicas del Valle de Upar”.

Esta vía, con el paso del tiempo, ha relacionado la ciudad con el Cementerio Central, El Hotel Sicarare,  El Colegio Loperena, El Hospital Rosario Pumarejo de López y lo que fueron las instalaciones del Hotel de Turismo y la Zona de Carretera

Es una vía altamente utilizada por peatones que corren el peligro de ser atropellados por automotores y motocicletas que no respetan los semáforos, las cebras demarcadas para protegerlos o los andenes de uso exclusivo de la gente de a pie o con movilidad reducida, como los que usan silla de ruedas o bastón y los coches de niños.

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Hoy da tristeza verla en mal estado, con algunas construcciones “modernas” y mal emplazadas, descuidada y sucia, por lo que creemos que es hora de intervenirla para mostrarla como ejemplo vial de una ciudad acogedora a nuestros visitantes. Esta intervención se inició ya con la instalación de las nuevas redes del acueducto pluvial y otras obras complementarias, pero la ciudad debe emprender otras obras que releven su importancia.

Dividámosla en tres secciones. La primera, que es parte del Centro Histórico de Valledupar, va de la carrera tercera a la carrera novena; la segunda: va de la carrera novena a la doce y la tercera, que después de la doce se convierte en la Diagonal 21, de la carrera 12 hasta el obelisco. Esta división no es arbitraria, se da por la misma conformación que tiene, veamos.

La primera es angosta, de un solo carril y, al formar parte del Centro Histórico, debe conservar sus características actuales y seguir los lineamientos del PEMP. Hay que intervenirla con respeto, pensando en mejorar el espacio público que debe ser.

Pasaré a la tercera sección que es la vía que nos da la salida a Bosconia y es de doble vía, con separador hasta la glorieta del obelisco, de dos carriles por vía y que fue intervenida por el SIVA recientemente.

La segunda llama nuestra atención porque el ancho de la vía, en tan solo tres cuadras, es igual a  tres carriles que nacen en una vía de dos carriles en la intersección con la calle doce y termina en un carril al cruzar la novena. ¿Tiene esto sentido? Creemos que no.

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Esto nos lleva a proponer cambios en su diseño vial pasando de tres carriles a dos que darían continuidad al tráfico que viene desde la 12 y el tercer carril convertirlo en un amplio andén que se aproveche como espacio público, utilizado para infinidad de cosas de carácter público que le den vida permanente.

Esta puede ser una acción inmediata si la Alcaldía Municipal piensa en mostrar una ciudad amable al turista y que sirva de eje de relación del centro de la ciudad con las instalaciones deportivas que debemos tener listas para cuando se realicen los Juegos Bolivarianos.

Por: Jaime Palmera Pineda Arquitecto Grupo de Desarrollo Urbano