Canciones como ‘El testamento’, ‘Jaime Molina’, ‘La Custodia de Badillo’, ‘La Vieja Sara’, ‘Honda herida’, ‘El mejoral’, fueron entonadas, esta vez, por ochenta voces líricas, lo más granado del canto coral en Colombia.
Con un verso que arrancó lágrimas y erizó la piel de varios asistentes, finalizó el concierto que el Coro Nacional de Colombia brindó a los vallenatos, el pasado 13 de mayo, con ocasión del décimo quinto aniversario de la muerte del maestro Rafael Escalona.
Aunque muchos llegaron a pensar que tal vez la típica lluvia de esta época en Valledupar afectaría el evento, ocurrió todo lo contrario: en una noche calurosa, con el cielo despejado, se colmaron las expectativas de la gente que llegó a la Plaza Alfonso López para disfrutar de un espectáculo sin precedentes en la Tarima Francisco El Hombre.
Canciones como ‘El testamento’, ‘Jaime Molina’, ‘La Custodia de Badillo’, ‘La Vieja Sara’, ‘Honda herida’, ‘El mejoral’, fueron entonadas, esta vez, por ochenta voces líricas, lo más granado del canto coral en Colombia.
Esta vez, el público cantó poco. La atención colectiva era tanta, que la gente estaba estupefacta, admirando al coro en escena, limitándose a aplaudir y ovacionar cuando terminaba cada interpretación. Así, pudieron captar cómo los sonidos de la caja, la guacharaca y el acordeón fueron emulados por tenores, bajos, altos y sopranos, que, impecablemente vestidos con un atuendo caribeño, arrullaron los oídos de quienes acudieron a la cita para homenajear no sólo a Escalona sino al folclor vallenato.
Dirigido por la maestra Diana Cifuentes, el coro hizo una actuación fuera de serie. El primer tema, cantado en pleno y con una interpretación contundente y sentida, fue Jaime Molina en el arreglo de Renato Marsiglia, integrante del coro; le siguieron ‘La patillalera’ y ‘El Tite Socarrás’ en las que se suma un conjunto típico vallenato local que se pudo acoplar sin problemas con las voces.
Estaban las emociones a tope cuando Ana Martínez de Buenaventura, Danny Zuluaga de Medellín y Christian Gómez de La Calera, Cundinamarca —quien también interpretó el piano—, irrumpieron con sus espectaculares voces interpretando de forma muy íntima ‘El Arcoíris’, dando paso nuevamente al coro para cantar ‘Miguel Canales’ en el arreglo de Óscar Vargas, una interpretación divertida donde los coristas se preguntaban entre sí y señalaban ‘buscando’ al pobre Migue en la montaña.
El público fue sorprendido cuando surgieron del grupo una guacharaquera, un acordeonero, un cajero, y un bajista, ellos eran Zharick Peña de Ibagué, Renato Marsiglia de Sincelejo, Ernesto Angulo de Valledupar y Amilkar Sánchez de Bogotá, para cantar junto con el coro, la popular y jocosa Custodia de Badillo. Los asistentes al concierto estaban impresionados con las voces de Yuriko Vanegas de Bogotá, Lizeth Paola Rodríguez de Ibagué, Juliana Salazar de Versalles, Valle del Cauca, y Laura Mora de La Habana, Cuba, quienes, en formato de cuarteto de voces, ofrecieron un derroche de sonidos que semejaban la caja, la guacharaca y hasta el acordeón en aquella noche mágica que les dio la oportunidad de cantar ‘El Mejoral’ de una manera jamás escuchada.
MÁS SORPRESAS
Continuaron las sorpresas para los espectadores que permanecían atentos a estas nuevas formas de interpretar el vallenato y en esta ocasión aparece el aire de merengue, que no podía faltar, con un mosaico que incluyó ‘La Maye’, ‘Honda Herida’ y ‘La Vieja Sara’, tres canciones emblemáticas ambientadas por voces que imitaban sonidos de la naturaleza, uno de los arreglos más innovadores del repertorio del Coro Nacional, realizado por Ernesto Angulo. El remate de esa noche inolvidable para los vallenatos, le correspondió a Sebastián Nieto de Cali, quien hizo la voz principal de El testamento al tiempo que tocaba su guitarra acompañado por el coro.
En medio de los aplausos, la directora tomó el micrófono y expresó la gratitud del Coro al pueblo vallenato. “Gracias por apostarle a que el coro pueda hacer música tradicional colombiana. Lo que hemos aprendido de la música vallenata nos llena el alma”, dijo Diana Cifuentes, quien invitó a cantar al unísono ‘La casa en el aire’.
A los acordes de la canción, el público comenzó a hacerlo. Al final, con la misma melodía, el coro entonó “…Te fuiste a hacer esa casa en el aire en un rinconcito celestial, oye Escalona este homenaje que te brinda el Coro Nacional…”. De esta manera se despidió el especial tributo al compositor más célebre que ha tenido el folclor vallenato.
ENAMORADOS DEL VALLENATO
A diez meses de haberse conformado, el Coro Nacional de Colombia debutó en Valledupar con un espectacular homenaje a Rafael Escalona, lo que constituye un hito tanto para la música vallenata como para la música coral en Colombia.
Hacer arreglos, convertir canciones de Escalona en cantos corales manteniendo la esencia vallenata, se convirtió en todo un reto para la directora Diana Cifuentes, quien apenas recibió la solicitud que le hiciera la Fundación Rafael Escalona se puso en la tarea de indagar arreglos realizados, pero no encontró lo que buscaba. Fue así como conformó un equipo con sus dirigidos y comenzaron a hacer los arreglos de diez canciones del maestro. Apenas se conectaron con letras y melodías, fueron atrapados por la magia vallenata, por ese realismo macondiano que se refleja en las obras de Escalona.
Para ellos resultaba algo extraño y novedoso y no veían fácil el proceso de armonizar los sonidos vallenatos con el canto coral. Sin embargo, Ernesto Angulo Quintero, maestro en música, oriundo de Valledupar, les mostró el camino a seguir, se hicieron los arreglos y comenzaron los ensayos en Bogotá. Así empezó el enamoramiento del coro por el vallenato, esa música contagiosa que cuenta historias cotidianas, pero a la vez picarescas.
Una vez pisaron Valledupar, los coreutas querían que la visita fuera aprovechada al máximo para conocer con fidelidad de dónde salieron esas composiciones que los habían cautivado y presenciar en vivo la interpretación del vallenato tradicional. Sus deseos fueron cumplidos, después de la apoteósica presentación que tuvieron en la Plaza Alfonso López.
CONVERSATORIO
En el auditorio Consuelo Araújo Noguera, de la Biblioteca Departamental Rafael Carrillo Lúquez, los integrantes del coro y su directora tuvieron la oportunidad de conversar con Tomás Darío Gutiérrez y Alberto Beto Murgas expertos en música vallenata, acerca de los orígenes y evolución de este género.
Antes de irse al aeropuerto, rumbo hacia la fría capital, los tres buses que movilizaron al coro en Valledupar se detuvieron en la academia de El Turco Gil donde se vivió un verdadero encuentro de saberes: niños, niñas y adolescentes tocaron y cantaron vallenato para el deleite de los nuevos visitantes.
Aquí se invirtieron los papeles, ahora, esos que sorprendieron al público la noche anterior en la plaza, fueron quienes se emocionaron hasta las lágrimas, los mismos que no paraban de grabar con sus teléfonos a los pequeños virtuosos del acordeón. Esa tarde llena de calor y de alegría, el Coro Nacional de Colombia, fue testigo de que el vallenato tradicional está más vivo que nunca.
Ver concierto: Coro Nacional de Colombia, Homenaje al Maestro Rafael Escalona “Escalona Inmortal” | Instagram
Por Alba Quintero Almenárez
Canciones como ‘El testamento’, ‘Jaime Molina’, ‘La Custodia de Badillo’, ‘La Vieja Sara’, ‘Honda herida’, ‘El mejoral’, fueron entonadas, esta vez, por ochenta voces líricas, lo más granado del canto coral en Colombia.
Con un verso que arrancó lágrimas y erizó la piel de varios asistentes, finalizó el concierto que el Coro Nacional de Colombia brindó a los vallenatos, el pasado 13 de mayo, con ocasión del décimo quinto aniversario de la muerte del maestro Rafael Escalona.
Aunque muchos llegaron a pensar que tal vez la típica lluvia de esta época en Valledupar afectaría el evento, ocurrió todo lo contrario: en una noche calurosa, con el cielo despejado, se colmaron las expectativas de la gente que llegó a la Plaza Alfonso López para disfrutar de un espectáculo sin precedentes en la Tarima Francisco El Hombre.
Canciones como ‘El testamento’, ‘Jaime Molina’, ‘La Custodia de Badillo’, ‘La Vieja Sara’, ‘Honda herida’, ‘El mejoral’, fueron entonadas, esta vez, por ochenta voces líricas, lo más granado del canto coral en Colombia.
Esta vez, el público cantó poco. La atención colectiva era tanta, que la gente estaba estupefacta, admirando al coro en escena, limitándose a aplaudir y ovacionar cuando terminaba cada interpretación. Así, pudieron captar cómo los sonidos de la caja, la guacharaca y el acordeón fueron emulados por tenores, bajos, altos y sopranos, que, impecablemente vestidos con un atuendo caribeño, arrullaron los oídos de quienes acudieron a la cita para homenajear no sólo a Escalona sino al folclor vallenato.
Dirigido por la maestra Diana Cifuentes, el coro hizo una actuación fuera de serie. El primer tema, cantado en pleno y con una interpretación contundente y sentida, fue Jaime Molina en el arreglo de Renato Marsiglia, integrante del coro; le siguieron ‘La patillalera’ y ‘El Tite Socarrás’ en las que se suma un conjunto típico vallenato local que se pudo acoplar sin problemas con las voces.
Estaban las emociones a tope cuando Ana Martínez de Buenaventura, Danny Zuluaga de Medellín y Christian Gómez de La Calera, Cundinamarca —quien también interpretó el piano—, irrumpieron con sus espectaculares voces interpretando de forma muy íntima ‘El Arcoíris’, dando paso nuevamente al coro para cantar ‘Miguel Canales’ en el arreglo de Óscar Vargas, una interpretación divertida donde los coristas se preguntaban entre sí y señalaban ‘buscando’ al pobre Migue en la montaña.
El público fue sorprendido cuando surgieron del grupo una guacharaquera, un acordeonero, un cajero, y un bajista, ellos eran Zharick Peña de Ibagué, Renato Marsiglia de Sincelejo, Ernesto Angulo de Valledupar y Amilkar Sánchez de Bogotá, para cantar junto con el coro, la popular y jocosa Custodia de Badillo. Los asistentes al concierto estaban impresionados con las voces de Yuriko Vanegas de Bogotá, Lizeth Paola Rodríguez de Ibagué, Juliana Salazar de Versalles, Valle del Cauca, y Laura Mora de La Habana, Cuba, quienes, en formato de cuarteto de voces, ofrecieron un derroche de sonidos que semejaban la caja, la guacharaca y hasta el acordeón en aquella noche mágica que les dio la oportunidad de cantar ‘El Mejoral’ de una manera jamás escuchada.
MÁS SORPRESAS
Continuaron las sorpresas para los espectadores que permanecían atentos a estas nuevas formas de interpretar el vallenato y en esta ocasión aparece el aire de merengue, que no podía faltar, con un mosaico que incluyó ‘La Maye’, ‘Honda Herida’ y ‘La Vieja Sara’, tres canciones emblemáticas ambientadas por voces que imitaban sonidos de la naturaleza, uno de los arreglos más innovadores del repertorio del Coro Nacional, realizado por Ernesto Angulo. El remate de esa noche inolvidable para los vallenatos, le correspondió a Sebastián Nieto de Cali, quien hizo la voz principal de El testamento al tiempo que tocaba su guitarra acompañado por el coro.
En medio de los aplausos, la directora tomó el micrófono y expresó la gratitud del Coro al pueblo vallenato. “Gracias por apostarle a que el coro pueda hacer música tradicional colombiana. Lo que hemos aprendido de la música vallenata nos llena el alma”, dijo Diana Cifuentes, quien invitó a cantar al unísono ‘La casa en el aire’.
A los acordes de la canción, el público comenzó a hacerlo. Al final, con la misma melodía, el coro entonó “…Te fuiste a hacer esa casa en el aire en un rinconcito celestial, oye Escalona este homenaje que te brinda el Coro Nacional…”. De esta manera se despidió el especial tributo al compositor más célebre que ha tenido el folclor vallenato.
ENAMORADOS DEL VALLENATO
A diez meses de haberse conformado, el Coro Nacional de Colombia debutó en Valledupar con un espectacular homenaje a Rafael Escalona, lo que constituye un hito tanto para la música vallenata como para la música coral en Colombia.
Hacer arreglos, convertir canciones de Escalona en cantos corales manteniendo la esencia vallenata, se convirtió en todo un reto para la directora Diana Cifuentes, quien apenas recibió la solicitud que le hiciera la Fundación Rafael Escalona se puso en la tarea de indagar arreglos realizados, pero no encontró lo que buscaba. Fue así como conformó un equipo con sus dirigidos y comenzaron a hacer los arreglos de diez canciones del maestro. Apenas se conectaron con letras y melodías, fueron atrapados por la magia vallenata, por ese realismo macondiano que se refleja en las obras de Escalona.
Para ellos resultaba algo extraño y novedoso y no veían fácil el proceso de armonizar los sonidos vallenatos con el canto coral. Sin embargo, Ernesto Angulo Quintero, maestro en música, oriundo de Valledupar, les mostró el camino a seguir, se hicieron los arreglos y comenzaron los ensayos en Bogotá. Así empezó el enamoramiento del coro por el vallenato, esa música contagiosa que cuenta historias cotidianas, pero a la vez picarescas.
Una vez pisaron Valledupar, los coreutas querían que la visita fuera aprovechada al máximo para conocer con fidelidad de dónde salieron esas composiciones que los habían cautivado y presenciar en vivo la interpretación del vallenato tradicional. Sus deseos fueron cumplidos, después de la apoteósica presentación que tuvieron en la Plaza Alfonso López.
CONVERSATORIO
En el auditorio Consuelo Araújo Noguera, de la Biblioteca Departamental Rafael Carrillo Lúquez, los integrantes del coro y su directora tuvieron la oportunidad de conversar con Tomás Darío Gutiérrez y Alberto Beto Murgas expertos en música vallenata, acerca de los orígenes y evolución de este género.
Antes de irse al aeropuerto, rumbo hacia la fría capital, los tres buses que movilizaron al coro en Valledupar se detuvieron en la academia de El Turco Gil donde se vivió un verdadero encuentro de saberes: niños, niñas y adolescentes tocaron y cantaron vallenato para el deleite de los nuevos visitantes.
Aquí se invirtieron los papeles, ahora, esos que sorprendieron al público la noche anterior en la plaza, fueron quienes se emocionaron hasta las lágrimas, los mismos que no paraban de grabar con sus teléfonos a los pequeños virtuosos del acordeón. Esa tarde llena de calor y de alegría, el Coro Nacional de Colombia, fue testigo de que el vallenato tradicional está más vivo que nunca.
Ver concierto: Coro Nacional de Colombia, Homenaje al Maestro Rafael Escalona “Escalona Inmortal” | Instagram
Por Alba Quintero Almenárez