Cuerdas famosas de Bogotá, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y otras ciudades del país y del exterior como Panamá y Venezuela, se hicieron presente en la concentración gallística en Valledupar.
Por Abdel Martínez Pérez
Millones de pesos corrió durante los tres días de concentración gallística internacional que tuvo lugar en Valledupar en la Gallera ‘Miguel Yaneth’, ubicada en el barrio Dangond, en el marco del Festival de la Leyenda Vallenata.
Durante los días de riñas de gallo, se congregaron famosas cuerdas de Bogotá, Cali, Montería, Bucaramanga, Panamá y Venezuela, lo que permitió cruzar amistad entre los galleros.
Más de 150 peleas diarias se realizaron entre las 5:00 de la tarde y 9:00 de la mañana del día siguiente, cuando concluían las riñas al calor de los tragos entre los apostadores.
Mientras que los escenarios de los concursos del Festival Vallenato se realizaban las competencias de caja, guacharaca y acordeón, en el Coliseo Gallístico, los gallos peleaban a pico y espuelas para derrotar a sus contendores, demostrando su casta o su pura raza. De ahí que en los concursos de acordeón, muchas personas utilizan el término ‘pica pollo’, que tú eres bueno, demuestra tu casta, ponle nota al acordeón, como lo sabes hacer.
Una frase que no falta en las galleras, es ‘Palabra de gallero’, que se utiliza principalmente cuando se hacen las apuestas sin ningún garante, es decir, sin firma de documento, ni de persona neutra que tenga el dinero de dicha apuesta.
Ese compromiso se hace sobre la misma pelea y tiene la misma validez como si se firmara algo entre los apostadores, porque no hay tiempo para hacerlo, quien pierde debe responder por lo apostado, porque es un pacto de caballero.
Irónicamente en todo juego, existen los avivatos o tramposos, es decir, aquellos que no cumplen la palabra de gallero, quienes apuestan sin tener dinero en el bolsillo con qué responder. A esas personas en el argot gallístico les dicen ‘Burro Negro’, a quien los demás galleros le rechazan su mala intención y pierde credibilidad entre ellos.
Armando Rodríguez Garrido es un hombre oriundo de Corozal, Sucre; heredó de su papá la actividad de criar y cuidar gallos y dejó la docencia para dedicarse a estas aves, explicó que el animal lo crían en las fincas, cuando están pollos los llevan a la gallería y desde los siete meses entra en proceso de cuidado, hasta tal punto de no permitirle que monte una sola gallina.
A los gallos se les descresta, es motilado, además lo desparasitan con medicamentos veterinarios y comienzan a ‘toparlo’, que es como se le llama al entrenamiento, tal como si fuera un boxeador, utilizando un simulador de gallo que le dicen mona.
Para darle un poco de fortaleza y color a los muslos de los gallos, este animal es sometido a sobos con una mezcla a base de chirrinchi o ñeque, ligado con varias plantas e inclusive con marihuana, que se le frota con un pedazo de espuma.
El gallo utilizado para las topas, es elaborado de piel de gallo con su respectivas plumas, lo rellenan con espuma y con él se inicia el entrenamiento. A las espuelas, les ponen guantes con tela gruesa, para recubrirlas con el fin que quien lo cuide, no sea objeto de un espuelazo durante el entrenamiento, cuyo proceso dura unos 45 días, tiempo en el que el animal permanece encerrado en un guacal. En este proceso, el gallero, sabe si el pollo es o no bueno, son seleccionados paras grandes riñas.
La alimentación de estos animales es a base de verduras como zanahoria, cebolla y lenteja, durante las 8:00 y 9:00 de la mañana y una porción de maíz entre las 1:00 y 2:00 de la tarde. El agua, según el gallero, toda la que pueda ingerir, con el fin de mantenerlo en forman y en su peso, de acuerdo a su tamaño, con el propósito que consiga contendor en las galleras, porque si no coinciden en el mismo peso, la riña no va, porque para el gallero, no debe tener gallos malos, porque el que no sirve hay que sacrificarlo.
Las gallerías tienen una especie de gallera, porque allí es donde los entrenan y de esa manera, cuando los llevan a otro escenario, ellos se sientan como en casa. Cada ocho días, el gallo de cuido, es sometido a ‘correteos’, en el que el gallero le da vueltas al animal en el ruedo durante 15 minutos, utilizando en vez de un perrero, una bolsa plástica de color negro, adherida a un palo de medio metros de largo, con el cual le pegan en la cola, para que el gallo de vueltas durante ese lapso.
Armando Rodríguez Garrido explicó que los gallos buenos de pelea, los que ganan al soltarlos en el ruedo o de fondo, cuando el contrincante, también es bueno y sostiene la riña hasta los 15 minutos, que es el tiempo reglamentario para terminar la pelea. De acuerdo al plumaje, hay gallos pinto, cenizo, giro, negro, canagüey, jabao y chino. Los gallos más grandes por su genética, que casi no consiguen con quien pelear son los asiáticos, los cubanos, los de Puerto Rico y los brasileros, los cuales deben ser sometidos a bajar de peso con ejercicios diarios, para que se hagan las apuestas.
Cuerdas famosas de Bogotá, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y otras ciudades del país y del exterior como Panamá y Venezuela, se hicieron presente en la concentración gallística en Valledupar.
Por Abdel Martínez Pérez
Millones de pesos corrió durante los tres días de concentración gallística internacional que tuvo lugar en Valledupar en la Gallera ‘Miguel Yaneth’, ubicada en el barrio Dangond, en el marco del Festival de la Leyenda Vallenata.
Durante los días de riñas de gallo, se congregaron famosas cuerdas de Bogotá, Cali, Montería, Bucaramanga, Panamá y Venezuela, lo que permitió cruzar amistad entre los galleros.
Más de 150 peleas diarias se realizaron entre las 5:00 de la tarde y 9:00 de la mañana del día siguiente, cuando concluían las riñas al calor de los tragos entre los apostadores.
Mientras que los escenarios de los concursos del Festival Vallenato se realizaban las competencias de caja, guacharaca y acordeón, en el Coliseo Gallístico, los gallos peleaban a pico y espuelas para derrotar a sus contendores, demostrando su casta o su pura raza. De ahí que en los concursos de acordeón, muchas personas utilizan el término ‘pica pollo’, que tú eres bueno, demuestra tu casta, ponle nota al acordeón, como lo sabes hacer.
Una frase que no falta en las galleras, es ‘Palabra de gallero’, que se utiliza principalmente cuando se hacen las apuestas sin ningún garante, es decir, sin firma de documento, ni de persona neutra que tenga el dinero de dicha apuesta.
Ese compromiso se hace sobre la misma pelea y tiene la misma validez como si se firmara algo entre los apostadores, porque no hay tiempo para hacerlo, quien pierde debe responder por lo apostado, porque es un pacto de caballero.
Irónicamente en todo juego, existen los avivatos o tramposos, es decir, aquellos que no cumplen la palabra de gallero, quienes apuestan sin tener dinero en el bolsillo con qué responder. A esas personas en el argot gallístico les dicen ‘Burro Negro’, a quien los demás galleros le rechazan su mala intención y pierde credibilidad entre ellos.
Armando Rodríguez Garrido es un hombre oriundo de Corozal, Sucre; heredó de su papá la actividad de criar y cuidar gallos y dejó la docencia para dedicarse a estas aves, explicó que el animal lo crían en las fincas, cuando están pollos los llevan a la gallería y desde los siete meses entra en proceso de cuidado, hasta tal punto de no permitirle que monte una sola gallina.
A los gallos se les descresta, es motilado, además lo desparasitan con medicamentos veterinarios y comienzan a ‘toparlo’, que es como se le llama al entrenamiento, tal como si fuera un boxeador, utilizando un simulador de gallo que le dicen mona.
Para darle un poco de fortaleza y color a los muslos de los gallos, este animal es sometido a sobos con una mezcla a base de chirrinchi o ñeque, ligado con varias plantas e inclusive con marihuana, que se le frota con un pedazo de espuma.
El gallo utilizado para las topas, es elaborado de piel de gallo con su respectivas plumas, lo rellenan con espuma y con él se inicia el entrenamiento. A las espuelas, les ponen guantes con tela gruesa, para recubrirlas con el fin que quien lo cuide, no sea objeto de un espuelazo durante el entrenamiento, cuyo proceso dura unos 45 días, tiempo en el que el animal permanece encerrado en un guacal. En este proceso, el gallero, sabe si el pollo es o no bueno, son seleccionados paras grandes riñas.
La alimentación de estos animales es a base de verduras como zanahoria, cebolla y lenteja, durante las 8:00 y 9:00 de la mañana y una porción de maíz entre las 1:00 y 2:00 de la tarde. El agua, según el gallero, toda la que pueda ingerir, con el fin de mantenerlo en forman y en su peso, de acuerdo a su tamaño, con el propósito que consiga contendor en las galleras, porque si no coinciden en el mismo peso, la riña no va, porque para el gallero, no debe tener gallos malos, porque el que no sirve hay que sacrificarlo.
Las gallerías tienen una especie de gallera, porque allí es donde los entrenan y de esa manera, cuando los llevan a otro escenario, ellos se sientan como en casa. Cada ocho días, el gallo de cuido, es sometido a ‘correteos’, en el que el gallero le da vueltas al animal en el ruedo durante 15 minutos, utilizando en vez de un perrero, una bolsa plástica de color negro, adherida a un palo de medio metros de largo, con el cual le pegan en la cola, para que el gallo de vueltas durante ese lapso.
Armando Rodríguez Garrido explicó que los gallos buenos de pelea, los que ganan al soltarlos en el ruedo o de fondo, cuando el contrincante, también es bueno y sostiene la riña hasta los 15 minutos, que es el tiempo reglamentario para terminar la pelea. De acuerdo al plumaje, hay gallos pinto, cenizo, giro, negro, canagüey, jabao y chino. Los gallos más grandes por su genética, que casi no consiguen con quien pelear son los asiáticos, los cubanos, los de Puerto Rico y los brasileros, los cuales deben ser sometidos a bajar de peso con ejercicios diarios, para que se hagan las apuestas.