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General - 4 septiembre, 2010

En Valledupar es una realidad El matoneo escolar no es un juego de niños

En Valledupar, como en muchas ciudades del país, se está presentando lo que los expertos en el tema llaman matoneo, cuando un niño acoquina, o “se la monta”, como se dice en el lenguaje de los adolescentes a uno de sus compañeros o compañeras. El “matoneo”, según han determinado los estudiosos en el tema, consiste […]

Boton Wpp

En Valledupar, como en muchas ciudades del país, se está presentando lo que los expertos en el tema llaman matoneo, cuando un niño acoquina, o “se la monta”, como se dice en el lenguaje de los adolescentes a uno de sus compañeros o compañeras.
El “matoneo”, según han determinado los estudiosos en el tema, consiste en una práctica o fenómeno que para muchos es calificada como parte de la vida escolar sin mayor trascendencia, por lo que no se toman medidas para prevenirlo y erradicarlo de la vida de los estudiantes. Como primera medida recomiendan tener en cuenta que se debe aprender a diferenciar el matoneo de la pelea  y el conflicto.
Aunque es poco conocido con ese nombre en nuestro medio, el problema no es tan reciente y – en los últimos años- ha venido tomando gran protagonismo, no solo en las aulas y patios de los colegios de Valledupar, también en el departamento que ocupa uno de los primeros lugares, a nivel del país, de acuerdo a un estudio realizado por Enrique Chaux, doctor en Educación de la Universidad de Harvad, en el cual el Cesar está dentro de los cuatro primeras zonas del país donde más se presenta esta situación.

Muy común en Valledupar

EL PILÓN conoció varios casos en Valledupar, tanto en colegios públicos como privados, donde se presenta esta problemática, a la que consideran, algunos directivos de las instituciones, como  ‘algo’ sin gravedad, por lo que no tienen implementado medidas para su prevención o atención.
Para hablar del tema, EL PILÓN consultó a diferentes profesores y directivos de colegios y algunos reconocieron desconocer el tema; sin  embargo, algunos aceptaron que si existen los alumnos “montadores” a quienes solo se les llama la atención, pero no se le hace seguimiento a esta situación.
Este fenómeno caracterizado por  someter a un mismo alumno o alumna a actos de crueldad, falta de respeto y humillación, de una manera permanente por parte de un compañero o compañera o de un grupo, está llamando la atención mundial, debido a que es considerado el generador de las masacres presentadas en diferentes instituciones escolares en el mundo y casos en el país.

Uno de los casos a nivel mundial más sonado es el del adolescente, Jeremy Wale Dale,  de Texas, EEUU, quien se suicido delante de sus compañeros de clases a consecuencia de las constantes y crueles burlas de las que era objeto y por la falta de atención de sus padres. La historia de Jeremy quedó inmortalizada en el tema homónimo que aparece en el disco Ten, que fue lanzado en agosto de 1991.

Otro caso conocido

Eric Harris, de tan solo 18 años, se suicidó luego de acribillar a varios de sus compañeros. Harris, victimario de la matanza de Columbine, en 1999, narrada en el documental Bowling for Columbine, dejó una nota de despedida en la que aclaraba que había tomado esta decisión luego de ser alienado y ridiculizado por varios de sus compañeros en diferentes oportunidades.
Por lo anterior, los conocedores del tema recomiendan a los profesores y directivos de los planteles educativos (quienes en su mayoría no han sido formados o preparados para afrontar y buscar soluciones eficientes) no pasar por alto un informe de abuso escolar, de inmediato se le debe prestar atención a la víctima, porque la indiferencia refuerza el sentimiento de lo que los psicólogos llaman la impotencia aprendida: ¿Para qué busco ayuda sino la voy a encontrar?

Identifique algunas características

Si es intimidado, su hijo estaría llegando a casa con las pertenencias dañadas, es poco sociable con sus compañeros fuera del colegio, nunca inventa planes con ellos, por temor a que nadie asista, se muestra tímido, retraído o igualmente puede ser hiperactivo e inquieto.
Otra de las características es su reacción ante situaciones de conflictos, por lo general, llora o se aleja.
En el caso contrario, si su hijo le gusta hacer bromas pesadas, poner apodos, humillar a otros, insultar y agredir a otros niños, si es hombre, posiblemente, sea más fuerte y grande que el resto de sus compañeros. Otras de las conductas es que maltrata a los animales.
La intimidación sólo es posible cuando hay desequilibrio de poder entre las partes, porque de no haberlo ninguna se intimidaría, sino que ambas lucharían por defenderse.
En este sentido, el abusador ‘escoge’ a su compañero al considerarlo vulnerable por su timidez, fragilidad física, por que usa gafas, porque tiene acné, por obeso, busto grande o pequeño, color de piel, estatura, condición sexual, rendimiento académico, condición económica y un sin número de detalles, que llevan –finalmente- como propósito: humillar.
Esto se convierte en una práctica de crueldad emocional también agresiones físicas,  que puede iniciar con el acoso disfrazado como un juego; luego el grupo se da cuenta y suele ponerse en contra del afectado; la víctima se siente culpable, lo que lo hace temeroso al punto que con la mirada del victimario, el niño se afecta, en este punto, la situación se vuelve extrema, llevando a la víctima a atentar contra ella o contra su agresor.

Consecuencias

En la víctima puede causar ausentismo escolar, bajo rendimiento académico, conducta inhibida o incapacidad de asumir riesgos, nerviosismo, depresión, falta de apetito, insomnio o pesadillas, incluso un mayor riesgo de homicidio. En los victimarios, el matoneo genera un mayor riesgo de ser convictos por la ley.
Según un estudio de Olweus y Fight Crime en 2003, el 40% de estos niños y jóvenes bullyes han tenido un problema grave con la ley antes de cumplir 24 años, mientras que el 60% han tenido al menos un problema legal. En quienes presencian el abuso se puede generar temor, sentimiento de impotencia o culpabilidad.

Se considera matoneo
Físico: golpes, zancadillas o accidentes fingidos.
Verbal, insultos, chismes, calumnias.
Y el matoneo no verbal, exclusión directa o indirecta, gestos, miradas de desprecio.
Ante esto,  los expertos en el tema recomiendan que no se debe ignorar el problema,  no culpar a la víctima, tener cuidado de no confundir el matoneo con el liderazgo.

La palabra “bullying” procede del vocablo holandés “boel” que significa “amante”, pero en un sentido peyorativo ya que se aplicaba a los proxenetas. El primero que empleó el término “bullying” en el sentido de acoso escolar en sus investigaciones fue Dan Olweus, en la década de los ’70 en un programa anti acoso para las escuelas de Noruega.

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4 septiembre, 2010

En Valledupar es una realidad El matoneo escolar no es un juego de niños

En Valledupar, como en muchas ciudades del país, se está presentando lo que los expertos en el tema llaman matoneo, cuando un niño acoquina, o “se la monta”, como se dice en el lenguaje de los adolescentes a uno de sus compañeros o compañeras. El “matoneo”, según han determinado los estudiosos en el tema, consiste […]


Boton Wpp

En Valledupar, como en muchas ciudades del país, se está presentando lo que los expertos en el tema llaman matoneo, cuando un niño acoquina, o “se la monta”, como se dice en el lenguaje de los adolescentes a uno de sus compañeros o compañeras.
El “matoneo”, según han determinado los estudiosos en el tema, consiste en una práctica o fenómeno que para muchos es calificada como parte de la vida escolar sin mayor trascendencia, por lo que no se toman medidas para prevenirlo y erradicarlo de la vida de los estudiantes. Como primera medida recomiendan tener en cuenta que se debe aprender a diferenciar el matoneo de la pelea  y el conflicto.
Aunque es poco conocido con ese nombre en nuestro medio, el problema no es tan reciente y – en los últimos años- ha venido tomando gran protagonismo, no solo en las aulas y patios de los colegios de Valledupar, también en el departamento que ocupa uno de los primeros lugares, a nivel del país, de acuerdo a un estudio realizado por Enrique Chaux, doctor en Educación de la Universidad de Harvad, en el cual el Cesar está dentro de los cuatro primeras zonas del país donde más se presenta esta situación.

Muy común en Valledupar

EL PILÓN conoció varios casos en Valledupar, tanto en colegios públicos como privados, donde se presenta esta problemática, a la que consideran, algunos directivos de las instituciones, como  ‘algo’ sin gravedad, por lo que no tienen implementado medidas para su prevención o atención.
Para hablar del tema, EL PILÓN consultó a diferentes profesores y directivos de colegios y algunos reconocieron desconocer el tema; sin  embargo, algunos aceptaron que si existen los alumnos “montadores” a quienes solo se les llama la atención, pero no se le hace seguimiento a esta situación.
Este fenómeno caracterizado por  someter a un mismo alumno o alumna a actos de crueldad, falta de respeto y humillación, de una manera permanente por parte de un compañero o compañera o de un grupo, está llamando la atención mundial, debido a que es considerado el generador de las masacres presentadas en diferentes instituciones escolares en el mundo y casos en el país.

Uno de los casos a nivel mundial más sonado es el del adolescente, Jeremy Wale Dale,  de Texas, EEUU, quien se suicido delante de sus compañeros de clases a consecuencia de las constantes y crueles burlas de las que era objeto y por la falta de atención de sus padres. La historia de Jeremy quedó inmortalizada en el tema homónimo que aparece en el disco Ten, que fue lanzado en agosto de 1991.

Otro caso conocido

Eric Harris, de tan solo 18 años, se suicidó luego de acribillar a varios de sus compañeros. Harris, victimario de la matanza de Columbine, en 1999, narrada en el documental Bowling for Columbine, dejó una nota de despedida en la que aclaraba que había tomado esta decisión luego de ser alienado y ridiculizado por varios de sus compañeros en diferentes oportunidades.
Por lo anterior, los conocedores del tema recomiendan a los profesores y directivos de los planteles educativos (quienes en su mayoría no han sido formados o preparados para afrontar y buscar soluciones eficientes) no pasar por alto un informe de abuso escolar, de inmediato se le debe prestar atención a la víctima, porque la indiferencia refuerza el sentimiento de lo que los psicólogos llaman la impotencia aprendida: ¿Para qué busco ayuda sino la voy a encontrar?

Identifique algunas características

Si es intimidado, su hijo estaría llegando a casa con las pertenencias dañadas, es poco sociable con sus compañeros fuera del colegio, nunca inventa planes con ellos, por temor a que nadie asista, se muestra tímido, retraído o igualmente puede ser hiperactivo e inquieto.
Otra de las características es su reacción ante situaciones de conflictos, por lo general, llora o se aleja.
En el caso contrario, si su hijo le gusta hacer bromas pesadas, poner apodos, humillar a otros, insultar y agredir a otros niños, si es hombre, posiblemente, sea más fuerte y grande que el resto de sus compañeros. Otras de las conductas es que maltrata a los animales.
La intimidación sólo es posible cuando hay desequilibrio de poder entre las partes, porque de no haberlo ninguna se intimidaría, sino que ambas lucharían por defenderse.
En este sentido, el abusador ‘escoge’ a su compañero al considerarlo vulnerable por su timidez, fragilidad física, por que usa gafas, porque tiene acné, por obeso, busto grande o pequeño, color de piel, estatura, condición sexual, rendimiento académico, condición económica y un sin número de detalles, que llevan –finalmente- como propósito: humillar.
Esto se convierte en una práctica de crueldad emocional también agresiones físicas,  que puede iniciar con el acoso disfrazado como un juego; luego el grupo se da cuenta y suele ponerse en contra del afectado; la víctima se siente culpable, lo que lo hace temeroso al punto que con la mirada del victimario, el niño se afecta, en este punto, la situación se vuelve extrema, llevando a la víctima a atentar contra ella o contra su agresor.

Consecuencias

En la víctima puede causar ausentismo escolar, bajo rendimiento académico, conducta inhibida o incapacidad de asumir riesgos, nerviosismo, depresión, falta de apetito, insomnio o pesadillas, incluso un mayor riesgo de homicidio. En los victimarios, el matoneo genera un mayor riesgo de ser convictos por la ley.
Según un estudio de Olweus y Fight Crime en 2003, el 40% de estos niños y jóvenes bullyes han tenido un problema grave con la ley antes de cumplir 24 años, mientras que el 60% han tenido al menos un problema legal. En quienes presencian el abuso se puede generar temor, sentimiento de impotencia o culpabilidad.

Se considera matoneo
Físico: golpes, zancadillas o accidentes fingidos.
Verbal, insultos, chismes, calumnias.
Y el matoneo no verbal, exclusión directa o indirecta, gestos, miradas de desprecio.
Ante esto,  los expertos en el tema recomiendan que no se debe ignorar el problema,  no culpar a la víctima, tener cuidado de no confundir el matoneo con el liderazgo.

La palabra “bullying” procede del vocablo holandés “boel” que significa “amante”, pero en un sentido peyorativo ya que se aplicaba a los proxenetas. El primero que empleó el término “bullying” en el sentido de acoso escolar en sus investigaciones fue Dan Olweus, en la década de los ’70 en un programa anti acoso para las escuelas de Noruega.