Leer en ‘La Mira del Conflicto’, significa sentir de cerca los esfuerzos literarios para sintetizar una época de violencia.
Leer en ‘La Mira del Conflicto’, significa sentir de cerca los esfuerzos literarios para sintetizar una época de violencia que parece vencida gracias a la carga testimonial y a los alcances logrados desde una narrativa que ilustra en detalle y con la economía propia de la obra periodística. Es vivir lo tangible para hacer contrapoder.
La obra de la periodista Yanitza Fontalvo Díaz, es una exposición abierta, cuyo propósito está enmarcado en la clasificación, categorización y diagnóstico de los nuevos retos que enfrentan en estas latitudes, los comunicadores sociales y periodistas desde la especificidad de la reportería, como herramienta única y genuina, que permita la divulgación de la verdad, representada fielmente, desde testimonios en terreno. Estos elementos exigidos por la modernidad y que ilustran la labor del reportero, se traducen en exposiciones que en la mayoría de casos, por los estados tradicionales del orden público, y de una cotidianidad evidentemente adversa, deben llamar la atención de quienes cumplen desde el altruismo, y desde renglones oficiales, la sensible tarea de salvaguardar todas las formas de expresión; haciendo de la libertad para informar uno de los vectores del contrapoder, de lo contra hegemónico, que por sus naturalezas deben y tienen que conocer de cerca la protección no solo estatal sino de actores de rango internacional asignados a estas defensas.
En ‘La Mira del Conflicto’, no es más que un retrato de la vida profesional vívida de quienes en una época identificada en el documento tuvieron que arriesgar varios de sus derechos para poder contar la verdad.
No es momento de detenerse en el diagnóstico de por qué algunos actores de violencia, terminaron imponiéndose por encima de la ley; es más bien el momento propicio para revisar con esmero y profundidad; además con coherencia, esa misma tarea cumplida por los comunicadores y reporteros de hoy que sortean ataques líquidos, pero igualmente violentos, a la hora de construir historias, retratos reales, que le den inercia al posicionamiento de la verdad como insumo de lo periodístico.
Llamo la atención de toda la tipología de jurados que impulsan la defensa de los derechos humanos para que indaguen acerca de esas nuevas formas de arrinconamiento que viven hoy los reporteros de estos tiempos.
No es posible cumplir con la compleja tarea que promueve la defensa de los derechos humanos, sin conocer esas nuevas formas de violencia, que se desprenden de la impunidad construida en los ambientes digitales, impersonales.
En ‘La Mira del Conflicto’ cumple con vivificar el hecho violento de una región para exterminarlo, ojalá por siempre, y pese a que dialécticamente reconoce la escala de los ataques contra la verdad, se muestra como una semilla que germina verbigracia su contenido.
Por: Elkin Carbonó López
Leer en ‘La Mira del Conflicto’, significa sentir de cerca los esfuerzos literarios para sintetizar una época de violencia.
Leer en ‘La Mira del Conflicto’, significa sentir de cerca los esfuerzos literarios para sintetizar una época de violencia que parece vencida gracias a la carga testimonial y a los alcances logrados desde una narrativa que ilustra en detalle y con la economía propia de la obra periodística. Es vivir lo tangible para hacer contrapoder.
La obra de la periodista Yanitza Fontalvo Díaz, es una exposición abierta, cuyo propósito está enmarcado en la clasificación, categorización y diagnóstico de los nuevos retos que enfrentan en estas latitudes, los comunicadores sociales y periodistas desde la especificidad de la reportería, como herramienta única y genuina, que permita la divulgación de la verdad, representada fielmente, desde testimonios en terreno. Estos elementos exigidos por la modernidad y que ilustran la labor del reportero, se traducen en exposiciones que en la mayoría de casos, por los estados tradicionales del orden público, y de una cotidianidad evidentemente adversa, deben llamar la atención de quienes cumplen desde el altruismo, y desde renglones oficiales, la sensible tarea de salvaguardar todas las formas de expresión; haciendo de la libertad para informar uno de los vectores del contrapoder, de lo contra hegemónico, que por sus naturalezas deben y tienen que conocer de cerca la protección no solo estatal sino de actores de rango internacional asignados a estas defensas.
En ‘La Mira del Conflicto’, no es más que un retrato de la vida profesional vívida de quienes en una época identificada en el documento tuvieron que arriesgar varios de sus derechos para poder contar la verdad.
No es momento de detenerse en el diagnóstico de por qué algunos actores de violencia, terminaron imponiéndose por encima de la ley; es más bien el momento propicio para revisar con esmero y profundidad; además con coherencia, esa misma tarea cumplida por los comunicadores y reporteros de hoy que sortean ataques líquidos, pero igualmente violentos, a la hora de construir historias, retratos reales, que le den inercia al posicionamiento de la verdad como insumo de lo periodístico.
Llamo la atención de toda la tipología de jurados que impulsan la defensa de los derechos humanos para que indaguen acerca de esas nuevas formas de arrinconamiento que viven hoy los reporteros de estos tiempos.
No es posible cumplir con la compleja tarea que promueve la defensa de los derechos humanos, sin conocer esas nuevas formas de violencia, que se desprenden de la impunidad construida en los ambientes digitales, impersonales.
En ‘La Mira del Conflicto’ cumple con vivificar el hecho violento de una región para exterminarlo, ojalá por siempre, y pese a que dialécticamente reconoce la escala de los ataques contra la verdad, se muestra como una semilla que germina verbigracia su contenido.
Por: Elkin Carbonó López