Debemos mostrar y ejercer nuestro mejor y mayor esfuerzo en busca de mejores oportunidades en el equilibrio dinámico que estas, y el riesgo de convivir, pretenden un desarrollo continuo, sano y a largo plazo.
Casi siempre las oportunidades se nos escapan de nuestro alcance; las acariciamos y fugazmente se alejan de nuestro entorno. Es posible que tengamos inconvenientes judiciales, laborales, familiares y personales; es ahí, donde debemos echar mano de mecanismos de resolución de conflictos que la ley colombiana nos brinda, saldar ese o esos inconvenientes nos llevarán a menores rumbos, que dejar casos ” dormidos”, sin brújula alguna.
Debemos mostrar y ejercer nuestro mejor y mayor esfuerzo en busca de mejores oportunidades en el equilibrio dinámico que estas, y el riesgo de convivir, pretenden un desarrollo continuo, sano y a largo plazo.
No obstante, nos desalienta el estado precario en que se encuentran los servicios de salud en todo el país, causado por oportunistas de turno que vuelven los recursos de la salud un negocio, pero para ellos, dejando desprovistos de muchas atenciones médicas, hospitalarias a quienes verdaderamente lo necesitan.
Muchos de nuestros ciudadanos, jóvenes, por cierto, de manera progresiva abandonan el ámbito rural o los expulsan a las grandes ciudades, las más próximas, en búsqueda de mejores oportunidades para el futuro personal y bienestar de sus familias.
La verdad, al no solucionar éste tipo de inconvenientes en muchos casos, judiciales; dejar pasar el tiempo no solucionará nada; será la voluntad y decisión humana, siempre con el ánimo de solucionar esos inconvenientes que tarde o temprano serán conflictos.
Dicen por ahí, es preferible un mal negocio que un buen pleito judicial; el tiempo desgasta los ánimos, las voluntades. Conocí casos judiciales en juzgados que no avanzaban, con dos y tres años de instaurados, convencimos a las partes, se pusieron de acuerdo y conciliaron en un día.
Preguntamos: ¿Tenemos la voluntad para mejorar esos momentos, no desgastarnos más y pasar a otra esfera, solucionando problemas? Creemos que seguimos pensando que, en casos tan controversiales, debe existir un absoluto ganador. La Ley otorga los derechos de cada uno, no el poder, ya que este nos llevará a cometer injusticias en momentos que no se razona, actuando con fuerza, violencia. ¿Qué resulta? Otro problema que nace y uno que no fue solucionado.
Lo que sucede actualmente es que muchos jurisconsultos, acostumbran a ejercer el derecho, dilatando términos y la justicia no llega, y por vencimientos de los mismos, los implicados se creen absueltos; en síntesis, ejerciendo un anti derecho, situación que no debe ser adoptada. Volvamos a leer detenidamente los párrafos 5 y 6, se los recomiendo.
Las nuevas generaciones colombianas deberán visualizar y acudir a mecanismos de solución de conflictos, los ya existentes y los que puedan resultar. Debido a mi experiencia sobre el aparato judicial, puedo asegurar que los procesos permanecen quietos, sin el más mínimo asomo de que resulten sentencias o acuerdos, creando más conflictos entre las partes.
Una justicia oportuna, ágil, generando armonía y bienestar es la que necesitamos. Recordemos que lo acordado, solucionando o transformando conflictos, se debe cumplir, es ley para las partes. La ley colombiana avala este mecanismo de finiquitar casos entre implicados; de lo contrario seguirán los procesos acumulados en anaqueles sin solución. Pronto, muy pronto debe aparecer el sistema oral judicial, que mediante audiencias ponga el punto final a los conflictos.
Por Jairo Franco Salas
Debemos mostrar y ejercer nuestro mejor y mayor esfuerzo en busca de mejores oportunidades en el equilibrio dinámico que estas, y el riesgo de convivir, pretenden un desarrollo continuo, sano y a largo plazo.
Casi siempre las oportunidades se nos escapan de nuestro alcance; las acariciamos y fugazmente se alejan de nuestro entorno. Es posible que tengamos inconvenientes judiciales, laborales, familiares y personales; es ahí, donde debemos echar mano de mecanismos de resolución de conflictos que la ley colombiana nos brinda, saldar ese o esos inconvenientes nos llevarán a menores rumbos, que dejar casos ” dormidos”, sin brújula alguna.
Debemos mostrar y ejercer nuestro mejor y mayor esfuerzo en busca de mejores oportunidades en el equilibrio dinámico que estas, y el riesgo de convivir, pretenden un desarrollo continuo, sano y a largo plazo.
No obstante, nos desalienta el estado precario en que se encuentran los servicios de salud en todo el país, causado por oportunistas de turno que vuelven los recursos de la salud un negocio, pero para ellos, dejando desprovistos de muchas atenciones médicas, hospitalarias a quienes verdaderamente lo necesitan.
Muchos de nuestros ciudadanos, jóvenes, por cierto, de manera progresiva abandonan el ámbito rural o los expulsan a las grandes ciudades, las más próximas, en búsqueda de mejores oportunidades para el futuro personal y bienestar de sus familias.
La verdad, al no solucionar éste tipo de inconvenientes en muchos casos, judiciales; dejar pasar el tiempo no solucionará nada; será la voluntad y decisión humana, siempre con el ánimo de solucionar esos inconvenientes que tarde o temprano serán conflictos.
Dicen por ahí, es preferible un mal negocio que un buen pleito judicial; el tiempo desgasta los ánimos, las voluntades. Conocí casos judiciales en juzgados que no avanzaban, con dos y tres años de instaurados, convencimos a las partes, se pusieron de acuerdo y conciliaron en un día.
Preguntamos: ¿Tenemos la voluntad para mejorar esos momentos, no desgastarnos más y pasar a otra esfera, solucionando problemas? Creemos que seguimos pensando que, en casos tan controversiales, debe existir un absoluto ganador. La Ley otorga los derechos de cada uno, no el poder, ya que este nos llevará a cometer injusticias en momentos que no se razona, actuando con fuerza, violencia. ¿Qué resulta? Otro problema que nace y uno que no fue solucionado.
Lo que sucede actualmente es que muchos jurisconsultos, acostumbran a ejercer el derecho, dilatando términos y la justicia no llega, y por vencimientos de los mismos, los implicados se creen absueltos; en síntesis, ejerciendo un anti derecho, situación que no debe ser adoptada. Volvamos a leer detenidamente los párrafos 5 y 6, se los recomiendo.
Las nuevas generaciones colombianas deberán visualizar y acudir a mecanismos de solución de conflictos, los ya existentes y los que puedan resultar. Debido a mi experiencia sobre el aparato judicial, puedo asegurar que los procesos permanecen quietos, sin el más mínimo asomo de que resulten sentencias o acuerdos, creando más conflictos entre las partes.
Una justicia oportuna, ágil, generando armonía y bienestar es la que necesitamos. Recordemos que lo acordado, solucionando o transformando conflictos, se debe cumplir, es ley para las partes. La ley colombiana avala este mecanismo de finiquitar casos entre implicados; de lo contrario seguirán los procesos acumulados en anaqueles sin solución. Pronto, muy pronto debe aparecer el sistema oral judicial, que mediante audiencias ponga el punto final a los conflictos.
Por Jairo Franco Salas