Representan el 44 % de la población ocupada, según datos del DANE hasta febrero de este año. Esto equivale a personas que gestionan actividades económicas independientes, muchas de las cuales surgen por necesidad más que por oportunidades reales en el mercado.
Hasta febrero de este año, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) registró 191.388 personas que conformaban la población ocupada de Valledupar, de los cuales 85.000 son trabajadores por cuenta propia, es decir, aquellos que gestionan su propia actividad económica o ejercen una profesión u oficio de manera independiente, sin contratar personal directamente o en colaboración con otras personas.
Esta población representa el 44 % de los ocupados en la capital cesarense, donde es evidente la cantidad de emprendimientos de comidas, bebidas, prendas de vestir, calzados, arreglo de celulares, tanto a nivel digital como también en el espacio público y en los hogares, pero muchos de estos micronegocios son creados por necesidad y no por una oportunidad real en el mercado.
Lea: 12 % de desempleo y 65 % de informalidad: estancamiento de la economía en Valledupar
Esta diferencia fue expuesta a mediados de marzo por la economista senior del Banco Mundial, María Dávalos, quien presentó el informe de ‘Prosperidad y reducción de la pobreza en el territorio colombiano’, en la Fundación Universitaria del Área Andina de Valledupar.
“No todos son iguales y hay personas que trabajan por cuenta propia porque no tienen otra alternativa. Son negocios de subsistencia, lo que llamamos nosotros negocios de necesidad”, explicó Dávalos. El informe también evidenció que en Valledupar 5 de cada 10 personas viven en la pobreza, y de acuerdo con Dávalos, quienes crean negocios por necesidad tienen menores oportunidades de salir de la pobreza. “Hay mayor proporción de personas pobres, entre esos emprendedores de necesidad. Tienen menor productividad ya que no vienen equipados con lo que necesitan, las habilidades, el capital”, precisó.
Desde el gremio de micro, pequeñas y medianas empresas del Cesar, han insistido en que si la fuerza de trabajo está ante una economía industrializada, que no es el caso de la ciudad y el departamento, los trabajadores podrán cualificarse y aumentar la producción y sostenibilidad, sobre todo en las actividades comerciales que son el primer renglón generador de empleo en el municipio, con 50.000 personas hasta febrero.
Ahora bien, el resto de los ocupados se dividen en: 83.908 obreros o empleados particulares; 10.154 empleados del gobierno, 6.902 trabajadores domésticos y más de 2.000 personas trabajando en sus familias sin remuneración, la mayoría de ellas mujeres. Solo 2.949, el 1,54 %, son patrones o empleadores.
Otro factor que afecta el mercado laboral en Valledupar es el aumento o la permanencia de la informalidad laboral que ahora alcanza el 65,3 %, colocando a la ciudad en el segundo lugar en este indicador en el país, lo que quiere decir que, de aquellos 191.388 ocupados, solo 66.411 trabajaban en condiciones de formalidad, mientras que los demás tuvieron limitaciones para acceder a labores estables, con prestaciones de ley, jornada laborales y pagos justos.
Por Andrea Guerra Peña.
Representan el 44 % de la población ocupada, según datos del DANE hasta febrero de este año. Esto equivale a personas que gestionan actividades económicas independientes, muchas de las cuales surgen por necesidad más que por oportunidades reales en el mercado.
Hasta febrero de este año, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) registró 191.388 personas que conformaban la población ocupada de Valledupar, de los cuales 85.000 son trabajadores por cuenta propia, es decir, aquellos que gestionan su propia actividad económica o ejercen una profesión u oficio de manera independiente, sin contratar personal directamente o en colaboración con otras personas.
Esta población representa el 44 % de los ocupados en la capital cesarense, donde es evidente la cantidad de emprendimientos de comidas, bebidas, prendas de vestir, calzados, arreglo de celulares, tanto a nivel digital como también en el espacio público y en los hogares, pero muchos de estos micronegocios son creados por necesidad y no por una oportunidad real en el mercado.
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Esta diferencia fue expuesta a mediados de marzo por la economista senior del Banco Mundial, María Dávalos, quien presentó el informe de ‘Prosperidad y reducción de la pobreza en el territorio colombiano’, en la Fundación Universitaria del Área Andina de Valledupar.
“No todos son iguales y hay personas que trabajan por cuenta propia porque no tienen otra alternativa. Son negocios de subsistencia, lo que llamamos nosotros negocios de necesidad”, explicó Dávalos. El informe también evidenció que en Valledupar 5 de cada 10 personas viven en la pobreza, y de acuerdo con Dávalos, quienes crean negocios por necesidad tienen menores oportunidades de salir de la pobreza. “Hay mayor proporción de personas pobres, entre esos emprendedores de necesidad. Tienen menor productividad ya que no vienen equipados con lo que necesitan, las habilidades, el capital”, precisó.
Desde el gremio de micro, pequeñas y medianas empresas del Cesar, han insistido en que si la fuerza de trabajo está ante una economía industrializada, que no es el caso de la ciudad y el departamento, los trabajadores podrán cualificarse y aumentar la producción y sostenibilidad, sobre todo en las actividades comerciales que son el primer renglón generador de empleo en el municipio, con 50.000 personas hasta febrero.
Ahora bien, el resto de los ocupados se dividen en: 83.908 obreros o empleados particulares; 10.154 empleados del gobierno, 6.902 trabajadores domésticos y más de 2.000 personas trabajando en sus familias sin remuneración, la mayoría de ellas mujeres. Solo 2.949, el 1,54 %, son patrones o empleadores.
Otro factor que afecta el mercado laboral en Valledupar es el aumento o la permanencia de la informalidad laboral que ahora alcanza el 65,3 %, colocando a la ciudad en el segundo lugar en este indicador en el país, lo que quiere decir que, de aquellos 191.388 ocupados, solo 66.411 trabajaban en condiciones de formalidad, mientras que los demás tuvieron limitaciones para acceder a labores estables, con prestaciones de ley, jornada laborales y pagos justos.
Por Andrea Guerra Peña.