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Columnista - 27 marzo, 2023

Emiro Zuleta en el cancionero vallenato

Este joven guajiro, lleno de paciencia y humildad, abre ventanas para soslayar la sombra en la lejanía, y recorre caminos para sentir cerca el calor de los personajes y la alquimia de los acontecimientos que motivan a los compositores vallenatos a transformar en canto y poesía los sentimientos.

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El escritor y docente de la Universidad de La Guajira, Fredy González Zubiría, nos presenta su cuarto libro de la serie ‘Crónicas del cancionero vallenato’. Completa doce años de investigación dedicados a visibilizar las historias detrás de 120 canciones de cincuenta compositores.

Este joven guajiro, lleno de paciencia y humildad, abre ventanas para soslayar la sombra en la lejanía, y recorre caminos para sentir cerca el calor de los personajes y la alquimia de los acontecimientos que motivan a los compositores vallenatos a transformar en canto y poesía los sentimientos. El libro incluye historias y canciones de once compositores: Hernando Marín, Roberto Daza Urbina, Jacinto Vega, Alexander Oñate, Pipe Peláez, Reinaldo Díaz, Kike Araújo, Abel Antonio Villa, Emiro Zuleta, Mateo Torres y Octavio Daza.

El escritor Manuel Zapata Olivella, uno de los primeros en teorizar sobre el canto vallenato, precisaba que el soporte universal del canto vallenato es la poesía popular. La poesía no es sino una comunicación del aliento celestial, afirmó Fray Luis de León. Esta sentencia es una revelación de las canciones que nacen en el hontanar supremo del espíritu, cuando el amor con su follaje de girasoles ilumina el rosado aroma de los sueños, o cuando la tempestad con sus ramas quebradizas oscurece el tiempo de la soledad y el desamor.

Fredy González es un cronista, fiel a la premisa de que hay que estar en el lugar de los acontecimientos tanto tiempo como sea posible, para conocer mejor la realidad que vamos a narrar; por eso es un atisbador que camina con una linterna, anda silencioso tras la chispa que abraza la inspiración del canto vallenato.

Este libro, como los anteriores, es ameno e invita desde la primera página a seguir hasta el final. Cuando indaga al compositor por el origen de la canción, va en busca de la musa y testigos para constatar la verdad. Por ejemplo, en la crónica “Octavio Daza”, están presentes testimonios de Fabiola Brito, una de las musas de la lira juvenil del poeta, y de la esposa María Cristina Teherán. De los dolorosos episodios de su muerte escucha las voces de familiares y amigos que todavía lloran, como lloramos los amantes de la vida y de la música.

Emiro Zuleta Calderón, nacido en La Paz en 1940, amigo de infancia de Jorge Oñate. Desde 1963 reside en Bogotá, estudió contaduría en la Universidad Nacional. Desde 1969, Jorge Oñate con Los Hermanos López empiezan grabar sus canciones: ‘La Paz es mi pueblo’, ‘Barranquillera’, ‘Razón y Olvido’, ‘Adiós amor’, ‘El cambio’; después con Colacho Mendoza, ‘Igual que aquella noche’. Y Los Hermanos Zuleta le grabaron ‘La querella’.

La canción ‘Adiós amor’ es una elegía a la muerte de su esposa Amparo Díaz Stefenn, en una clínica en Bogotá. Habían vivido felices con sus hijos Alberto, Leonardo y Mónica. Esta estrofa conmovedora: “Quisiera preguntarte a ti Señor/ por el pecado que cometí un día /no lo recuerdo muy joven sería/ hoy me ha costado un profundo dolor/ si alguna deuda queda todavía/ no me la cobres junta por favor”.


Por José Atuesta Mindiola

Columnista
27 marzo, 2023

Emiro Zuleta en el cancionero vallenato

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

Este joven guajiro, lleno de paciencia y humildad, abre ventanas para soslayar la sombra en la lejanía, y recorre caminos para sentir cerca el calor de los personajes y la alquimia de los acontecimientos que motivan a los compositores vallenatos a transformar en canto y poesía los sentimientos.


El escritor y docente de la Universidad de La Guajira, Fredy González Zubiría, nos presenta su cuarto libro de la serie ‘Crónicas del cancionero vallenato’. Completa doce años de investigación dedicados a visibilizar las historias detrás de 120 canciones de cincuenta compositores.

Este joven guajiro, lleno de paciencia y humildad, abre ventanas para soslayar la sombra en la lejanía, y recorre caminos para sentir cerca el calor de los personajes y la alquimia de los acontecimientos que motivan a los compositores vallenatos a transformar en canto y poesía los sentimientos. El libro incluye historias y canciones de once compositores: Hernando Marín, Roberto Daza Urbina, Jacinto Vega, Alexander Oñate, Pipe Peláez, Reinaldo Díaz, Kike Araújo, Abel Antonio Villa, Emiro Zuleta, Mateo Torres y Octavio Daza.

El escritor Manuel Zapata Olivella, uno de los primeros en teorizar sobre el canto vallenato, precisaba que el soporte universal del canto vallenato es la poesía popular. La poesía no es sino una comunicación del aliento celestial, afirmó Fray Luis de León. Esta sentencia es una revelación de las canciones que nacen en el hontanar supremo del espíritu, cuando el amor con su follaje de girasoles ilumina el rosado aroma de los sueños, o cuando la tempestad con sus ramas quebradizas oscurece el tiempo de la soledad y el desamor.

Fredy González es un cronista, fiel a la premisa de que hay que estar en el lugar de los acontecimientos tanto tiempo como sea posible, para conocer mejor la realidad que vamos a narrar; por eso es un atisbador que camina con una linterna, anda silencioso tras la chispa que abraza la inspiración del canto vallenato.

Este libro, como los anteriores, es ameno e invita desde la primera página a seguir hasta el final. Cuando indaga al compositor por el origen de la canción, va en busca de la musa y testigos para constatar la verdad. Por ejemplo, en la crónica “Octavio Daza”, están presentes testimonios de Fabiola Brito, una de las musas de la lira juvenil del poeta, y de la esposa María Cristina Teherán. De los dolorosos episodios de su muerte escucha las voces de familiares y amigos que todavía lloran, como lloramos los amantes de la vida y de la música.

Emiro Zuleta Calderón, nacido en La Paz en 1940, amigo de infancia de Jorge Oñate. Desde 1963 reside en Bogotá, estudió contaduría en la Universidad Nacional. Desde 1969, Jorge Oñate con Los Hermanos López empiezan grabar sus canciones: ‘La Paz es mi pueblo’, ‘Barranquillera’, ‘Razón y Olvido’, ‘Adiós amor’, ‘El cambio’; después con Colacho Mendoza, ‘Igual que aquella noche’. Y Los Hermanos Zuleta le grabaron ‘La querella’.

La canción ‘Adiós amor’ es una elegía a la muerte de su esposa Amparo Díaz Stefenn, en una clínica en Bogotá. Habían vivido felices con sus hijos Alberto, Leonardo y Mónica. Esta estrofa conmovedora: “Quisiera preguntarte a ti Señor/ por el pecado que cometí un día /no lo recuerdo muy joven sería/ hoy me ha costado un profundo dolor/ si alguna deuda queda todavía/ no me la cobres junta por favor”.


Por José Atuesta Mindiola