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El Tránsito

Lo malo de la privatización de las entidades oficiales, cuando prestan servicios públicos que generan ingresos, como es el casi de los “Tránsitos”, es que se pierde su esencia de servicios y se convierten en oficinas principalmente recaudadoras, pues el dinero es lo único que le interesa a sus dueños y el servicio eficiente y oportuno pasa a un segundo o tercer plano, prestando unos pésimos servicios.

El Tránsito

El Tránsito

Por: José M.

@el_pilon

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Lo malo de la privatización de las entidades oficiales, cuando prestan servicios públicos que generan ingresos, como es el casi de los “Tránsitos”, es que se pierde su esencia de servicios y se convierten en oficinas principalmente recaudadoras, pues el dinero es lo único que le interesa a sus dueños y el servicio eficiente y oportuno pasa a un segundo o tercer plano, prestando unos pésimos servicios.

Eso lo vemos todos los días en esta ciudad caótica y desordenada, en donde hacemos lo que nos da la santa gana con nuestros carros, obligados por la anarquía y el desorden reinante, mientras la presencia de las autoridades brilla por su ausencia. Mientras tanto, los agentes se dedican en gajos de 8 y 10 uniformados en la Novena, cerca del antiguo Cicolac, a sancionar a todo el que no tenga sus documentos al día o en la salida de la ciudad en la misma labor; es decir, a recaudar dinero mediante multas, que es lo único que les interesa. Oigo decir que tienen tarifas de recaudo diario e intercambio de favores con las aseguradoras y las oficinas que expiden la RTM, dándole la espalda al desorden en calles y carreras de toda la ciudad. De ello se encargan las temibles camionetas destinadas a tomar fotos y sancionar a los que se parquean mal, cuyo único fin es más recaudo. Jamás he visto un agente de Tránsito en el abandonado Boliche, a donde voy con frecuencia, sancionando a un infractor o previniéndole sobre alguna falta. ¿Cuándo será que señalizarán, al menos con pinturas y flechas en el piso, para que los conductores no tengan como excusa que, como no hay señales, se meten por donde quieran? Para los camiones repartidores de cervezas y gaseosas, valores, buses, camiones y tractomulas no existen las restricciones; las violan a sabiendas de que lo están haciendo y entran al Centro de la ciudad a las horas más congestionadas –le llaman pico- produciendo el caos vehicular.

Ahora, la noticia del día es la instalación de 15 cámaras de fotodetección, las cuales, según el columnista y excandidato a la Alcaldía Ricardo Reyes, suelen generar desconfianza cuando son “un mecanismo para facturar y no establecer seguridad, para defender la vida por encima de recaudar dinero, que es lo único que les interesa”. Y agrega acertadamente el doctor Reyes: “la instalación de estas cámaras debe insertarse en una política más amplia de seguridad vial donde la infraestructura, la educación y el control se articulen bajo el principio de ‘Sistema Seguro’”. Añade que no se trata de facturar, sino de educar, prevenir y curar. Ese debe ser el objetivo de esta nueva etapa de nuestra ciudad.

Deseo felicitar al doctor Reyes por ese interés permanente que tiene sobre la solución de los problemas de esta capital y me pregunto: ¿por dónde andan los excandidatos a la Alcaldía en el debate pasado? No los hemos vuelto a oír y menos a ver. ¿Dónde están Camilo Quiroz, María Isabel Campo, el doctor Arzuza, Lina de Armas y otros que se me olvidan, y que se les olvidó que Valledupar existe y que los problemas lo agobian todos los días, a pesar de los esfuerzos que está haciendo Ernesto para arreglar esto? No aparecen, y ya veo a otros en pantalla encabezados por el doctor Alfonso Campo Martínez, quien tiene una buena hoja de vida y excelente trayectoria burocrática, cauda política heredada de su inolvidable padre, Alfonso Campo Soto, de grata recordación, y el reto de superar la labor de Rodolfo, su tío, hasta ahora reconocido como el mejor Alcalde que ha tenido la ciudad.

La movilidad es parte fundamental del buen funcionamiento de los carros y, para ello, con carácter urgente se debe continuar la labor de establecer una sola vía en las carreras y calles que, por el crecimiento del flujo vehicular y algunos negocios establecidos, como Punto Rojo en la calle 10 y Olímpica Estéreo en la carrera 11A, generan hoy trancones monumentales, mientras la presencia de las autoridades de tránsito es nula.

Se acabó el espacio, pero todavía hay mucha tela que cortar para que Valledupar sea ejemplo de cultura ciudadana y la gente que venga se sienta cómoda con el funcionamiento vehicular, en vez de coger rabia porque aquí, en esa materia, lo que hay es un desorden terrible.

Por: José Manuel Aponte Martínez.

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