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Columnista - 16 enero, 2011

El regreso de Uribe

Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO Uribe vuelve a hacer política en las próximas elecciones locales y regionales, su intención, genera impacto en la opinión, en especial de los urifóbicos, quienes no aceptan su liderazgo y desean enviarlo al ostracismo. Lo cierto, es que el ex presidente no quiere perder el protagonismo que le otorgó haber sido […]

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Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO

Uribe vuelve a hacer política en las próximas elecciones locales y regionales, su intención, genera impacto en la opinión, en especial de los urifóbicos, quienes no aceptan su liderazgo y desean enviarlo al ostracismo. Lo cierto, es que el ex presidente no quiere perder el protagonismo que le otorgó haber sido el líder que le cambió el rumbo Colombia y que constituye un factor real de poder.
Pero más allá de lo que pueda representar el ex mandatario antioqueño, hay varios factores a analizar, porque hasta como ex presidente, optó por un camino más expuesto públicamente y – por ende-, con un mayor riesgo de ser derrotado que estar tras bambalinas o fuera del país. Uribe siempre ha marcado diferencias con sus antecesores, que sólo se dedicaron a criticar y a recibir la pensión.
Recordemos que los líderes políticos exitosos, viven para ejercer poder y mantener influencia en la vida pública. Uribe conceptúa que un ex presidente puede ser más útil;  además sabe que no puede alejarse de la arena política, por que sus enemigos son muy poderosos y no descansaran hasta inculparlo de lo divino y lo humano; menos, con una persecución judicial en marcha; por eso trata de equilibrar las cargas con el actual presidente Santos, que gobierna con agenda propia, y pudiéramos decir, antiuribista y más liberal.
No se puede negar el enfrentamiento que existe entre ambos, aunque almuercen bandeja paisa y se integren con sus esposas en la hacienda de Rionegro, hay contrariedades de por medio, especialmente de Uribe, por el nombramiento de Vargas Lleras, una bofetada certera; la situación con el ministro de agricultura, Juan Camilo Restrepo, otro detonante y por ultimo, la conciliación con Chávez y lo que representa, consentir que los terroristas de las Farc sigan resguardados en Venezuela.
Uribe responde y se le mete al rancho, decide que la mejor forma de tratar a Santos es haciendo política, sin enfrentarlo, jugando con las mismas armas, la hipocresía y el doble discurso; para tal efecto, creó los talleres de liderazgo democrático, con el fin de buscar candidatos y recuperar hegemonía para fortalecer al partido la U, que aspira a tener la mayor parte de los escaños de las corporaciones locales, y – de paso- frenar las ambiciones del actual mandatario, que persiste en su idea de fortalecer al partido liberal, fusionándolo con Cambio Radical, acudiendo al cuento de la unidad nacional, con la posibilidad real de convertirse en la primera fuerza del país, desplazando y debilitando a la U, el partido que lo avaló. En definitiva, Uribe es un líder de apuestas arrojadas y quiere corroborar su vigencia, consolidado una corriente política, el tiempo dirá si gana o la gente le dice adiós.

Estocada:
La situación de Silvestre Dangond, fuente de encendidos debates es vergonzosa; muchos afirman que las personas de mucho talento pueden caer con más facilidad en la vanidad o la egolatría, esas actitudes no son cuestión de mucho o poco talento, más bien son un problema de sentido común. Es más, podría incluso decir que revelan, en cierta manera, poca cabeza. Tanto talento y tan poca educación, nada es completo en esta vida. ¿Por qué será que los nuevos ricos, se creen dioses llevados por la petulancia y la soberbia? Que horror lo de Patillal, pero es peor la actitud de algunos, incluido los padres del niño en cuestión, que lo defienden, argumentando que es una guerra de costeños contra cachacos, de RCN contra Caracol, y que es una cultura, de pronto tienen razón, es una cultura de la gente que no tiene cultura.

[email protected]

Columnista
16 enero, 2011

El regreso de Uribe

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jacobo Solano Cerchiaro

Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO Uribe vuelve a hacer política en las próximas elecciones locales y regionales, su intención, genera impacto en la opinión, en especial de los urifóbicos, quienes no aceptan su liderazgo y desean enviarlo al ostracismo. Lo cierto, es que el ex presidente no quiere perder el protagonismo que le otorgó haber sido […]


Por: JACOBO SOLANO CERCHIARO

Uribe vuelve a hacer política en las próximas elecciones locales y regionales, su intención, genera impacto en la opinión, en especial de los urifóbicos, quienes no aceptan su liderazgo y desean enviarlo al ostracismo. Lo cierto, es que el ex presidente no quiere perder el protagonismo que le otorgó haber sido el líder que le cambió el rumbo Colombia y que constituye un factor real de poder.
Pero más allá de lo que pueda representar el ex mandatario antioqueño, hay varios factores a analizar, porque hasta como ex presidente, optó por un camino más expuesto públicamente y – por ende-, con un mayor riesgo de ser derrotado que estar tras bambalinas o fuera del país. Uribe siempre ha marcado diferencias con sus antecesores, que sólo se dedicaron a criticar y a recibir la pensión.
Recordemos que los líderes políticos exitosos, viven para ejercer poder y mantener influencia en la vida pública. Uribe conceptúa que un ex presidente puede ser más útil;  además sabe que no puede alejarse de la arena política, por que sus enemigos son muy poderosos y no descansaran hasta inculparlo de lo divino y lo humano; menos, con una persecución judicial en marcha; por eso trata de equilibrar las cargas con el actual presidente Santos, que gobierna con agenda propia, y pudiéramos decir, antiuribista y más liberal.
No se puede negar el enfrentamiento que existe entre ambos, aunque almuercen bandeja paisa y se integren con sus esposas en la hacienda de Rionegro, hay contrariedades de por medio, especialmente de Uribe, por el nombramiento de Vargas Lleras, una bofetada certera; la situación con el ministro de agricultura, Juan Camilo Restrepo, otro detonante y por ultimo, la conciliación con Chávez y lo que representa, consentir que los terroristas de las Farc sigan resguardados en Venezuela.
Uribe responde y se le mete al rancho, decide que la mejor forma de tratar a Santos es haciendo política, sin enfrentarlo, jugando con las mismas armas, la hipocresía y el doble discurso; para tal efecto, creó los talleres de liderazgo democrático, con el fin de buscar candidatos y recuperar hegemonía para fortalecer al partido la U, que aspira a tener la mayor parte de los escaños de las corporaciones locales, y – de paso- frenar las ambiciones del actual mandatario, que persiste en su idea de fortalecer al partido liberal, fusionándolo con Cambio Radical, acudiendo al cuento de la unidad nacional, con la posibilidad real de convertirse en la primera fuerza del país, desplazando y debilitando a la U, el partido que lo avaló. En definitiva, Uribe es un líder de apuestas arrojadas y quiere corroborar su vigencia, consolidado una corriente política, el tiempo dirá si gana o la gente le dice adiós.

Estocada:
La situación de Silvestre Dangond, fuente de encendidos debates es vergonzosa; muchos afirman que las personas de mucho talento pueden caer con más facilidad en la vanidad o la egolatría, esas actitudes no son cuestión de mucho o poco talento, más bien son un problema de sentido común. Es más, podría incluso decir que revelan, en cierta manera, poca cabeza. Tanto talento y tan poca educación, nada es completo en esta vida. ¿Por qué será que los nuevos ricos, se creen dioses llevados por la petulancia y la soberbia? Que horror lo de Patillal, pero es peor la actitud de algunos, incluido los padres del niño en cuestión, que lo defienden, argumentando que es una guerra de costeños contra cachacos, de RCN contra Caracol, y que es una cultura, de pronto tienen razón, es una cultura de la gente que no tiene cultura.

[email protected]