Han pasado siete años y quince días desde aquel diez de enero en donde el ‘Yanca’ prometió que ayudaría a aquellos amigos que habían acompañado al entonces alcalde ‘Tuto’.
Han pasado siete años y quince días desde aquel diez de enero en donde el ‘Yanca’ prometió que ayudaría a aquellos amigos que habían acompañado al entonces alcalde ‘Tuto’ y por supuesto como todo lo hecho por el alcalde fue una completa mentira y un teatro; se podrán imaginar el nivel de frustración, rabia, impotencia y deseos de venganza que llegó a mi mente, (lo de venganza es en sentido figurado).
Y llegó 2019, el primer soldado que estaba listo para hacerle una campaña “en contra de” era yo y mis cuatro gatos que me han acompañado desde entonces, así que esperamos pacientemente a que se decantaran las candidaturas para apoyar al que sería el contrincante del equipo del ‘Tuto’, confieso que hasta aquí tenía un pensamiento de revancha, no pensaba en el daño que le estaba haciendo a la ciudad ni en lo que estaba construyendo, deseaba con todas mis fuerzas que perdieran las elecciones, hasta dónde puede llegar el nivel de irresponsabilidad de alguien que antepone sus bajos instintos por encima del bien general, meaculpo.
Para ser honestos no conocía al joven candidato en ese momento José Santos Castro González, solo tenía como referencia que había sido concejal y diputado, mucho menos sabía que era el candidato del senador José Alfredo Gnecco y de la casa Gnecco y según pude saber también recibió apoyo de la casa Char de Barranquilla, con esos apoyos le dije a mi equipo: ¡tenemos candidato! busqué y busqué la manera de tener una reunión privada con el entonces candidato lo cual se dio, llevé a la guardia pretoriana de mi equipo y sellamos un pacto de caballeros con foto incluida, era tal mi deseo que ese muchacho ganara que dejé literal la sangre en la arena.
Vinieron más reuniones, adhesiones, apoyos por doquier, se fueron sumando cada día más y más decepcionados de la administración de “La familia primero” que como yo sentían que el ‘Tuto’ había traicionado no solo a sus electores sino a toda una ciudad, su condición megalómana, sus descarados actos de corrupción y la traición a su propia palabra y el haber usado a Dios como excusa para apalancar un proyecto político, hicieron que esa causa sumara muchas personas.
El último acto para sellar esa alianza entre los cuatro gatos de Eloy y el “Mello Va”, lo hicimos en una iglesia cristiana con la bendición de un pastor donde prácticamente lo ungimos ya como el alcalde de la ciudad, con la fuerza divina de nuestro lado, con los pactos de caballeros sellados con fotos de múltiples reuniones como testigo y esa fuerza de venganza corriendo por nuestras venas, nos entregamos a esa campaña para elegir al joven Castro González, ese 27 de octubre de 2019, 1.074 almas de carne y hueso depositaron su voto por el candidato José Santos Castro González hoy Mello Castro, alcalde de Valledupar.
Como por supuesto no esperaba nada en lo personal, pues mi deseo de venganza estaba consumado, al menos esperaba que lo hiciera por la ciudad; su extrema juventud sumado a su inmadurez para semejante responsabilidad hizo que tres años se pasaran en vano y deja la ciudad con los peores indicadores sociales, administrativos, de desempleo, informalidad, inflación y la peor ola de inseguridad jamás vista; al carecer del liderazgo necesario hizo que gobernara para sus financiadores y sus padrinos políticos lo cual en el futuro le acarrearán serios líos jurídicos, pues al parecer y según investigaciones de la prensa, las obras como el Sena étnico, la nueva plaza para vendedores ambulantes y el ecoparque lineal tienen cuestionamientos que pueden desembocar en investigaciones fiscales, disciplinarias y penales.
Cuando leí la columna que le publicó este prestigioso diario con el título “Soy responsable” y donde torpemente trata de mostrar algo de gestión en algunas acciones de gobierno, generó el efecto contrario, supe que así como yo por un deseo de revancha en contra del gobierno anterior, le habíamos entregado a la ciudad el peor alcalde de todos los tiempos y pude identificarme con su columna ¡Somos unos irresponsables!
Y aquí estoy de nuevo, mucho más maduro, pensando en lo que la ciudad necesita, sin pasiones, sin revanchas, y sin deseos de venganza apuntando a quien pueda ser el próximo mandatario, y ojo que siempre le pongo el ojo a los ganadores ¡Yo veré!
Por Eloy Gutiérrez Anaya
Han pasado siete años y quince días desde aquel diez de enero en donde el ‘Yanca’ prometió que ayudaría a aquellos amigos que habían acompañado al entonces alcalde ‘Tuto’.
Han pasado siete años y quince días desde aquel diez de enero en donde el ‘Yanca’ prometió que ayudaría a aquellos amigos que habían acompañado al entonces alcalde ‘Tuto’ y por supuesto como todo lo hecho por el alcalde fue una completa mentira y un teatro; se podrán imaginar el nivel de frustración, rabia, impotencia y deseos de venganza que llegó a mi mente, (lo de venganza es en sentido figurado).
Y llegó 2019, el primer soldado que estaba listo para hacerle una campaña “en contra de” era yo y mis cuatro gatos que me han acompañado desde entonces, así que esperamos pacientemente a que se decantaran las candidaturas para apoyar al que sería el contrincante del equipo del ‘Tuto’, confieso que hasta aquí tenía un pensamiento de revancha, no pensaba en el daño que le estaba haciendo a la ciudad ni en lo que estaba construyendo, deseaba con todas mis fuerzas que perdieran las elecciones, hasta dónde puede llegar el nivel de irresponsabilidad de alguien que antepone sus bajos instintos por encima del bien general, meaculpo.
Para ser honestos no conocía al joven candidato en ese momento José Santos Castro González, solo tenía como referencia que había sido concejal y diputado, mucho menos sabía que era el candidato del senador José Alfredo Gnecco y de la casa Gnecco y según pude saber también recibió apoyo de la casa Char de Barranquilla, con esos apoyos le dije a mi equipo: ¡tenemos candidato! busqué y busqué la manera de tener una reunión privada con el entonces candidato lo cual se dio, llevé a la guardia pretoriana de mi equipo y sellamos un pacto de caballeros con foto incluida, era tal mi deseo que ese muchacho ganara que dejé literal la sangre en la arena.
Vinieron más reuniones, adhesiones, apoyos por doquier, se fueron sumando cada día más y más decepcionados de la administración de “La familia primero” que como yo sentían que el ‘Tuto’ había traicionado no solo a sus electores sino a toda una ciudad, su condición megalómana, sus descarados actos de corrupción y la traición a su propia palabra y el haber usado a Dios como excusa para apalancar un proyecto político, hicieron que esa causa sumara muchas personas.
El último acto para sellar esa alianza entre los cuatro gatos de Eloy y el “Mello Va”, lo hicimos en una iglesia cristiana con la bendición de un pastor donde prácticamente lo ungimos ya como el alcalde de la ciudad, con la fuerza divina de nuestro lado, con los pactos de caballeros sellados con fotos de múltiples reuniones como testigo y esa fuerza de venganza corriendo por nuestras venas, nos entregamos a esa campaña para elegir al joven Castro González, ese 27 de octubre de 2019, 1.074 almas de carne y hueso depositaron su voto por el candidato José Santos Castro González hoy Mello Castro, alcalde de Valledupar.
Como por supuesto no esperaba nada en lo personal, pues mi deseo de venganza estaba consumado, al menos esperaba que lo hiciera por la ciudad; su extrema juventud sumado a su inmadurez para semejante responsabilidad hizo que tres años se pasaran en vano y deja la ciudad con los peores indicadores sociales, administrativos, de desempleo, informalidad, inflación y la peor ola de inseguridad jamás vista; al carecer del liderazgo necesario hizo que gobernara para sus financiadores y sus padrinos políticos lo cual en el futuro le acarrearán serios líos jurídicos, pues al parecer y según investigaciones de la prensa, las obras como el Sena étnico, la nueva plaza para vendedores ambulantes y el ecoparque lineal tienen cuestionamientos que pueden desembocar en investigaciones fiscales, disciplinarias y penales.
Cuando leí la columna que le publicó este prestigioso diario con el título “Soy responsable” y donde torpemente trata de mostrar algo de gestión en algunas acciones de gobierno, generó el efecto contrario, supe que así como yo por un deseo de revancha en contra del gobierno anterior, le habíamos entregado a la ciudad el peor alcalde de todos los tiempos y pude identificarme con su columna ¡Somos unos irresponsables!
Y aquí estoy de nuevo, mucho más maduro, pensando en lo que la ciudad necesita, sin pasiones, sin revanchas, y sin deseos de venganza apuntando a quien pueda ser el próximo mandatario, y ojo que siempre le pongo el ojo a los ganadores ¡Yo veré!
Por Eloy Gutiérrez Anaya