Hay un nuevo orden en la tierra que nos compromete a implementar acciones que nos permitan responder al campo y su sostenibilidad debido a que el mundo demanda más alimentos, pero los suelos cada día ofrecen menos posibilidades de producirlos de manera espontánea debido a la sobreutilización y mal manejo que hicimos de estos desde […]
Hay un nuevo orden en la tierra que nos compromete a implementar acciones que nos permitan responder al campo y su sostenibilidad debido a que el mundo demanda más alimentos, pero los suelos cada día ofrecen menos posibilidades de producirlos de manera espontánea debido a la sobreutilización y mal manejo que hicimos de estos desde que “modernizamos” la formas de explotación de la tierra, que no fue otra que la utilización de implementos agrícolas que deformaron la estructura del suelo que estaba perfectamente constituida para producir.
Así como lo afectamos físicamente también su composición química esta disturbada ante la aplicación abusiva de fertilizantes inorgánicos derivados del petróleo que en Colombia siempre son costosos, así el precio del crudo baje como ocurre hoy.
Si bien hemos avanzado en biotecnología logrando producir granos enriquecidos con vitaminas, igualmente logramos a través de la transgénesis la creación de materiales resistentes a ciertas plagas y al efecto de herbicidas (aunque aún falta reglamentación), hemos dejado atrás nuestra verdadera vocación de realizar cultivos tropicales por esa equivocada política agrícola y la misma educación impartida desde las universidades que impusieron la agricultura de zona templada y la nueva revolución agroquímica como paradigma (recuerden la revolución verde) impulsando el monocultivo que es un error grave para el medio ecuatorial de alta biodiversidad.
El cambio climático nos obliga a hacer un análisis de lo que fue y debe hacerse porque estamos obligados a establecer una agricultura que sea amigable con el medio ambiente y una ganadería reglamentada dentro de un sistema silvopastoril como modelo único. La protección de las cuencas de nuestros numerosos ríos debe ser prioridad creando un plan de ordenamiento territorial que incluya en todos los presupuestos departamentales y municipales recursos que permitan su recuperación y así no tengamos que ver en invierno las fuertes riadas y en verano el deprimente estado de ríos secos que antes nunca lo fueron.
Estamos obligados con la tierra, de ella dependemos, entonces debemos ser proactivos aprovechando nuestras fortalezas porque tenemos el compromiso social de implementar acciones de mitigación, para frenar o retardar lo que ya se ve venir, para ir adaptando nuestros cultivos a condiciones extremas, esto con investigación y materiales nativos, dada la vulnerabilidad de nuestra agricultura y del recurso hídrico. Somos la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Cesar, Asiace, la ingeniería creadora de vida y es por eso que necesitamos reflexionar sobre el pasado reciente y el mejor homenaje que podemos hacernos en nuestro día es seguir luchando unidos con los productores agropecuarios para lograr la independencia alimenticia y la sostenibilidad del campo.
*[email protected]
Hay un nuevo orden en la tierra que nos compromete a implementar acciones que nos permitan responder al campo y su sostenibilidad debido a que el mundo demanda más alimentos, pero los suelos cada día ofrecen menos posibilidades de producirlos de manera espontánea debido a la sobreutilización y mal manejo que hicimos de estos desde […]
Hay un nuevo orden en la tierra que nos compromete a implementar acciones que nos permitan responder al campo y su sostenibilidad debido a que el mundo demanda más alimentos, pero los suelos cada día ofrecen menos posibilidades de producirlos de manera espontánea debido a la sobreutilización y mal manejo que hicimos de estos desde que “modernizamos” la formas de explotación de la tierra, que no fue otra que la utilización de implementos agrícolas que deformaron la estructura del suelo que estaba perfectamente constituida para producir.
Así como lo afectamos físicamente también su composición química esta disturbada ante la aplicación abusiva de fertilizantes inorgánicos derivados del petróleo que en Colombia siempre son costosos, así el precio del crudo baje como ocurre hoy.
Si bien hemos avanzado en biotecnología logrando producir granos enriquecidos con vitaminas, igualmente logramos a través de la transgénesis la creación de materiales resistentes a ciertas plagas y al efecto de herbicidas (aunque aún falta reglamentación), hemos dejado atrás nuestra verdadera vocación de realizar cultivos tropicales por esa equivocada política agrícola y la misma educación impartida desde las universidades que impusieron la agricultura de zona templada y la nueva revolución agroquímica como paradigma (recuerden la revolución verde) impulsando el monocultivo que es un error grave para el medio ecuatorial de alta biodiversidad.
El cambio climático nos obliga a hacer un análisis de lo que fue y debe hacerse porque estamos obligados a establecer una agricultura que sea amigable con el medio ambiente y una ganadería reglamentada dentro de un sistema silvopastoril como modelo único. La protección de las cuencas de nuestros numerosos ríos debe ser prioridad creando un plan de ordenamiento territorial que incluya en todos los presupuestos departamentales y municipales recursos que permitan su recuperación y así no tengamos que ver en invierno las fuertes riadas y en verano el deprimente estado de ríos secos que antes nunca lo fueron.
Estamos obligados con la tierra, de ella dependemos, entonces debemos ser proactivos aprovechando nuestras fortalezas porque tenemos el compromiso social de implementar acciones de mitigación, para frenar o retardar lo que ya se ve venir, para ir adaptando nuestros cultivos a condiciones extremas, esto con investigación y materiales nativos, dada la vulnerabilidad de nuestra agricultura y del recurso hídrico. Somos la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Cesar, Asiace, la ingeniería creadora de vida y es por eso que necesitamos reflexionar sobre el pasado reciente y el mejor homenaje que podemos hacernos en nuestro día es seguir luchando unidos con los productores agropecuarios para lograr la independencia alimenticia y la sostenibilidad del campo.
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